GetMAD! (Varias salas) Madrid 15/09/18

 Como veníamos comentando, el festival madrileño organizado por Holy Cuervo, ha centrado una vez más su atención en géneros musicales como: el punk, psicodelia, hard rock o el stoner. Un encuentro decididamente urbano, que se ha celebrado en cinco salas emblemáticas de Madrid: El Sol, Boite Live, Sala But, Changó y Wurlitzer Ballroom.

Por nuestra parte. Hemos cubierto lo tocante al sábado 15. El día antes, según la mayoría de los comentarios, las tres grandes actuaciones del festival fueron: The Undertones, The Kik y Shannon and the Clams.

Luna + Spectrum + MelangeSala But

La cita programada por GetMAD! el sábado en la Sala But comenzó con la presencia de Spectrum, o lo que viene siendo lo mismo: el proyecto de Pete «Sonic Boom» Kember. En esta ocasión, el británico apareció acompañando de un guitarrista que resultó ser el complemento idóneo a la hora de rematar con punteos certeros sus propias creaciones. El vocalista contó además con aliados como el teclado y un sinfín de loops y bases pregrabadas para, tirando de todo el arsenal, dar forma a unos ambientes envolventes y tremendamente bien logrados. La manera en la que el ex Spacemen 3 trasladó al directo su space-rock noventero convenció solventemente, y temas como “Lord I Don’t Even Know My Name”, la recuperación del “Big City (Everybody I Know Can Be Found Here)” de su antigua banda, o la apropiación del “Che” de Suicide, motivaron el breve pero intenso y jugosísimo viaje.

El poderoso directo del que hacen gala Melange comienza a ser un secreto a voces, sobre todo en el ámbito de su ciudad. El resto seguramente se vio sorprendido por la muestra, equilibrada e imparable, de músculo y virtuosismo que los madrileños muestran sobre las tablas. El quinteto presentaba en casa las canciones de su tercer disco, “Viento Bravo” (Discos Tere, 18), y ofreció una actuación arrasadora con multitud de milimétricos cambios de ritmo y canciones tan incuestionables como “Río Revuelto”, “Solera” o “Ruinas”. Su rock deudor de los 70 y regusto a progresivo cuenta también con puntuales elementos flamencos e incluso exóticos y, al contacto con la emoción del directo, confluye en una experiencia penetrante, en ocasiones evocadora y por momentos incluso violentada. Sin duda una banda en estado de gracia, perpetrada con fuerte personalidad estilística y en donde cada miembro aporta una parte esencial (y palpable) de su talante.

El plato fuerte de la noche eran Luna, que regresaban a la ciudad menos de un año después de su anterior visita. En realidad poco importa cuántas veces se haya disfrutado del directo del cuarteto ni cuán conocidas sean ya sus virtudes sobre un escenario, porque el grupo norteamericano siempre consigue asombrar a cada nueva visita. Un logro que se desprende de su precisión ejecutiva, pero también de un repertorio inmaculado que se antoja como el más elegante de todos los 90 a aquel lado del charco. La de la capital era la última fecha de una extensa gira que les ha llevado por buena parte de nuestra geografía, y puede que el cansancio y la ilusión ya no fuesen los mismos que hace un par de semanas. Pero, sin siquiera llegar a alcanzar su mejor nivel, lo cierto es que Dean Wareham, Sean Eden, Britta Phillips y Lee Wall dejaron a su paso otra imborrable muestra de clase y distinción.

La formación obvió su última referencia –el disco de versiones “A Sentimental Education” (Double Feature, 17)–, para apostar por una hora de éxitos propios (y por lo visto incorruptibles ante el paso del tiempo) y un par de revisiones ajenas tan clásicas en su repertorio que ya parecen tener en propiedad. Entre las elegidas destacaron “Malibu Love Nest”, “23 Minutes in Brussels”, “Bewitched”, “California (All The Way)”, o la final “Friendly Advice”, además del “Indian Summer” de Beat Happening y esa “Bonny & Clyde” popularizada por Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot. El grupo fue empacando su sonido con el paso de los minutos, hasta que la complicidad entre las guitarras de Wareham y Wall resultaba espectacular y la sección rítmica lucía tan concisa como siempre. Una actuación demasiado corta que evidentemente dejó con ganas de más, pero con la que Luna lograron dibujar otra sonrisa cómplice y algo nostálgica en ese público mayoritariamente cuarentón que los sigue adorando.

Raúl Julián (fotos Fernando del Río)

Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs Pigs – Sala Changó

La joven banda de Newcastle venia dispuesta a que no pareciera la temprana hora de las 19:00, aún con una sala Changó a medio gas, y así lo hicieron desde el primer golpe al bombo de la batería. Pigs… son una banda difícil de clasificar, al menos en lo tocante a géneros musicales, eso es indudable, lo que es más fácil de saber es que estos jovenzuelos británicos gustan de darle a la “zapatilla” desde el comienzo de sus sets.

Ataviados con una indumentaria más propia de una banda de surf que de una de stoner metal, lo que nos lleva a pensar que las nuevas generaciones cada vez se ocupan más del contenido musical que del continente, Pigs… dieron todo un recital de: doom, stoner, metal e incluso hardcore, dejándose la piel sobre el escenario, como si ahí fuera, en el mundo exterior, todo estuviera a punto de acabar. La mayoría del peso de la banda en lo tocante al aspecto visual e interacción con el público, recae sobre la figura del cantante, un Mat Baty, que ha nacido para ser un frontman con voz de las cavernas.

Su corto, pero efectivo set estuvo gobernado por riffs mastodónticos y cambios de ritmos al borde de la locura, centrándose en su último trabajo, King of Cowards (Rocket Recordings 2018). Un concierto sin una sola fisura y ajeno a tiempos muertos e innecesarios. ¡Rock and Roll!

Fernando del Río (texto y fotos)

Jardín de la Croix – Sala Changó

No cabe duda de que el rock instrumental está en alza en los tiempos que corren, ya bien sea entre grupos de post rock, psicodelia, metal u otros estilos, son cada vez más las bandas que optan por contar historias únicamente con su música. Así mismo los adeptos a este tipo de artistas cada vez son más, habiendo ya festivales especializados y acólitos del género que demandan más sonido y menos vocales.

Los madrileños Jardín de la Croix son una banda ya veterana en estos asuntos y así lo demuestran sus discos y trayectoria, tan conocida en lugares como Reino Unido, Francia y Portugal, como por aquí. Su directo se sustentó a partes iguales en atmosferas progresivas, como en contundencia sonora, basándose ampliamente en su último trabajo; Circadia (Aloud Records 2016), haciendo un set altamente disfrutable, algo que no siempre pueden decir bandas de este tipo.

Y aunque es inevitable acordarse de sus amigos Toundra, lo cierto es que Jardín de la Croix imprimen un sello personal y único a su cancionero y directos, elevando el “post metal” instrumental a terrenos pocas veces pisados. No dudéis en ir a verlos en directo si tenéis oportunidad, aunque no seáis aficionados a las bandas instrumentales, merece la pena disfrutar de unos músicos tan bien compenetrados.

Fernando del Río (texto y fotos)

The Picture Books – Sala Changó

Con un planteamiento radicalmente opuesto a la anterior banda, saltaron al escenario el dúo alemán The Picture Books, que armados únicamente con una guitarra electroacústica y una batería con los mínimos elementos, arrasaron la renovada sala Changó. The Picture Books, que comenzaron siendo un trío, han reducido su agrupación a la mínima expresión, prescindiendo de bajos y cualquier otro instrumento.

Rápidamente se hicieron dueños del escenario, con su “espídico” blues con clara ascendencia stoner rock, comenzando con uno de sus hits: “PCH Diamond”, para continuar con otros trallazos como “Your Kisses Burnl Like Fire” o “Wardance”. Fue increíble ver como dos tipos con una puesta en escena tan escueta y una instrumentación tan simple, pueden dotar a su directo de una amalgama de sonidos tan dispares.

Todo un espectáculo ver al batería Philipp Mirtschink aporreando sus tambores con diferentes tipos de baquetas, mazos y otro sinfín de artilugios, mientras el cantante y guitarrista Fynn Grabke se dedicaba a “dibujar” paisajes sonoros desérticos y abruptos, unas veces con el Steel Guitar y otras con sus dedos. Para el final: “Bad Habits Die Hard”, “The Rabbit and the Wolf” y otro tema que, en su pletórico desenlace, no acabé de distinguir. Apabullantes.

Fernando del Río (texto y fotos)

Crippled Black Phoenix – Sala Changó

Si con los anteriores el escenario tenía huecos libres, en este caso, con el supergrupo Crippled Black Phoenix, no había ni un metro cuadrado libre del mismo. Un total de ocho componentes, contando: dos teclados, bajista, batería, tres guitarras y una cantante, conforman esta banda de veras inclasificable. Digo sin miedo a exagerar que, los británicos son una de las cosas más extrañas y “extravagantes” (esto último sin afán de denostar a la banda) que uno ha podido ver en directo. ¿Se imaginan a unos Jefferson Airplane demasiado pasados de ácidos y como si hubieran descubierto a My Chemical Romance, mientras pasan por allí Neurosis? Pues algo así.

Sin duda Crippled Black Phoenix son toda una experiencia en directo, para la bueno y lo malo, prueba de ello fue observar como parte del público no aguantó todo el concierto entero. Y es que no son nada asequibles para todo tipo de oídos, las canciones de más de diez minutos tampoco ayudan.

Los que nos atrevimos a quedarnos pudimos disfrutar de un directo compacto, energético y con multitud de matices. Canciones como “Champions of Disturbance”, “No Fun”, “No!” o “Human Nature Dictates”, rompieron tímpanos sin ninguna piedad y lograron hacer temblar los cimientos de la sala Changó. Apoteósico, a la par que extraño, final para el GetMAD!

Fernando del Río (texto y fotos)

 

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