John Peel: ¿Murió la radio? homenaje al locutor más recordado

El  26 de octubre de 2004 nos llegaba la fatal noticia del fallecimiento de uno de los iconos musicales de nuestra era: John Peel.

A mi juicio, el que fue sin lugar a dudas el crítico musical más influyente e importante a nivel independiente de las últimas décadas. Ha sido pues, como puede suponerse, tremenda la conmoción sufrida por la escena musical no sólo británica, sino también internacional.

Me propongo con este artículo hacer simplemente una breve, fragmentaria y desordenada semblanza del personaje, pero sobre todo del ser humano en cuestión. Quiero con estas palabras aportar algo que sirva de humilde y pequeño homenaje a quien ha sido una de las dos personas que más profundamente han impactado e influido en mí desde el punto de vista musical.

Su mítico programa radiofónico musical en Radio One (tenía otro espacio también delicioso en Radio 4 llamado “Home Truths”) era de un eclecticismo sorprendente y en él se abordaba con naturalidad poco común una increíble diversidad de estilos. Uno podía encontrarse desde piezas de jazz de los años 30 al indie más turbulento, desde el reggae menos conocido a estilos como el death metal o la música electrónica, desde incunables del swing o del bebop al folk más interesante de los últimos tiempos. En definitiva su programa era un compendio de lo que en su opinión era la música más interesante del último siglo. Cuando uno se disponía a sintonizar su programa siempre tenía la certeza de que se aprestaba a oír algo especial, de que descubriría algo nuevo, diferente y excitante. Tal era el poder arrollador de su selección musical pero sobre todo, de sus comentarios.

Proverbial era su falta de habilidad en el manejo de la tecnología, su torpeza en el uso de los aparatos (para quien no lo sepa, enRadio One los locutores deben realizar simultáneamente las labores de control de sonido). Con frecuencia erraba la velocidad de los singles, se equivocaba con canciones y artistas, daba paso a las noticias en momento inadecuado, confundía los jingles, etc… Todo ello confería a su espacio radiofónico un halo de sugerente amateurismo, algo impensable dentro del gigantesco entramado mediático que representa la BBC.

Aun así, para darse cuenta del prestigio y la trascendencia de John Peel dentro de Radio One y por ende de la BBC, podría mencionarse quizás a modo de ejemplo un detalle significativo; a lo largo de los últimos años de emisión de su programa, la BBC desplazaba frecuentemente una unidad móvil a la propia casa de Mr.Peel (cerca de Stowmarket, condado de Suffolk) para que emitiera desde allí y no tuviera que desplazarse a Londres.

Escuché cientos de sus programas y evidentemente no puedo decir ahora (sería engañarme a mí mismo) que me gustara el 100% de la música que nos ofrecía, pero sí que uno tenía la convicción de que (al contrario que con la mayoría de otros espacios radiofónicos), nada de lo que ocurría en su programa de radio era gratuito, inútil o superficial. Uno tenía la certeza de que ni un solo segundo de sus emisiones era tiempo desperdiciado. Su voz grave, seca, rotunda y embriagadora, sus comentarios chispeantes, nunca previsibles te mantenían permanentemente enganchado. Era además un genial contador de historias y de anécdotas, con las que salpicaba ocasionalmente sus siempre interesantes comentarios musicales. Sus monólogos, no sólo en su habitual radio show musical nocturno sino también (no olvidemos), en “Home Truths”,el programa que realizaba para la Radio 4, estaban llenos de ingenio y de inteligencia. Tenía un especial modo de dirigirse al oyente, un estilo ajustado, afinado, respetuoso, cercano, cálido, exento de vanidad y de extravagancia. Escucharle era una auténtica delicia. Tenía un estilo inimitable, único en su clase. Sus conocimientos musicales eran oceánicos, su inteligencia fascinante, su fluidez verbal sorprendente, y tenía el extraño don de poner todo en su justa y correcta perspectiva.

Como profesional de los medios de comunicación era todo un ejemplo. Su entusiasmo permanente por la nueva música a pesar del paso de los años se mantuvo incólume. Toda su admirable labor profesional está impregnada de convicción y determinación, de compromiso vital, de integridad, de férrea independencia. Era incisivo, inteligente, irónico, divertido, imaginativo, vibrante. Era un hombre de una gran personalidad que tenía un descomunal talento para la radio, que desbordaba carisma. Era alguien de exquisito gusto personal, de gran criterio, que tuvo el coraje y la valentía de defender hasta la extenuación el talento emergente y la música en la que firmemente creía dentro de un monstruo mediático como la BBC.

Durante generaciones modeló gustos, conformó criterios e influyó de forma decisiva en nuestro devenir musical, pero sin proponérselo, de modo inconsciente. Él deseaba únicamente dar cabida en su programa a bandas, artistas y sonidos que le entusiasmaban con la pasión de un adolescente sin querer asumir el papel trascendental e histórico que todos le asignábamos. Abstraído de la parafernalia de la industria discográfica y del oropel vacuo, se sentía incluso ligera y secretamente avergonzado de su fama y prestigio. Todo lo que hacía en su trabajo destilaba un vitalismo contagioso y a través del mismo siempre dejaba traslucir su pasión por las tres cosas que quizás él más amaba: su familia, la música, y el Liverpool FC. Evidentemente fue un espejo en el que intentamos mirarnos muchos de los que tratamos hacer radio de forma mínimamente digna.

Pero sus programas de radio no eran ni más ni menos que un mero reflejo de lo que era como persona. Un individuo en el que no había ni un solo signo de presunción, ni un asomo de vanidad. No cayó nunca en la superficialidad o en la frivolidad, ni en su trato personal ni en su labor profesional. Sobre todas las cosas era una persona modesta, decente, considerada, amable, tímida, honrada, coherente, ligeramente cínica, divertida, inteligente, irónica. Alguien que llevaba con enorme naturalidad y humildad el ser el mejor en lo que hacía.

En un mundo donde cualquier idiota es adjetivado como héroe y la palabra genio se aplica a cualquier mediocre, John Peel en mi opinión sí era alguien verdaderamente digno de admiración, una persona sencilla con un tremendo entusiasmo por lo que hacía, y con una integridad personal indestructible. No sólo se le admiraba por su enorme contribución a la música sino también por su equilibrada y pragmática visión de la vida, su ingenio, sentido del humor, su honestidad, sinceridad, sensibilidad y amplitud de miras.

Perdonad que os cuente una anécdota personal que sirva a modo de ilustración de todo esto… Si no recuerdo mal fue a finales del mes de Agosto de 1997 cuando tuve la oportunidad de acudir a la BBC como un fan cualquiera para conocer personalmente a John Peel y estar junto a él en la Yalding House (edificio radiofónico londinense de la BBC). Previamente, unos días antes, me habían confirmado por carta que podía acudir allí y me adjuntaban un número telefónico al que debía llamar una vez que estuviera en Londres.

A la vuelta de la edición de ese año del Reading Festival y cuando me encontraba ya en la capital inglesa llamé a dicho número telefónico esperando dialogar con 40 secretarias con el fin de conseguir el definitivo permiso para acceder al edificio en cuestión. Sorprendentemente descolgó el teléfono directamente alguien cuya voz ya me era familiar desde hacía tiempo, la voz del mismísimoJohn Peel quien había facilitado su número personal a un español desconocido que ansiaba estrechar su mano. Logré balbucear algunas palabras y quedamos con él para esa misma tarde.

Pudimos, pues, contemplar cómo realizaba el programa y su capacidad de improvisación (en sus guiones únicamente aparecía el listado de canciones correspondiente con una información escasa: artista, nombre de la canción y duración del tema). Recuerdo que el grupo que tenía en sesión era Stony Sleep (pedazo de banda), recuerdo que entre su selección musical aparecían grupos descomunales como Done Lying Down o Wedding Present.

 

Recuerdo que la amable productora del programa nos regaló unas camisetas de la BBC. Recuerdo que nos hicimos unas fotos con Mr.Peel, las cuales tengo enmarcadas y ocupan lugar preferente en mi habitación. Pero lo que nunca olvidaré, lo que más me impresionó de aquella tarde memorable, fue la humildad y la calidez humana de este auténtico fenómeno. Intimidados y abrumados por el mito (al menos yo), instantáneamente nos hizo sentir cómodos y felices con su sencillez de trato, con su espontaneidad y su naturalidad.

A este maestro de la comunicación le echaremos de menos todos los que amamos la música de verdad. Su ausencia deja un enorme vacío no sólo en la escena musical británica sino, insisto, en toda la escena musical internacional. Podría afirmarse sin temor a equivocarnos que sin él la música que hemos escuchado hasta ahora, la que escuchamos en la actualidad y la que escucharemos en el futuro hubiera sido o sería diferente, quizás no peor ni mejor (eso va en opiniones) pero sí diferente.

 

Es una enorme pérdida, un ser irreemplazable, inolvidable, un monstruo que cambió las formas de hacer radio y modeló con criterio los gustos y preferencias de todos los que le escuchamos alguna vez y con ello, además, cambió seguramente también las perspectivas vitales de todos nosotros. Es quizás el personaje más influyente en la música británica de los últimos 40 años por encima incluso de los Beatles. Era un auténtico caballero y quizás el único crítico musical decente que resistía en la FM convencional.

Ha sido un influencia en el desarrollo y evolución de la música popular contemporánea durante casi cuatro décadas y su contribución a la música y cultura moderna en general es incalculable. Era casi la última esperanza de seguir escuchando radio decente hoy día. Era una voz única y creíble dentro de la mediocre jungla de la radio actual. Una de las escasísimas personas por las cuales merecía la pena seguir escuchando algo de radio. Quizás no sea exagerado decir que con él termina una era dentro de los medios.

 

No sabemos a dónde nos conducirá el estado actual de cosas pero desde luego, ni la radio, ni la crítica musical, ni la propia música será lo mismo a partir de ahora…

Querido John Peel: No tengo dudas de que el mundo es un lugar peor sin usted.

Querido John Peel: Gracias por todo y descanse en paz.

Años después de su fallecimiento, el legado de John Peel sigue muy vigente. Prueba de ello es la increíble web de obligada visita que se creó hace unos años, el John Peel Record Archive, donde pueden consultarse desde algunos de sus programas de radio a su colección de discos, sin olvidar multitud de archivos sonoros, vídeos y más materal.

Igualmente, la BBC mantiene un recomensable espacio para recordar al mítico locutor en su página web.


 

Fernando Pérez Herrero dirigía el programa radio Cielo Líquido, cuando se creó este artículo homenaje, hoy lo mantiene convertido en blog.

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