Kid Congo And The Pink Monkey Birds + Forastero + The Parrots – Sala Charada (Madrid)

A priori empezar tan pronto suponía el añadido de ver tres propuestas distintas entre sí aunque, quizás, con algún que otro elemento en común. Sea como fuere entrar a la sala, con su techo mutante de colores, contrastaba con el nublado que se quedaba pasos atrás al pasar el umbral de la sala.
Encontrarse con The Parrots fue regocijante. Su rock, urgente, gana bastante en directo dejando vías abiertas a un discurso propio que, visto lo visto, no tardará en continuar dando buenos resultados, que van asomando la cabeza en canciones que revelan un buen futuro que depende de ellos solos.
Con Forastero se sentía el estiramiento del sonido para asumir que se convertía en imágenes, imágenes truculentas, de serie negra. La guitarra del eterno buscador Javier Colis, podía ser un reptil en plena cacería o una pantera desbocada sobre una maleza de teclados, contrabajos, saxos y baterías precisos y desafiantes, aunque en algunos momentos el formato de estructura de las canciones fuese similar. Pero eso no restó valor a un quinteto que acertadamente tiene las agallas y los recursos de meterse en terrenos donde vence el que puede.

Mientras el techo de la sala seguía emitiendo destellos de imágenes a lo Tron, el escenario se ajustaba a los equipos de los Pink Monkey Birds que colocaban amplificadores, pedaleras, guitarras, bajo, timbal, bombo, caja y plato. Cada uno llevaba una cazadora que le identificaba con un parche de la banda en la espalda. Uno de ellos era el legendario Brian Tristan, el gran Kid Congo Powers, un tipo mítico que ha formado parte de células tan necesarias como The Cramps, Gun Club o los Bad Seeds de Nick Cave.

Con su gorra de cuero, cazadora gremial, camiseta de beisbol con un «Criminal» en el pecho, colgantes, gafas y su eterno bigotillo a lo John Waters, el brillante Kid Congo empezó un incendio que no tuvo altibajos en todo el tiempo que duró. Con su semi sonrisa de serie b y sus grandes comentarios, el americano abrió el comic del rock´n´roll donde había fantasmas, zumbidos, grasa, vampiresas, alucinaciones y situaciones turbulentas, con absoluto dominio.

«Haunted Head», «Su Su», «Killer Diller», «Conjur Man», «I Don´t Like», «Bubble Trouble» o «LSDC», entre otros puntapiés de rock, garage, surf y punk, sonaron infalibles, resbaladizos, pantanosos y carnales. Pero también nos permitieron ser parte de un universo de ruidos y ritmos que parecían provenir de la mejor ciencia ficción. Esa que sugiriendo, como quien no quiere la cosa, te mete de cabeza en un remolino del que no sales porque sencillamente no te da la gana.

Las buenas bestias de Kid Congo And The Pink Monkey Birds dieron un señor concierto, dándoles a sus instrumentos las descargas necesarias para que estos, echando fuego, quemasen a todos los que enfrente daban sentido a la idea
 

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