Kiko Veneno

Con premios y reconocimientos parece como si quisieran jubilarte, yo lo haré cuando quiera

Por mucho que parezcan debilitar los halagos, los premios y los parabienes en prensa escrita y oída, las conversaciones acerca de la importancia de ciertos músicos y las referencias inexcusables en cualquier tratado sobre rock español de raíces que se precie pasan indudablemente por su nombre. Catalán de nacimiento (nació en Figueras, algo que muchos de sus seguidores más apegados a la tradición hasta le han perdonado) y sevillano de convicción, su vida musical ha transcurrido plagada de anécdotas, encuentros en la cumbre y trabajo constante y sonante, tanto que ahí sigue, recibiendo el enésimo reconocimiento y escribiendo canciones propias que de vez en cuando incluye en discos ajenos, a los que siempre aporta su sello inconfundible, ese duende que jamás le abandonó desde que se atreviera a inaugurar oficialmente la música de fusión en este país grabando junto a los hermanos Amador un disco antológico todavía hoy venerado: Veneno.
Con Kiko, el filósofo de andar por casa, tienen una cita los escenarios del norte de la península, porque antes de cerrar su triunfal gira de (re)presentación del mítico Échate un Cantecito -otro disco imprescindible- paseará su porte rumbero por ciudades como Girona o Lleida, donde a buen seguro intentará contradecir a aquellos que piensan que nadie es profeta en su tierra.
 
Todo un flamante premio de Músicas Actuales, aunque nadie tenga muy claro lo que son esas músicas. Felicidades por este merecidísimo reconocimiento.
Muchísimas gracias. Bueno, más o menos quiere decir «músicas populares», un término un poco temido porque como hay tanta nomenclatura y tantas formas de nombrarlo… Pero viene a ser la música popular, hay dos premios a la música clásica, uno de interpretación y otro de composición, y otros para la música actual: el flamenco, el rock, el pop, la música étnica, todo lo que no sea una música de partitura, como el folk. En fin, todo lo que son las músicas populares.
 
También es una manera de trascender, de dejar tu marca impresa en un palmarés,  lo cual es sinónimo de perdurabilidad y una forma de distinguir una manera de hacer y un curriculum como el tuyo. No hace mucho afirmabas, no sin razón, que en treinta años a David Guetta y ese tipo de artistas no los recordaría nadie.
Sí. Hombre, yo soy un corredor de fondo y siempre lo he sido. Lo primero que se te viene a la mente es que ya te quieren jubilar, es como con la crisis, que ahora mismo está cerrando todas las puertas, y a mí que me entran ganas de hacer cosas, es la forma de contrarrestar y de entrar en acción.
 
Un acicate más para seguir adelante. ¿Los premios refuerzan una carrera ya de por sí dilatada?
Es lo de antes, piensas que ya tienes sesenta años y ya te quieren jubilar, que ya te queda poquito, pero nadie me puede jubilar, me tendré que jubilar yo si quiero, y eso me da el acicate precisamente de no jubilarme y de seguir.
 
A lo mejor te suena el nombre de Pájaro. Cuando charlamos con él en uno de sus últimos conciertos nos habló de su estrecha amistad con su compadre Kiko, y creo que ha sido tu hombre de confianza en diversos momentos. Él citaba como la piedra filosofal de la música española el álbum «Veneno». Poco te quedará por decir de él, ¿verdad?
En el disco «Échate un cantecito» era la guitarra flamenca, en las rumbas toca él. Pájaro es un gran colega y un gran amigo, un musicazo. Cuando se grabó aquel disco Pájaro era un chiquillo todavía, y yo creo que es el más importante que yo he hecho, era algo explosivo e íbamos hacia algo totalmente desconocido, éramos muy jóvenes y nunca pudimos hacer un disco tan fuerte como aquel. Fue una explosión de creatividad y de música, un disco muy fuerte. «Veneno» yo creo que define una época.
 
¿Y de «La leyenda del tiempo», para el que trabajaste codo con codo junto al maestro Camarón?
También. Eso fue un poco consecuencia del disco de Veneno, fue en la misma época y más o menos se hizo con unos mimbres parecidos, buscando un ambiente alternativo a la escuela oficial del flamenco  y con el mismo productor, que fue Ricardo Pachón.
 
Pareciera por las preguntas anteriores que estamos hablando con un artista para viejunos, como de otro tiempo, cuando tu música no sólo es actualísima sino que últimamente hasta te llaman para tocar en festivales de corte indie. ¿Qué tal la experiencia en eventos como el SOS, el Sonorama, el Territorios o incluso el FIB?
Llevo ya varios años participando en festivales, y la verdad es que he tocado en casi todos los importantes. No solo en el Primavera Sound, también en Benicàssim, en el Territorios por supuesto, en el Festival Envivo y en el de Villarrobledo, en Viña Rock, donde hemos estado varios años.
 
A lo mejor es que el público más joven ahora se atreve, o al menos tolera, con el hecho de que entre sus ídolos se cuele de vez en cuando alguien con una propuesta diferente. ¿Se están acercando las nuevas generaciones a discografías de largo recorrido como la tuya?
Yo creo que la gente está preparada para todo, porque la música no tiene fronteras. Nosotros vimos en el Viña Rock al maestro Peret actuar y volver loca a la gente. Cada uno tiene su afición, hay un público local para cada tipo de música y ocasión para mezclar y que la gente joven pueda ver a los grandes maestros, que es importante.
 
Al hilo de esa conexión intergeneracional, sabemos que tus próximas canciones las producirá Raúl Fernández, más conocido como Referee, un músico de corte alternativo. ¿En qué momento creativo se encuentra ahora Kiko Veneno?
Estamos terminando las mezclas, eso está a puntito ya. No te puedo adelantar gran cosa porque me gustaría dejar que la gente lo escuchara . Es bastante diferente, un cambio de sonido y de temática , según para qué gente le va a sonar un poco brusco, pero está hecho con mucho cariño y mucho fundamento creo yo.
 
Esa «filosofía venenosa» que te caracteriza empezó a hacerse patente en esa pequeña obra maestra titulada «Échate un cantecito» de 1992. Es difícil que se nos olviden las letras y el mensaje de «Joselito», «En un mercedes blanco» o «Lobo López».
Tiene mucho de eso, de filosofía de andar por casa diría yo. Este disco salió en España en una época muy curiosa, en el año 92-93, que fue una época muy especial y la gente lo recuerda, tiene el punto de que trajo algo nuevo a la música española y la gente tiene un recuerdo bonito de eso.
 
Por cierto, menuda reedición tan currada y tan cuidada has conseguido. En el libreto incluso incluyes un diario escrito durante la grabación en Londres, aparte del DVD con actuaciones en televisión, algunas de ellas casi inencontrables. ¿Era hora de hacer justicia con un disco tan fundamental?
No creo que sea una cuestión de hacer justicia, sino que era un aniversario y como la gente es muy proclive a estas celebraciones pues se ha hecho una edición muy bonita. Como te decía antes, ese punto de diferencia y novedad se ha destacado un poquito ahora.
 
Lo has defendido además en directo -lo de la presentación en Madrid en La Riviera fue glorioso- con el mismo éxito o más que en su momento. Es curioso lo de los «conciertos temáticos», ahora parece que el mayor interés de los fans está en volver a escuchar íntegro el disco que más conocen o más disfrutan de su banda favorita.
Estamos haciendo la gira que terminamos este mes. La semana pasado fuimos a Gijón y a Ponferrada, esta semana vamos a Lérida, Gerona y Sevilla y la siguiente a Barcelona, Zaragoza, Bilbao, Santander y terminamos en Madrid el 30. Es curioso, porque nosotros al principio hacíamos el disco entero pero un día lo tocamos en Mallorca -o Valencia, no recuerdo bien- y terminamos las diez canciones de «Échate un cantecito», y después de «En un mercedes blanco»  le digo a la gente «¿queréis que lo hagamos otra vez?» y todos dijeron «sí, sí», pero yo quería seguir con el repertorio normal, no lo íbamos a hacer otra vez, pero ya me lo estaba pensando y como la gente lo pedía de nuevo pues tocamos otra vez el disco. Y a la gente le gusta, ¿no?
 
Y eso que ahora la promoción es casi nula respecto a la mayoría de discos editados, imagínate si hablamos de un trabajo grabado hace veinte años.
Sí, porque por ejemplo en la radio solamente apoya música muy comercial y muy infantil para mi modo de ver, pero poco más.
 
En todo este tiempo ¿ha cambiado el público, los medios o la forma de entender la música de los propios artistas?
Todo, sería muy difícil explicar todos los cambios de los últimos treinta años y todo ha ido en paralelo a un proceso de degradación cultural provocado por la explosión del liberalismo burgués este, la revolución de los ricos. Ayer por ejemplo venía un artículo muy bueno, lo he leído pero tengo que leerlo otra vez, en El País sobre el sello alemán de jazz ECM, donde graban Keith Jarret, Jan Garbarek y toda esta gente, muy importante porque se han cumplido treinta y cinco años y le hacen una entrevista a su director donde decía que es un privilegiado porque seguía sacando todos los años siete u ocho lanzamientos nuevos, los podía pagar y los vendía porque el público pagaba los discos tanto en vinilo como en CD, y está bien, pero definía el tiempo actual como que la gente está pasando del sonido, la gente ya no escucha el sonido.
A nosotros la música nos llegaba a través del sonido, fue un enamoramiento físico, de pronto salían unos sonidos de los altavoces y de los aparatos de radio y ya nos queríamos comprar un equipo bueno para escuchar eso mejor. Hoy el sonido ha desaparecido, está desapareciendo, los jóvenes pasan totalmente. Esa entrevista habla de eso, de cómo se ha perdido hoy la afición por el sonido, que es lo que ha matado la afición por la música. Ahora nos llega a través de la propaganda y de los anuncios, a través de otra cosa. Lo ves en todos lados, el caso es que la música ha llegado a un estado en el que tiene poco significado social y cultural ahora mismo, está mediatizada, está neutralizada. El poder de la música ahora está orientado hacia el champú y la propaganda y los movimientos más comerciales.
 
Con lo fácil que es ahora estar al tanto de todo lo que se cuece en todo el mundo, y no hablamos de la radio musical porque eso ya casi ni existe en España, y la ignorancia generalizada que existe entre gente que se dedica a esto a veces, y es triste decirlo. ¿Las tecnologías son la involución?
Sí, depende de quién las utilice, cómo y para qué. Esta mañana lo hablaba con un amigo, lo del rollo de la privacidad, que es una cosa que ahora mismo los ciudadanos tenemos perdida porque estás controlado por todos lados con esto del tema informático y esto y lo otro. En cambio, parece ser que la privacidad de los bancos y de ciertas operaciones es cada vez más fuerte, pero nosotros no la tenemos y la poca que tenemos queremos desprendernos de ella. Por ejemplo, para felicitar a un amigo lo felicito por twitter en vez de llamarlo y decirle «quillo, qué grande eres» y hablar con él, es mucho más importante que se entere todo el mundo de que tú lo has felicitado, y eso es lo que puede ser una involución. Deberíamos crear mecanismos más sencillos de comunicación entre las personas, más directos y menos mediatizados políticamente.
 
Retroceso en las leyes también, o al menos en los que las hacen, porque no podemos olvidar el último escándalo de la SGAE o el cristo que le formaron, nunca mejor dicho, al bueno de Javier Krahe. ¿Cómo viviste todo este despropósito?
Bueno, esos son temas ya más anecdóticos, pero sobre todo se ve todo esto en el caso de que ahora no se compran discos, la gente ya no tiene equipo de alta fidelidad en su casa. Ahora mismo los músicos estamos en un campo en el que nos podríamos llamar supervivientes, y además te digo una cosa: para la gente nueva es dificilísimo entrar porque parece que no hay agujero de entrada, no hay un punto en ningún lado como para que esa gente se pueda incorporar. Nosotros somos ya antiguos, hay una minoría de gente que sigue amando la música a ese nivel de sonido.
 
¿Qué podéis hacer los músicos, los profesionales que lleváis tantos años viviendo de esto para rebelaros contra la precariedad? Por otra parte, va siendo hora de buscar culpables, ¿no crees?
Nada. Los profesionales tenemos que seguir tocando y tener el mejor sonido posible en directo, porque ahora mismo lo que nos hace vivir de la música son las actuaciones en directo, cosa que tampoco depende mucho de nosotros porque normalmente tenemos que tocar en sitios que no son especializados para que suene la música. Tocamos en pabellones, teatros e intentamos adaptarnos, ahora mismo pierdes calidad y por mucho menos dinero digamos que tenemos que satisfacer más que nunca a un público minoritario pero que sigue amando el sonido.
Tampoco hay que buscar culpables, todo el mundo tiene que ganar dinero, todo el mundo tiene que mojarse y participar para que la dinámica social sea otra y que en vez de la propaganda y el dinero la gente mire otros valores interiores, otros valores culturales, espirituales y personales y no miren a lo virtual, la simulación y la superficialidad que yo creo que es lo que hemos vivido en estos años, y el sálvese quien pueda y quien no se haga rico es que es tonto.
 
Se trata de tocar y tocar, y próximamente te presentas en tu Cataluña natal supongo que con toda la ilusión del mundo, en esos conciertos de Lleida y Girona los días 21 y 22 de diciembre. ¿Qué va a encontrar el público?
Bueno, tenemos varias formaciones según el tipo de escenario y de sala. Vamos normalmente en cuarteto o quinteto: batería, bajo, guitarras y voz, con mi grupo de siempre que lleva bastante tiempo compartiendo conmigo y que son Los Notas del Retumbe o La Banda del Retumbe, y ofreceremos un poquito de marcha, de rumba y de rock and roll que siempre damos en los teatros e intentaremos que se pongan a bailar, que se levanten de las sillas y bailen.
 
Danos algunos nombres sagrados por los que pondrías la mano en el fuego ahora y siempre, por su integridad y contribución al legado del rock español.
Por su integridad no, sino que es gente como nosotros, yo que sé…  Miguel Ríos, Rosendo, que me encanta por la cantidad de canciones guapas que ha hecho, porque Miguel Ríos también ha compuesto, pero este es más de la cuerda de los conjuntos que componían su propio material. En fin, mucha gente interesantísima que ha habido en España desde que empezó todo esto, y yo soy gran fan de grupos españoles desde los Brincos, pasando por Radio Futura y Los Planetas, he seguido toda la trayectoria del rock español. Aquí también tenemos la escuela sevillana muy buena, de Silvio y los Smash, que todo empezó con ellos, en Andalucía fueron lo más.
 

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