Peepshow – Cómo hacer una bomba atómica (Polar Records)

El post-punk se convirtió en un concepto desde que Joy Division, Bauhaus y bandas de corte similar, seminales en cierto modo, pasaron a ser referencia eterna y modelo universal para otras muchas que intentaron con más o menos fortuna imbuirse de su espíritu, que no siempre de su talento. A dicha corriente siguen sumándose hoy, también en nuestro país, grupos que intentan abrirse paso grabando discos coherentes y perfectamente en consonancia con la causa, solo que dándole un toque de modernidad, de adaptación a los tiempos actuales no solo en actitud sino también a la hora de contar las cosas como deben contarse. El caso que nos ocupa bebe principalmente de esa fuente, pero se hidrata con muchas otras para resultar en un proyecto altamente estimulante y clasificable solo para quienes se vean obligados a hacerlo. Peepshow se llaman, graban y residen en Valencia y aledaños, y Cómo Hacer Una Bomba Atómica es la muestra perfecta del camino que les ha conducido hasta aquí.

Los levantinos reivindican con escaso disimulo el derecho a la reflexión con una instrumentación expansiva y un discurso fluido que engloba épocas y circunstancias bien diferentes que en el fondo confluyen en el sinsentido que nos inunda nada más encender la televisión, abrir el ordenador o echarle un vistazo a los titulares de prensa. Así, las consecuencias de dejarse invadir por la masa ingente y escasas veces contrastada de las noticias que inundan internet quedan reflejadas en “1999”, pero también hay medios tiempos como “Ascensión”, con la marcada sombra de la primera época de The Cure acechando en cada acorde, o “La eterna pregunta”, en la que hablan de los amigos que se fueron para no volver, que dan color y fondo a un disco que encuentra en su tema homónimo la culminación de un amor explosivo que al final lo inundará todo a modo de redención. Un paisaje sonoro lleno de altibajos emocionales pero siempre consciente de la importancia del mensaje. Un plus no siempre apreciado en la mayoría de discos que llegan a nuestros oídos y plenamente coherente con el tiempo en que las canciones fueron compuestas. Metales, coros y percusiones (“En pie”), tono de vals oscuro para retratar la amargura (“La noche de Varsovia”) y post-rock con esencias de rock andaluz (“Comandancia”) en un trabajo en el que se superponen capas de sonidos y leves mantos de electrónica, incluso con momentos bailables como “Nuevo imperio”. Pop independiente de alto octanaje, fluido y con base a medio camino entre lo contemporáneo y lo clásico.

Peepshow es uno de esos casos que te hacen preguntarte por qué otros sí y ellos no. Por qué tantas bandas de corte similar y con la mitad de discurso alcanzan cotas y llegan a escenarios que ellos merecen desde hace tiempo, sin desmerecer los respectivos méritos. Tal vez la cuestión cobre más sentido cada vez que escuchas Cómo Hacer Una Bomba Atómica en su totalidad, pues en este fantástico álbum hasta el orden de las canciones obedece a una razón lógica. Solo hay que pincharlo una y otra vez para que todo, hasta las injusticias, cobre sentido.

Escucha Peepshow – Cómo hacer una bomba atómica

 

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