Prince – Originals (Warner)

“Hago música porque si la dejara de hacer me moriría. Grabo música por la que llevo en la sangre. Escucho sonidos todo el tiempo. Es casi una maldición: la de saber que siempre puedes hacer algo nuevo”. (Prince).

Que Prince era un máquina y era capaz de componer cientos de canciones en una sesión maratoniana en su estudio de Paisley Park ya teníamos constancia. Ahora toca, cómo no, rescatar todo lo rescatable del legado dejado por el Príncipe de Minneapolis. ¿Afán lucrativo sin escrúpulos? Bueno, son los sign of the times, y a los fans no nos amarga un dulce.

Prince Rogers Nelson era un artista visionario, de estética ambigua y provocativa aparte de un músico extraordinario. Fue ese transgresor que posaba en las portadas con   posturas afeminadas y casi queer, y profería gemidos de placer en medio de una canción; era el falsete imposible y más perfecto del soul; era el eterno aspirante a estrella de Hollywood que se hacía sus propias películas convirtiéndose en una suerte de Ed Wood moderno;el hombre al que querían todas las mujeres bellas –WendyLisaVanitySheila EKim BasingerMayte Garcia…; era lo que tu imaginación aún no llegará a entender. Recuerdo mis primeros escarceos con su música: a principios de los 90 descubro la portada de “Dirty Mind” y literalmente me quedo alucinado con esa fotografía de la carátula;  veo en ella a un tipo de mirada entre desafiante y sexual que hacía proselitismo de su mensaje “I wanna do it, do it all night…”. En la carpeta interior, vemos a nuestro personaje con su gang en gabardina apostado en un muro en donde están escritos los nombres de la banda a modo de graffitti. Todo muy sexy, inspirador, y lleno de VIDA. El álbum, huelga decirlo, inauguraba brillantemente una década- la de los 80- que hasta el propio Bowie aseguró que le pertenecía.

Con este Originals (Warner, 2019) vemos reunidas maquetas y versiones originales que Prince grabó en su estudio antes de donarlas a otra gente para que se popularizaran. Un disco que es una obra maestra porque ya no se hacen temas de tamaña envergadura.

Temas perfectos uno detrás del otro. “Nothing Compares To You”, inicialmente para The Family, y que al final fue un hit ¿imposible? de la mano de Sinead O’Connor (inolvidable esa lágrima en primer plano del video). El funk de “Jungle Love” debería ser patrimonio de la humanidad, y fue grabado por The Time, otro de los supergrupos del primigenio sonido Minneapolis (ojo, en este combo formaban parte los grandísimos Jimmy Jam y Terry Lewis), y “Manic Monday” en su toma original firmada por un alias de Prince, Christopher, que sería el buque insignia de las muy reivindicables The Bangles.

Mas perlas. “Noon Rendezvous” (preciosa balada a piano) y “The Glamorous Life” (otro funky con irresistible batería eléctrica y robustos sintetizadores) fueron gemas que aparecieron en el primer álbum de Sheila E. y son ambrosía para los oídos, mientras que “Love… Thy Will Be Done” formó parte del cancionero del “Martika’s Kitchen, espléndido disco de Martika. Un rescate-de-luxe.

Escucha Prince – Originals

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