Recorrido musical por las canciones de Breaking Bad

Es un salvavidas emocional bastante eficaz el de creer inconscientemente que, aunque algo haya apagado las luces y cerrado la puerta con candado, seguirá en buen estado mientras lo refresquemos regularmente bajo el ejercicio de la memoria. Es muy del ser humano. Muy de ser humano. Yo lo hago constantemente desde que Breaking Bad bajó la persiana. Y en esa actividad vital tiene importancia capital la música que acompaña a las escenas de la vida de Walter White.

Es una especie de verdad generalizada y, sobre todo, aceptada colectivamente, el hecho de que la música de Breaking Bad no era gran cosa. Posiblemente porque la serie sepulta todo lo que se considera erróneamente accesorio con la misma falta de piedad con la que se entierran cadáveres en ese agujero del desierto en el que antes se enterraron bidones con millones de dólares. Lo cierto es que la música de Breaking Bad está seleccionada con la misma precisión quirúrgica, el mismo rigor matemático, con el que Heisenberg actúa en su laboratorio; con toda la calma y precisión en la que los creadores de la serie parecían cohabitar mientras, una detrás de otra, iban colocando por delante las piezas de dominó que habían caído por detrás.

«La química es el estudio de la materia, pero yo prefiero verlo como el estudio del cambio«, decía el Walter White profesor de instituto. Aquí se recogen unas cuantas canciones para obrar el cambio en ese mantra equivocado sobre la música de Breaking Bad. Unas cuantas de esas piezas de dominó listas para ser encajadas en un puzzle gigante que se repetirá una y otra vez en nuestras mentes, hasta que estemos listos para dejarlo correr.

********(AVISO: SPOILERS)********
NO LEAS MAS SI NO QUIERES CONOCER COSAS DE LA SERIE QUE NO HAS VISTO

TEMPORADA 1

Rodrigo y Gabriela, «Tamacún»

 

La historia de Walter White es un drama. Se nos olvida con el paso de los capítulos, pero el comienzo de Breaking Bad es ciertamente desolador. Aún así, la primera temporada tiene esa suerte de chispazos cómicos que, con cuentagotas, Vince Gilligan desliza durante toda la serie. Esta canción del dúo mexicano Rodrigo y Gabriela, acústica saltarina, suena mientras el profesor ve a su antiguo alumno, Jesse Pinkman, escapando por un tejado en el piloto de Breaking Bad.

Mick Harvey, «Out of time man»

 

El primer capítulo de Breaking Bad termina con esta canción de Manu Chao y Mano Negra, versionada por Mick Harvey. Y es puñeteramente premonitoria. De hecho, suena en el piloto, pero también podría hacerlo en el último capítulo, y los que lo han visto lo saben («I throw my watch to the floor, it´s going crazy… Time made a fool out of me«).

The Silver Seas, «Catch yer own train»

 

Seguramente el primer gran momento de Breaking Bad. Al final del capítulo 6, Walter White visita la guarida de Tuco Salamanca para recuperar su dinero y defender a su joven socio. Cuando sale ya es Heisenberg; entra en su coche, se deshace de lo que quedaba del apocado profesor de química con un grito y arranca mientras suena esta canción («I wish I was strong, would´ve known from the start instead of waiting so long to reveal what´s behind«).

Gnarls Barkley, «Who´s gonna save my soul»

 

El negocio del cristal no es tan sencillo como parece. Por mucho que el profesor de instituto se disfrace con un sombrero y unas gafas de sol, la realidad se impone con la crudeza de los nudillos de un capo con las neuronas corroídas por su propio cristal. Tuco liquida a uno de sus ayudantes delante de Heisenberg y Pinkman, y suena esta canción para despedir la primera temporada de Breaking Bad.

TEMPORADA 2

John Coltrane, «By the numbers»

 

Nada en Breaking Bad está dejado al azar. Por eso hay que tomarse con cierta ironía que sea precisamente John Coltrane, adicto confeso a la heroína, el que suene en el elegante restaurante del capítulo 6 de la segunda temporada en el que Walter White acaba pidiéndole a su antigua socia que se pudra.

Los Cuates de Sinaloa , «Negro y azul»

 

Una de esas cosas que hacen legendaria a Breaking Bad. La fama de Heisenberg ya ha cruzado la frontera y, de repente, el teaser del capítulo 7 abre con el videoclip de «Negro y azul», un narcocorrido que Los Cuates de Sinaloa le han dedicado. Poco que añadir. Legendario.

TV on the Radio, «DLZ»

 

Si hubiera que hacer una lista de las frases lapidarias de Walter White, y tiene bastantes a lo largo de toda la serie, esta sería una de las primeras y más emblemáticas. «Stay out of my territory«, le dice a dos aficionados en el capítulo 10, mientras Tunde Adebimpe repite lo de «never you mind, death professor» en una canción que, para más coincidencia, está en un disco que se llama Dear Science.

TEMPORADA 3

America, «A Horse With No Name»

 

Uno de los atractivos del personaje de Bryan Cranston es esa puerta abierta que nos deja al resto de los don nadies: cualquiera se puede convertir en ese tipo que gobierna la ciudad desde la sombra. El reverso de Heisenberg es, al fin y al cabo, un tipo corriente al que un policía puede multarle y arruinarle el día mientras va cantando «A horse with no name» al volante.

ZZ Top, «Tush»

 

El dominio de la música diegética en Breaking Bad es terrible. Todo está bajo control. En esta escena del tercer capítulo en la que Hank se encara en un bar con dos delincuentes de medio pelo suena un clásico sureño de los vecinos ZZ Top. En otra escena de tugurio se puede adivinar de fondo a los Outlaws y su «Green grass & High tides».

Los Zafiros, «He venido»

 

Seguramente se trata de una de las mejores escenas de toda Breaking Bad. Esta declaración de amor incondicional de los Platters cubanos, Los Zafiros, suena mientras Walter y Jesse ven cómo se desguaza su RV, esa mítica caravana en la que empezaron a cocinar su Blue Magic y que ya sólo es un cabo suelto para la DEA.

The Beastie Boys, «Shambala»

 

Mike Ehrmantraut se ventila a cuatro miembros del cártel de Juárez que habían secuestrado el material químico de Golden Moth en el último capítulo de la tercera temporada, y lo hace con «Shambala», de los Beastie Boys, de fondo. ¿Aún hay quien defienda que en Breaking Bad no había buena música?

TEMPORADA 4

El-P (feat. Trent Reznor), «Flyentology (Cassettes won´t listen remix)»

 

Cuando tienes un personaje como Jesse Pinkman, lo más normal es que tengas que recolectar un buen puñado de raperos para ambientarlo todo como es debido. Y eso pasa en Breaking Bad. En esta escena en casa de Pinkman repleta de decadencia yonki y oscuridad, se escucha a El-P (El Producto) y a Trent Reznor mientras Walt interrumpe a su socio que se entretenía rapando el cráneo de un colgado cualquiera.

Thee Oh Sees, «Tidal wave»

 

De hecho, por lo que sea, el mundo de la droga y sus protagonistas siempre es retratado como un sector en el que predomina el poco gusto en la música. Falta variedad. Aún así, en esta escena del capítulo 10, la fiesta del cártel de Juárez empieza con los latinos Bang Data, pero acaba (nunca mejor dicho) con Thee Oh Sees. El manejo de los tiempos.

Danger Mouse and Daniele Luppi (feat. Norah Jones), «Black»

 

Vince Gilligan sabía cómo terminar una temporada. La enésima jugada maestra de Heisenberg, una sentencia («I won«) y esta canción a tres bandas, con cierto deje de soul trotón, aroma latino de Hotel California y un guiño premonitorio en la letra («… where the last pain is gone and all that´s left is black«).

TEMPORADA 5

Knife Party, «Bonfire»

 

Breaking Bad tenía estas horteradas entrañables, hay que reconocerlo también. Pero eran horteradas de nuevos ricos muy del perfil de su protagonista. Esta canción de rave a las 7 de la mañana encajaba a la perfección con la ostentosa escena en la que Walter e hijo fardan de caballos a lo «Rústicos en Dinerolandia» con sus coches nuevos.

The Monkees, «Goin´ down» 

 

En la quinta temporada se tiró mucho de archivo para recuperar canciones que posiblemente no tuvieron la gloria que merecieron. «Goin´ down», de los Monkees de Micky Dolenz, ni siquiera llegó a ver la luz como parte de ningún disco, pero en el séptimo capítulo de Breaking Bad sonaba mientras Walter White adiestraba a Todd en el laboratorio.

Tommy James and the Shondells, «Crystal Blue Persuasion»

 

«Crystal blue persuasion» había que rescatarla porque no existía una canción más apropiada para Breaking Bad. O eso creíamos en ese momento. Aunque el propio Tommy James ha afirmado en más de una ocasión que su inspiración fue la Biblia, lo cierto es que siempre se pensó (y con razón) que era el famoso ácido de hace 40 años el que destiló esta canción. En 2013, «Crystal blue persuasion» ha recibido el videoclip que merecía: el proceso de elaboración y venta de la ya mítica Blue Magic.

José Larralde, «Quimey neuquén (Chancha Via Circuito Remix)»

 

Lo fronterizo de la historia de Walter White da para estas cosas folclóricas. Cuando el argentino José Larralde grabó esta versión de «Quimey Neuquén» no tendría ni la más remota idea de que sería acertadamente utilizada para acompasar las paladas de un gringo que entierra bidones con millones de dólares en un inóspito desierto de Nuevo México.

Marty Robbins, «El Paso»

 

La mujer de esta canción, Feleena, inspiró el título del último capítulo de Breaking Bad (Felina). La realidad es que esta canción que Marty Robbins publicó en 1959, y cuyo cassette encuentra Walt en la guantera del coche que roba para volver a Nuevo México, es, de hecho, una alegoría perfecta: «my love is stronger than my fear of death«, cuenta el vaquero de la canción, que vuelve a El Paso para morir junto a su amada Feleena.

Badfinger, «Baby Blue»

 

Los herederos del tristemente desaparecido Pete Ham y los Badfinger que queden vivos (y los beneficiarios de los royalties en cuestión) deberán estar eternamente agradecidos a Gilligan y a Thomas Golubic, el responsable de la música de Breaking Bad. Es difícil imaginar una canción que encaje con mayor exactitud en cada movimiento con la última escena de la serie. La canción de despedida de Walter White empieza con un sobrecogedor «guess I got what I deserved» y sigue con «didn´t know you´d think that I´d forget or I´d regret the special love I had for you» justo en el mismo último capítulo en el que se deshace de su reloj y abandona públicamente su pose de mártir familiar. Magistral.

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