Tindersticks – Don’t Even Go There EP (Beggars Banquet)

Con la publicación de Waiting For The Moon, el nuevo trabajo en estudio de Tindersticks, se han editado, de forma inmediatamente anterior (tan inmediata que es casi simultánea), la friolera de otros tres trabajos: un directo en Lisboa y dos EPs, la banda sonora Trojan Horse y este Don’t Even Go There que nos ocupa. De todos modos, hay que aclarar que Trojan Horse es la banda sonora de una película de dibujos animados del 2000 y Coliseu Dos Recreios De Lisboa, título del álbum en directo, fue grabado el 31 de Octubre del 2001, y que ambos trabajos han visto retrasada su edición por motivos diversos.
En el caso de este Don’t Even Go There el interés radica en que, curiosamente, es bastante más disperso que el Waiting For The Moon (cuya crítica estará disponible en pocos días), que mantiene una línea más homogénea. Y por “disperso” no estamos diciendo que sea endeble o dubitativo, sino que el sexteto se mueve en diversos terrenos estilísticos sin abandonar nunca la belleza formal que caracteriza los temas de la banda.
Así, en este EP nos encontramos un tema incluido en el Waiting… (“Trying To Find A Home”), un instrumental (“Sexual Funk”), el austero “I Want You” y el lujoso “Everything Changes”. Excepto en “Trying To Find A Home”, el tradicional protagonismo de las cuerdas se pierde a favor de los teclados y el viento, cuyo ejemplo más evidente es “Everything Changes”, en el que ambas secciones zigzaguean, encontrándose y separándose en diversos pasajes para construir un tema magnífico. Y esa línea sigue “I Want You”, si bien aquí la estremecedora voz de Stuart Staples tiene un mayor protagonismo. Protagonismo que, evidentemente, no tiene en la breve “Sexual Funk”, más un divertimento o un ejercicio de estilo que otra cosa. Y, para redondear la faena, un tema que tiene toda la pinta de convertirse en un clásico del grupo y que es el que abre el EP: la melancólica “Trying To Find A Home”, un bellísimo tema en el que la modulada voz de Staples va de la mano de un piano que subraya y refuerza la aparente resignación que destila la canción.
En resumidas cuentas, un jugoso aperitivo a degustar antes del plato principal que es, obviamente, ese esperado Waiting For The Moon.

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