God Is An Astronaut+ Apocynthion – Sala Music Hall (Barcelona)

Lunes, y la sala llena para ver a God Is An Astronaut. Es curioso, porque luego buscas una emisora de radio para escuchar rock instrumental en el coche y el dial es un páramo. Ese es otro tema, lo sé, pero a la vista de cómo este estilo de bandas se ventilan las entradas, daría para una disertación voluminosa.
Pero a lo que íbamos: lunes, y los teloneros de God Is An Astronaut, los madrileños Apocynthion, se encontraron con que la sala se iba llenando a buen ritmo durante su concierto. Su mezcla de black-metal y post-rock, tal vez demasiado «black» para muchos de los ahí congregados, pecó de desarrollos monótonos y volumen doloroso al principio. En general mucha potencia, pero también mucho barullo en el sonido.
Pasados unos minutos de las nueve, los irlandeses God Is An Astronaut tomaron el escenario, convertidos ahora en quinteto con la incorporación del resuelto teclista-guitarrista Jamie Dean. Decidieron que en realidad lo que les hubiera gustado ser es una banda de metal, y abandonaron buena parte de las filigranas y ruiditos de su último trabajo para explayarse en un set guitarrero y ruidoso, pero con un sonido absolutamente exquisito en el que la distorsión no se comió ni un matiz.
Concentrados, entregados y disfrutando, evidenciaron por qué son uno de los nombres del post-rock actual. Estuvieron impecables y milimétricos, dominando a la perfección los tiempos y la dinámica de las canciones, sin olvidar las melodías, con espacio para voces atmosféricas, pianos y unos leves dejes electrónicos. Y para redondearlo, un setlist con sus grandes temas («All Is Violent, All Is Bright» o «Forever lost») junto a la presentación de su nuevo disco Origins, al que dedicaron una buena parte del repertorio y de la que destacó especialmente «The Last March».
Por si el concierto no hubiera sido suficientemente energético, los irlandeses atacaron el bis con brío y se marcaron los cuatro trallazos que son «Fire Flies and Empty Skies», «Red Moon Lagoon», «Suicide by Star» y «Route 666», como cierre magistral y con Dean entre el público tocando la guitarra. Cerrada ovación para el técnico que arrancó una mezcla perfecta donde no se perdió ni una nota y gran concierto de los de Wicklow.
Ruido del bueno, que decía alguien a la salida.
 
 

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