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Chaka Khan (Noches del Botánico) Madrid 23/06/25

Las luces del escenario de las Noches del Botánico se encienden con la familiar introducción rapeada de “I Feel For You”, sample original de Grandmaster Melle Mel. Lo que viene a continuación es una declaración: un breve metraje, proyectado como telón de apertura, nos recuerda, por si alguien lo había olvidado, la magnitud de Chaka Khan. Frente a imágenes de archivo, aparecen los rostros que mejor pueden rendirle tributo: extractos de entrevistas  Prince, Stevie Wonder, Whitney Houston… Y con ellos, fogonazos de una carrera extraordinaria: los vinilos gastados de Rufus, la banda de funk con la que empezó a cambiar las reglas del juego en los 70; sus viajes por medio mundo y esa capacidad inagotable de reinventarse sin perder el pulso en decenas de conciertos.

Solo dos músicos se encuentran sobre el escenario durante este breve documental: el bajista Melvin Lee Davis y el teclista Jesse Milliner. Poco a poco se les unen las tres coristas, la batería, las guitarras, y complementando la formación, la percusión. Y entonces, como si las manecillas del reloj giraran a otro ritmo cuando se trata de ella, aparece Chaka Khan. Setenta y dos años. Una entrada por el lado derecho del escenario enciende los primeros aplausos y gritos. Melena negra rizada, sonrisa intacta, una presencia que no busca imponerse pero lo hace igual, y una voz que desafía cualquier intento de lógica. La reina del funk no necesita demostrar nada. Pero lo demuestra todo. Basta un primer alarido, una nota sostenida, para que los espectadores que pueblan el recinto, este día menos concurrido que en Parcels, se miren entre sí con incredulidad. No hace falta hablar. Basta con el gesto: ¿esto es real?

Y sí, lo es.

La artista que arrasó desde los setenta, con setenta se encuentra en una forma óptima. Solo había que ver el Tiny Desk de hace apenas un año para saber que lo que íbamos a presenciar no era un karaoke colectivo con grandes temas. El concierto arranca puntual, a las diez en punto de la noche más corta del año. “This Is My Night” rompe el silencio y enuncia lo que todos intuimos: la noche es suya.

The night is mine, I’m gonna keep it just right,

An angel in my pocket, right?

Feel so right, feels just like the first time…

Las frases de la canción son toda una declaración de intenciones: todo indica que tiene un ángel en su bolsillo y, efectivamente, se siente como la primera vez. Porque ver a Chaka Khan en directo en España es raro. Rarísimo. Esta noche es, para muchos, la primera vez. Y para los que no, una especie de portal a un tiempo donde la música sonaba diferente. O al menos, con otro poso.

El repertorio, celebrado su cincuenta aniversario, salta entre décadas y registros, entre el funk denso y la balada sentimental, entre los años con Rufus y sus grandes éxitos en solitario. La pantalla que mostraba el documental ahora muestra diferentes “imágenes” muy kitsch, un collage de principios de internet acorde con las canciones. Suena “Do You Love What You Feel” y poco después “Tell Me Something Good”, joya compuesta por Stevie Wonder que vendió más de un millón de copias y consolidó a la banda como uno de los pilares del funk norteamericano allá por 1974. También suenan “Everlasting Love”, “Sweet Thing”, “I’m a Woman” y, por supuesto, “I Feel For You”, la versión que transformó un tema menor de Prince en un himno transversal.

La única canción que echamos en falta, o al menos los más jóvenes del lugar, era “Like Sugar”, la más reconocida de su álbum de 2019 titulado Hello Happiness, y que demuestra a la perfección cómo el funk evoluciona entre las nuevas generaciones. De hecho, durante años pensé que era una colaboración con Jungle. Lo cierto es que, en este primer bloque, todo suena a clásico pero sin sonar a viejo. El público lo sabe. Bailes, palmas, lentejuelas. En medio del set, todos los músicos se regalan un momento de lucimiento: una jam session de diez minutos donde cada uno, desde la batería al saxo, pasando por los coros, demuestra que el groove no es solo una cuestión de estilo, sino un idioma, una pulsión que se comparte.

El tramo final es directamente apoteósico. “You Got the Love”, “I’m Every Woman” (con su inolvidable estribillo coreado por todo el auditorio, como si fuera propiedad colectiva) y un cierre a la altura del mito: “Ain’t Nobody”, con todo el Botánico en pie. Mientras ella se retira, la banda sigue tocando. Nadie quiere que se acabe. Cincuenta años de carrera no se celebran todos los días. Y pocas artistas pueden decir que lo hacen manteniendo intacta la esencia que las llevó al éxito.

Chaka Khan no solo ofreció un concierto; ofreció una lección. De música, de historia, de presencia. De resistencia, también. Porque hay divas, y luego está ella. Una mezcla precisa de alma, memoria y oficio. Hay artistas que envejecen sobre sus propios éxitos. Ella no. Ella los vuelve a estrenar cada vez que los interpreta. Y eso, en estos tiempos, vale oro. Va ser cierto que tiene un ángel en su bolsillo.

Fotos Chaka Khan: Víctor Terrazas

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