Damien Jurado – Moby Dick (Madrid)

Una fría noche otoñal de lunes, unida el intimidatorio aspecto de las modernas moles de negocios cercanas a la sala, describían la desolada vida urbana rutinaria como perfecto prólogo a una velada de tonadas melancólicas al abrigo del bueno de Damien Jurado.

Una sala, como acostumbra, fiel a las citas irrepetibles que pasan de puntillas, estaba casi a rebosar para recibir a un locuaz y centrado trovador de muchas de nuestras horas de alcoba con la vista fija en un punto nunca retornable. Las caras mostraban expresión expectante, seria, triste y recogida, como demandaba la propuesta.

Jurado llegó acompañado de una batería que hacía las veces de guitarra acompañante y de un guitarra que hacía las veces de batería, con lo que los intercambios de instrumento fueron constantes. La muchacha acompañó, a su vez, con su templada voz y su buen hacer al teclado las aristas que desde la tundra de su garganta lanzaba el de Seattle.

El set list se centró en demasía en su reciente Caught in the trees (08), disco que comienza demasiado animado para lo acostumbrado y que peca de una duración excesiva. “Coats of ice”, “Dimes”, “Gilliam was a horse” o “Sheets” cayeron en una tacada estimulante que, sin duda, apuñaló ya con la llegada de “Denton, TX”, primera parada en el que fue su segundo pilar de la noche, el oscurísimo And now that i’m in your shadow (06). Pocos discos de esta década nos han estremecido tanto, y si bien bucear en sus surcos requiere de un estado anímico dispuesto, en directo sangramos en silencio que da gusto.

Mientras avanzaba el recital, los momentos a retener se sucedían implacables. La tensión máxima lograda con la atmósfera de “Gasoline drinks” primero y la eficacia atronante de “Go first” después, ejemplificaron con su polivalencia por qué Damien Jurado es, con su protegida Rosie Thomas, dos de las voces más a reivindicar de toda la generación de cantautores – no seré tan hortera de decir songwriters– americanos recientes.

El bellísimo desarrollo de “Everything trying” fue la antesala a una recta final donde las querencias del lado más Low del artista (vamos, un slowcore destilado,  por decir algo) afloró atravesándonos la garganta con aguja de zurcir lana al amparo de “And now that i’m in your shadow” y “Best dress”, con Jurado aporreando los tambores mientras defendía la letanía.
En el bis, una canción de ritmo rápido y letra triste, tal y como la definió tragicómicamente el protagonista, “Letters and drawings” del ya lejano Rehearsals for Departure (99), fue su mirada más honda al pasado, donde el olvido y el recuerdo malviven confundidos.

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