Entrevista: Odio París

«Somos bastante autodidactas, entendemos la experimentación como una prueba empírica para el aprendizaje»

Vuelta al ruedo para Odio París. Al final de su primer trayecto, grandes alabanzas en medios y buena exposición en directo, culminada con una amplísima ronda de conciertos más allá de las modestas previsiones iniciales. Escuchando las canciones de este nuevo disco, mucho más lleno de contrastes como bien indica el título, Cenizas y Flores, puede pensarse que la banda ha intentado afianzar las bases sonoras para crecer poco a poco, lenta pero afianzadamente, y grabar un álbum fantástico que será presentado en directo con la precisión a la que nos tienen acostumbrados. Son una de nuestras pequeñas debilidades y lo saben, sobre todo después de responder a las preguntas que les hicimos con motivo de su regreso. Esta vez esperamos no tener que esperar tanto tiempo antes del próximo estreno.

Cuatro años hemos tenido que esperar para disfrutar de Cenizas y Flores. ¿Qué ha pasado durante todo este tiempo a nivel interno y compositivo en el seno del grupo?

Han pasado muchas cosas dentro y fuera de la banda, situaciones en general con mucho desgaste emocional, incluso llegamos a plantearnos dejar el proyecto. Por suerte siempre la ilusión y las ganas de tirar esto adelante han sido más grandes que cualquier mala experiencia. Todas estas experiencias se expresan en las canciones, tanto en el tono como en las letras. Ha sido un período duro pero muy constructivo. Después de dos años y medio presentando el primer LP y las colaboraciones con tres recopilatorios especiales de artistas como Los Planetas o Daniel Johnston decidimos hacer un punto y final para centrarnos a componer el segundo álbum. Nos plantamos a finales de 2013 con un puñado de nuevos temas, algunos no llegamos a grabar en el estudio, pero no nos acabaron de convencer. Mientras tanto pasó el tren de Mushroom Pillow, y decidimos cogerlo. Por el camino ha subido un nuevo componente, Pedro Vidal y su bajo, algunos hemos tenido críos, separaciones,  facturas de psicoterapeutas demasiado excesivas (juas juas). A nivel compositivo somos igual de metódicos.

Sois una de las bandas que mejores críticas cosechó con un disco de debut y habéis girado casi sin parar durante dos años y medio. Aparte de disfrutarlo, ¿cómo se digiere un “éxito” tan repentino?

Fue de lo mejor para consolidar la banda, nos dio mucha motivación y ganas de continuar explorando el sonido del grupo. Nosotros fuimos los productores del disco, trabajando codo con codo con Marco Morgione en su estudio, hicimos mucha experimentación sin tener experiencia y cuando salió el disco y vimos todo el entusiasmo que generó nos dimos cuenta de que habíamos dado con lo que buscábamos.

 Las claves del sonido parecen seguir siendo las mismas: Madejas de guitarras, equilibrio entre melodía y distorsión y ambientes oscuros en general.

Después de cuatro años, y como somos muy inquietos, no nos queríamos acomodar en el sonido conseguido. Sin perder lo que nos dio identidad, para este segundo disco buscamos una evolución hacia las capas más electrónicas y hacia los “mediotempos” influenciados por secuencias.

Y los teclados están tan omnipresentes como hasta ahora.

Como decía, si cabe aun con más protagonismo, no en la melodía, sino en la maraña de capas del sonido global de la banda.

¿Entendéis lo de la evolución como aprendizaje y no como experimentación?

Como somos bastante autodidactas, entendemos la experimentación como una prueba empírica para el aprendizaje. Así que nos gusta probar nuevas cosas constantemente, nuevos cacharros, adentrarnos en terrenos desconocidos, de momento sin perder el punto de vista.

Sin embargo, y conservando vuestras señas de identidad, en este disco parece que os mostráis más accesibles, más abiertos a una luz que hasta ahora entraba con cuentagotas en vuestras canciones.

Exacto, una de las cosas que teníamos claras para este álbum era abrirnos más a atmósferas un poco más luminosas y amplias… También haber trabajado con Hans Krüger como productor, que nos ha ayudado a encontrar esta luz. Queríamos mejorar las cosas que no nos gustaron de la producción del primer LP, y mezclar con un punto más de voz en los temas, ya que creemos que tenemos cosas que decir y contar en nuestras letras.

Hemos hablado de teclados y ambientes, pero lo que configura de verdad el grueso de vuestra producción son las guitarras. ¿Diríais que Hans Krüger como productor ha conseguido realzarlas?

Si miramos el sonido de las guitarras como un global de la canción, Hans ha sabido crear esos ambientes que buscamos sin renunciar a pasarnos con los efectos y ha conseguido realzar las guitarras en beneficio del resultado final, como un todo, continúan siendo relevantes pero quizás sin el protagonismo de las frecuencias altas del primer álbum.

Hablábais de eso en alguna entrevista, de que no quedasteis demasiado satisfechos con la producción de vuestro primer álbum y de ahí que para este hayáis buscado apoyo, además bastante prestigioso.

Son esas cosas que después con escuchas posteriores te das cuenta que podían mejorar, pero ¿cómo? Por eso queríamos contar con la mano de un productor y Hans ha sido la persona ideal para saciar nuestras inquietudes.

Publicáis vuestra primera referencia con Mushroom Pillow. ¿Qué ha cambiado en cuanto a metodología, promoción y ambiciones respecto a vuestra etapa en El Genio Equivocado?

Con El Genio la relación era más cercana en el sentido que nos lo hacíamos todo nosotros codo con codo. Ahora la cosa es completamente diferente, evidentemente sin desdeñar al Genio (siempre les estaremos muy agradecidos) estamos ante un grupo de gente que ponen todos su medios para las bandas de su roster.

Además sois la niña mimada del sello, o eso parece por la importancia que le están dando a este lanzamiento entre los medios especializados.

¿Sí? ¡Qué bien! La verdad es que estamos muy contentos con el trato y la manera de gestionar las cosas.

¿Seguís echando de menos que haya una delimitación en eso que en ámbito empresarial se denomina “nicho de mercado” y en música sería algo así como “público potencial”?

No nos preocupa, la verdad. Cuando componemos no pensamos en a quién le pueden gustar nuestras canciones.

Lo decimos porque en vuestro caso es quizá demasiado fácil rastrear influencias y acudir una y otra vez a las mismas fuentes: Los Planetas, My Bloody Valentine, Ride…

¡Muy buena pregunta! (sin sarcasmos). Creemos que simplemente es caer en lo fácil, es como poner una pseudo etiqueta, evidentemente que nos gustan estas bandas y las admiramos, pero en nuestra música hay mucho más.

Y tras la publicación del disco, vuelta al directo. ¿Hay ya muchas fechas tachadas en el calendario para presentar los nuevos temas?

De momento no podemos adelantar nada, Artica está trabajando en ello. Pero nos morimos de ganas por contarlo y por empezar a girar.

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