Especial: Lilith Fair, el festival feminista de los 90

Ah, los noventa. El grunge, lo mejor de la música electrónica, y el mayor festival de la historia con  artistas exclusivamente femeninas. ¿Cómo? ¿Sólo mujeres? Exacto: Lilith Fair fue un festival itinerante, realmente un cruce entre festival y gira, que recorrió Estados Unidos y Canadá durante los veranos de 1997, 1998 y 1999, con un intento fallido de reanimación en 2010.

Curiosamente, no provino del muy saludable y activo movimiento Riot Grrrl. El punk rock femenino vivió un gran momento a principios de los noventa, pero la iniciativa de un festival  centrado en intérpretes femeninas provino de una cantante canadiense a medio camino entre el folk y el pop, Sarah McLachlan. Disfrutaba de un enorme éxito en su país, y sin embargo estaba frustrada porque su tercer álbum, Fumbling Towards Ecstasy, no se estaba promocionando tan bien como podría, especialmente en Estados Unidos. La razón era simple: la industria musical no admitía más de una mujer cada vez. No sonaban dos voces femeninas seguidas en la radio. No más de una mujer por concierto o festival. Las discográficas no invertían en la promoción de más de una artista, o directamente se negaban a ficharlas. Quienes manejaban los hilos enfrentaban a unas artistas con otras; Aimee Mann no consiguió un contrato con A&M y le dijeron que era porque “ya tenían a Sheryl Crow”. Crow quiso tener a una mujer de telonera, y le dijeron que eso haría de su gira un fracaso.

Sheryl Crow, «A change would do you good»

El sabotaje a las cantantes con el razonamiento de que siempre tendrían menos éxito que los hombres dejó de sostenerse cuando hacia mediados de la década, algunas multiplicaron sus ventas y empezaron a considerar cómo cambiar aquello. Alanis Morissette fue quizá la que abrió camino aunque otras fueran más veteranas: una producción fabulosa, toda la promoción del mundo, y el estribillo desgarrador de «You oughta know» darían al público mayor curiosidad por qué tenían que contarles todas aquellas chicas con guitarritas que gritaban por no llorar. Sarah MacLachlan observaba la disonancia entre las ventas de sus cantantes favoritas y el axioma “las mujeres no venden”. En 1996, organizó un tour junto con Paula Cole. A Cole quizá la conozcas por los créditos de la serie Dawson Crece; la canción «I don’t want to wait» es del 96, pero la serie comenzó dos años más tarde:

La gira, que tuvo como invitadas a otras artistas como Lisa Loeb y Suzanne Vega, fue un éxito. Los festivales estaban de moda, y los especializados en géneros musicales más o menos “alternativos” eran una apuesta segura; por ejemplo, era el gran momento del Lollapalooza, iniciativa indie y punk rock del cantante de Jane’s Addiction. Sarah y sus compañeras decidieron repetir, y así fue como al año siguiente, Lilith Fair reunió a más de cincuenta artistas durante julio y agosto, aunque las únicas que participaron en todas las fechas fueron McLachlan y Suzanne Vega.

Suzanne Vega, «Caramel»

Se pensó desde el principio en hacer una combinación de festival y gira: muchas cantantes y grupos diferentes, tres escenarios, una combinación de artistas de primer nivel con otras menos conocidas. Hubo cierta resistencia al principio entre las que ya tenían cierto caché; algunas cantantes no veían la necesidad de una gira femenina, y otras no entendían qué pintaban en un festival organizado por cantantes cercanas al folk. Pero el proyecto deseaba ser lo más variado e inclusivo posible, y el objetivo era montar un cartel atractivo y coherente con artistas de la mayor cantidad posible de géneros. A pesar de que predominaba el aire vagamente folk, hubo toques más rockeros, como la voz angustiada y el toque grunge de Tracy Bonham.

Tracy Bonham, «Mother mother»

Lilith Fair fue un gran éxito comercial y de crítica, aunque no se quedó ahí. Las organizadoras querían tener un impacto duradero en las ciudades por las que pasaba el tour, y buscaron patrocinadores dispuestos a apoyar causas que beneficiaran a las mujeres, como hogares de acogida para mujeres maltratadas o la asociación Planned Parenthood, lo que les trajo algunos problemas  en algunos puntos de la gira, donde las autoridades locales o los propietarios de los estadios no permitían su publicidad. En Texas, Joan Osborne y su grupo desafiaron esto, luciendo camisetas de Planned Parenthood en el escenario. En Atlanta en 1998, ni siquiera una amenaza de bomba paralizó los conciertos.

Joan Osborne, «One of us» en directo

La primera edición fue un éxito; de hecho, fue el festival itinerante  más lucrativo del año. La segunda edición amplió el número de artistas, más de 60 entre los dos escenarios principales, y la duración de la gira, con 57 shows desde junio hasta agosto, en Estados Unidos y Canadá. El festival había recibido críticas por la escasez de cantantes que no fueran blancas, y en 1998 se invitó al escenario principal a Erykah Badu, Missy Elliott, Des’ree, Meshell Ndegeocello y Queen Latifah.

Queen Latifah, «Paper»

También se amplió a más artistas internacionales, como Beth Orton entre otras; Morcheeba repetía, las dos veces en el segundo escenario.

Morcheeba, «Tape Loop»

Existían algunos eventos solo para mujeres por entonces. Lilith Fair no “vetaba” a los hombres, que formaban parte de algunas de las bandas; además de los ya mencionados Morcheeba, por ejemplo en The Cardigans o Cibo Matto, donde tocaba Sean Lennon. En 1999, Prince actuó invitado en el set de Sheryl Crow:

El tercer escenario se reservaba sobre todo para las artistas locales, o para jóvenes promesas desconocidas. Aquí actuaron maravillas de la música alternativa como Beth Orton o Kristin Hersh y tuvieron algunas de sus primeras oportunidades Idina Menzel, Tegan and Sara, Christina Aguilera y Nelly Furtado.

Nelly Furtado, «I’m like a bird»

El festival concluyó después de tres años de gran éxito por varios factores. McLachlan necesitaba un descanso, además de tiempo para componer y publicar; otras cantantes también estaban saturadas después de una época tan intensa. El festival les permitió crear redes; Paula Cole hizo amistad con Meshell Ndegeocello, que participó en Revolution, su álbum de 2019, y medio cartel del festival, incluyendo a Sheryl Crow y de nuevo Meshell, tuvieron su hueco renovando el estilo de las clásicas del folk-rock Indigo Girls, que en Come on now social se animaron con un toque más pop de lo habitual en ellas.

Indigo Girls con Meshell Ndegeocello, «We are together»

Hubo un intento de repetición en 2010, que no funcionó tan bien. Todavía con la crisis económica de 2008 dando coletazos, las entradas no se vendían al mismo ritmo que antes. Quizá también el momento del folk-rock había pasado y estábamos en la era de las divas pop; mientras Beyoncé estaba de año sabático después de conquistar el mundo con I am… Sasha Fierce, Lady Gaga, Katy Perry, Rihanna y en español Shakira, se repartían lo que iba quedando. Lilith Fair 2010 dio 23 conciertos, y tuvo que cancelar trece. McLachlan salió escaldada de la experiencia y confesó que había perdido el pulso de qué interesaba a las mujeres, como artistas y como público.

Sin embargo, la influencia de Lilith Fair ya se había hecho notar. Probablemente, su sucesor espiritual es el Girls Just Wanna Weekend, organizado por la cantautora Brandi Carlile en enero de 2019 y 2020 (hay prevista una edición para 2022).  Al principio mencionábamos el movimiento Riot Grrrl; varios grupos de punk rock crearon Ladyfest en el año 2000, en un movimiento de influencia anarquista y do-it-yourself que incluía talleres, conferencias y otras actividades culturales. Se extendió a otros países, y  no ha dejado de tener ediciones desde entonces.   Missy Elliott, montó el Ladies First Tour en 2004 con Alicia Keys y Beyoncé, y declaró que llevaba desde su participación en Lilith Fair queriendo hacer algo parecido.

Sleater-Kinney, «Get up»

En la primera edición de Lilith Fair, los conciertos terminaban con todas las participantes cantando el clásico de Joni Mitchell Big Yellow Taxi, esa de música alegre y letra melancólica en que el estribillo dice “¿no parece siempre / que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes?” No siempre es así; la máquina sigue girando, cada estilo pasa, lo sustituye una moda nueva y se nos olvidan olvidan hasta nuestros mayores favoritos. ¿Recordaremos con nostalgia el pop actual dentro de veinte años?

Foto Lilith Fair, 22 septiembre 1998, (Tweeter Center) Mansfield, Massachusetts: Jason Philbrook

3 comentarios en «Especial: Lilith Fair, el festival feminista de los 90»

  • el 21 julio, 2021 a las 3:23 pm
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    Sin dudas fue un gran hito en la historia de la música. Tengo entendido que las Indigo Girls fueron protagonistas de las primeras dos ediciones y que su presencia fue bastante protagónica, porque ellas permanecían en los escenarios cuando cantaban las otras y propiciaron que canten juntas y se integren entre ellas. Así es como terminan cantando algunas canciones entra varias, como la versión de Big Yellow Taxi.

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