Julio de la Rosa – Wah-Wah Club (Valencia)

Hace algunos días no daba crédito cuando Raúl Julián me comentaba que el concierto de Julio de la Rosa en Zaragoza acabó por todo lo alto con una conga. Le trasladé mi deseo de que no ocurriera lo mismo en Valencia, como si fuera necesario decirlo en voz alta para que no sucediera. En realidad estaba claro que aquí no iba a pasar; era tan probable como que no se reproduciera el clásico parloteo impertinente de cierto sector del público valenciano.

El espectáculo empezó a eso de las 23h cuando, ante una sala aún bajo mínimos, se subieron al escenario los locales CTRL ALT SUPR para presentar las canciones de su maqueta. Calentaron bien el ambiente, acertando con las versiones de Placebo (“Without you I’m nothing”), Radiohead (“The bends”) y Los Planetas (“Cumpleaños total”).

Daban las doce cuando salían a escena Los 3.40 y Julio de la Rosa. En lo estrictamente musical, por lo que lei en la recomendable crónica de Raúl, Julio calcó el setlist de Zaragoza. Durante la primera hora del concierto repasó la parte más movida de su excelente último disco (La Herida Universal, 2010), perlándola con un par de temas de El Espectador (“La cama” y “Caradura”).

En esta primera parte, Julio y su banda tuvieron que lidiar con algunos invitados sorpresa. El primero fue el ya comentado parloteo en voz demasiado alta que cierto sector protagonizó desde el principio. Afortunadamente, Julio hizo lo que muchos no se atreven a hacer: les mandó callar educadamente. El segundo contratiempo fueron unos incómodos malosentendidos en el apartado del sonido que especialmente trajeron de cabeza a Abraham Boba; aún así, el gallego se sobrepuso firmando un concierto preciso al acordeón e intenso a los teclados. Por cierto, de intensidad también sabe algo Cecilio Santiago (Nudozurdo). Qué bestia.

Ya en la segunda parte, el setlist se encargó de colocar el concierto en lo más alto. A cuatro clásicos de El Hombre Burbuja y de la historia del indie español (“Kill the mosquito”, “Rey Mugre”, “Mejor fuera” y “Mi rulot and I”) se sumaron dos de las más brillantes composiciones de Julio en solitario (“Otro de sus juegos”, “El monstruo nunca duerme”) y la festiva “Las camareras”, de su último disco, que bajó el telón como merecía la noche.

Al final, varias razones para salir satisfechos del concierto. Por ver lo bien que han crecido esas canciones que allá por abril, cuando ya vino a Valencia, decía que no había quien las levantara. Por “Mejor fuera” y por “Rey Mugre”. Y, sobre todo, por ver a un tipo como Julio de la Rosa, figura preclara de nuestra música, en plena forma.

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