Misfits + Juicehead + Beretta Suicide – Sala Copérnico (Madrid)

Uno, que se reconoce mitómano y no se casa con nadie en cuestión de géneros, vio en el show de lo Misfits en la capital la posibilidad de rellenar ese espacio copado por tantos nuevos grupos que emergen con gran bombo para luego desaparecer sin dejar huella en nuestras vidas. Puede que por su estética marcada por el terror, la serie B o los peinados “devilock”, o por sus himnos infernales de minuto y medio, el grupo de Nueva Jersey hace tiempo se fabricó su hueco en la historia del punk,

Con su segundo cantante Michale Graves desligado del grupo, Jerry Only, habitual bajista y único miembro original de la formación tomaba el mando en las labores vocales. Cuando esta información me llega, las malas vibraciones se apoderan de mí. Haced un esfuerzo mental e imaginaos que en un arrebato de locura Peter Hook, bajista de Joy Division, que nunca ha cantado en su vida, decide ponerse delante del micrófono. ¿Consecuencia? Desastre de altura. Y así ocurrió en la desafortunada vuelta a los escenarios del ahora trío.

Entramos de los primeros en una sala todavía por llenar para escuchar los compases finales de los primeros teloneros, Beretta Suicide, jovenzuelos ingleses con un garage-rock ensuciado poco sorprendente. Como dice un amigo mío, “muy sin más”.

Cambio frenético de equipos y en poco más de diez minutos comienzan a oírse los primeros acordes de Juicehead, teloneros oficiales en la gira española. Punk-rock cuasi melódico deudor de los noventa, pero lastrado de imaginación. Si a esto añadimos un sonido de guitarra excesivamente afilado y una voz sin contenido, la barra se convierte por obra de magia en nuestra mejor amiga.

Una vez pasado el trámite teloneador, y con una sala ahora ya a rebosar de jóvenes con ropajes inmaculadamente negros (sólo vimos un punki clásico), todo estaba listo para recibir a unos de los padrinos del punk. Bueno, todos no. Y si no que se lo pregunten a los protagonistas. Un sonido incomprensible para una banda con tantos años en la carretera desvirtuó el concepto de “evento musical en directo”, no pudiendo distinguirse los temas unos de otros. Si esto no fuera poco, Only no demostró capacidad para liderar este nuevo proyecto en el apartado vocal. Sin fuerza y con reducida versatilidad, por momentos el público decidió convertirse en los verdaderos cantantes.

Con un comienzo centralizado sin mesura en su último disco The Devil´s Rain (2011) (la primera docena de temas provenían de este trabajo), el bajón en cuanto a atención era de esperar, sobre todo hablando de un larga duración muy menor en comparación a sus anteriores trabajos. Cuando comenzaron a soltar temas reconocibles a pesar de la maraña sonora (“Nike a Go Go”, “She”, “Halloween”, “Skulls”)  el concierto mejoró levemente, aunque siendo ya demasiado tarde para la causa. La insatisfacción era plena

Lo más reseñable se dio en el único bis donde “We are 138”, “Saturday Night” y “Die Die My Darling” nos transportaron a tiempos mejores. Curioso que no tocaran “Last Caress”, su canción posiblemente más conocida. Quizás fue lo mejor para todos, ateniéndonos a las catastróficas circunstancias.

Vaya. Me acabo de enterar que Peter Hook ha hecho una gira haciendo de Ian Curtis. Cómo está la gente.

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