Pup + Pinpilinpussies (Sala Independance) Madrid 08/11/22

Los canadienses Pup han sido uno de los grupos referencia del punk-rock de los últimos años y no es para menos. Con su último trabajo, The Unraveling of PUPTheBand, ya van cuatro LPs aclamados tanto por la crítica como por el público.

Los canadienses nos visitaban para dar uno de sus conciertos más especiales. Su tour, Thank fucking God, está llegando a su fin, y este era el penúltimo de ellos, además de la fecha número 100 del mismo. Bien es cierto que no era el primero en nuestro país, ya que tocaron en el festival CanelaParty, pero sí la primera vez que tocaban en Madrid desde 2018.

Para las tres fechas que tenían en España les han acompañado Pinpilinpussies. El dueto formado por Raquel y Ane consiguió dar un concierto totalmente a la altura, sobreponiéndose además a problemas primero con la correa de la guitarra y posteriormente con el cable, y no solo saliendo airosas sino también reforzadas. Con «ERRE» se comenzaron a atisbar los primeros de los múltiples pogos de la noche. Finalmente, Ane se bajó del escenario para cantar el final de la canción en mitad del público, siendo este uno de los grandes momentos de la su actuación.

El inicio del concierto de Pup fue por todo lo alto, arrancando “Four Chords” y “Totally fine”, ambas del último disco. Fue con estas cuando los pogos ya mutaron hacia mosh-pits dignos de cualquier concierto de punk. En vez de aflojar algo el ritmo para que la gente pueda asimilar todo, decidieron mantenerlo e incluso aumentarlo, apareciendo en el setlist “My Life Is Over and I Couldn’t Be Happier”, del mítico The dream is over, o “Dark Days”, perteneciente al primer trabajo de la banda.

Desde el minuto uno también fue muy habitual ver a gente subiéndose al escenario con el objetivo de hacer crowdsurfing o la formación de múltiples circle-pits, aunque algunos con dudoso éxito al esperar que la canción rompiese hasta el punto de que esta misma había acabado. Tras una calma muy relativa, la cual en cualquier otro concierto habría sido descrita como caos, el cuarteto empezó a echar el resto. Parecía difícil que, tras canciones como “Reservoir” o “Morbid Stuff”, la intensidad de la gente o de los pogos fuese a más. De alguna manera, esto fue in crescendo en lo que restaba de noche, por lo que seguro que más de uno acabaría con la voz ronca y unas agujetas considerables.

El desorden total y definitivo lo provocó “Kids”, y es que todo el público, aparte de ser la peor pesadilla del técnico de sonido de lo alto que cantaban, montaron unos pogos de una intensidad enorme. No fue para menos el de “Waiting”, el cual además serviría de preludio para lo que aún estaba por llegar.

Cuando se escuchó el ya mítico “if this tour doesn’t kill you, I will” todo el mundo presente en la sala se emocionó. La locura y el desorden (para bien) crecían de una manera exponencial durante esta canción. Por ello, no desaprovecharon la emoción de la gente para acabar un concierto para el recuerdo con “DVP”, la cual comenzó con una transición desde el anterior tema. Aquí, si de alguna manera habías conseguido guardar fuerzas y voz, era el momento de echar el resto.

Pup ha conseguido por méritos propios ser uno de esos grupos que si vienen a tu ciudad se convierte en una obligación ir a verlos. Y es que no es para menos. Consiguen aunar en el mismo concierto un sonido realmente cuidado a la par que técnico con una actitud punk y enérgica que hace vibrar los cimientos de cualquier sala donde toquen. Además, por trayectoria, tienen ya el lujo de poder configurar un setlist realmente profundo y completo, ya que tienen material suficiente como para por lo menos tocar cinco o seis canciones más.

En resumen, como concierto hay poco más que añadir. La diversión esta completamente asegurada con una banda así. Lo único es que habría que asumir que las posibilidades de acabar afónico o con magulladuras son realmente altas. Eso sí, siempre desde la felicidad más absoluta

 

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