Entrevistamos a Morgan, que vuelven con ‘The River And The Stone’
Los madrileños Morgan viven un momento dulce. El merecido reconocimiento de público y prensa abraza de manera natural la llegada de su obra más conseguida hasta la fecha, el brillante y ambicioso The River And The Stone (North Records, 2021), en el que se consolidan como una banda de talento incuestionable, capaz de ampliar la paleta de recursos y texturas, y ratificar que han venido para quedarse. Una rara avis alejada de tendencias y coyunturas, cuya música habla por sí sola. Y lo hace de manera rotunda y sin lugar a debates. Acariciando la piel, alcanzando el alma. Charlamos con Paco López, su guitarrista, que nos atiende amable y cercano, superando el doble del tiempo que nos habían asignado, en una conversación que pedía a gritos unas cervezas y el calor de una chimenea. En ese intervalo, aparecen los nombres de Quique González, Ryan Adams, Fito & Fitipaldis, Willie Nelson, Germán Salto, Rufus T. Firefly… pero, sobre todo, prevalece el mensaje de un hombre feliz agradecido por poder dedicarse a lo que más le gusta, que transmite vitalidad y honestidad, y que cuida y valora enormemente a su público.
“Nos gusta mucho que nuestro público sea atento. Prestan atención a los detalles, a los discos y a los directos, cuidan y miman lo que somos y significamos, cómo trabajamos”
Tercer disco de estudio, nueve años como banda y momento dulce en vuestra carrera, atrayendo atención de público y medios, como vuestra música merece. ¿Qué supone este ambicioso The River And The Stone (North Records, 2021) en vuestro particular viaje como banda? ¿Ha cambiado algo respecto a los anteriores?
Es verdad que el tercer disco siempre tiene un punto crucial en el sentido de qué camino vas a elegir. El segundo, fue como una continuación de lo que veníamos haciendo y, de hecho, lo grabamos al final de la gira, aprovechando ese momento en el que tocábamos cada fin de semana y nos molaba grabar. Para éste, nos pilló la pandemia, pero íbamos a hacerlo igual. Acabamos la gira en febrero de 2020, pocos días antes del confinamiento. Los planes no cambiaron demasiado, y aprovechamos para darle muchas vueltas a las canciones, sin demasiados filtros, dejándonos llevar y disfrutando mucho del proceso.
La casualidad hizo que justo hubierais decidido parar anticipandoos a todo lo que iba a suceder, lo cual, de alguna manera, os favoreció dentro de la desgracia.
Totalmente, porque si nos llega a pasar en noviembre de 2019, por ejemplo, y nos cortan la gira, no sé qué hubiéramos hecho, porque esos últimos conciertos nos permitieron ahorrar algo de dinero para el disco y para vivir nosotros. Si nos cortan ahí, nos matan, que fue lo que le sucedió a un montón de bandas. En ese sentido, tuvimos mucha suerte y lo aprovechamos. Nos fuimos seis meses a una casa en la Sierra de Madrid, y estábamos ahí de lunes a viernes, durmiendo incluso, y teníamos los instrumentos en el salón.
Reflexionando sobre el disco, se advierten vuestras señas clásicas de identidad, pero también nuevos elementos, cristalizados en canciones más largas, más expansivas, como “Alone”, que sorprendió como primer avance del mismo, “Late” o “A Kind Of Love”, donde me gustan especialmente tus guitarras, muy en la onda Ryan Adams. También habéis tenido algo más de tiempo para trabajar las canciones. ¿Cuál ha sido la inspiración en esta ocasión? ¿Hacia dónde se ha escorado Morgan en su proceso creativo con este disco?
Hemos trabajado canción por canción. Si por ejemplo algo nos sonaba a otra cosa que ya habíamos hecho, buscábamos otra manera de enfocarlo. Buscamos otras posibilidades, explorar, pero de forma natural, sin que fuera un giro brusco, porque tampoco el cuerpo nos lo pedía así. Temas donde no nos importa empezar por un lado y acabar en otro, como nos pasa en el directo, pero que en los discos no lo habíamos desarrollado tanto. Puede ser un camino en esa dirección, la de probar más cosas nuevas, dejarnos más llevar. Hay que arriesgar siempre.
Considero que la forma en la que habéis secuenciado el orden de los temas, funciona perfectamente para enganchar al oyente. Las canciones más directas, entrelazadas con los temas más envolventes y reposados, creando un uno sólido y sin fisuras.
Me alegra especialmente que me digas eso, porque le dedicamos mucho tiempo a este aspecto. De hecho hay una canción que grabamos y nos gusta mucho, pero se ha quedado fuera del disco, porque pensamos que no tiene tanto que ver con el resto. Rompía el ritmo de alguna manera. Es un poco como cuando estás editando una película. Tienes una escena muy buena pero que no está dejando que la historia fluya como debería. Nosotros lo sentimos igual, de la misma manera que en los directos, que tienen que tener sentido de principio a fin, y lo que buscamos es esa sensación final de que existe esa armonía, tanto en disco como en vivo.
A nivel de producción y masterización, habéis contado con recursos más que notables. El disco se grabó en los estudios de Le Manoir en Francia, con el productor Carles Campón, y además está mezclado por Stuart White en Los Ángeles, que también ha trabajado para Beyoncé, ni más ni menos. Cuéntame cómo ha sido el proceso y cómo lo habéis vivido.
El proceso de grabación ha sido genial. El viaje a Francia fue un acierto total. Era un estudio-residencia en un lugar increíble. Te despertabas por la mañana y tenías el estudio ahí, lo cual para mí es muy valioso, porque a mí por ejemplo, me pone un poco nervioso este proceso, porque son los días que son, y tienes que conseguir que haya onda en la grabación, y que funcione justo en ese momento. Es una incógnita, no sabes cómo te vas a sentir cuando lo escuchas. Fluyó increíble. Luego tuvimos la suerte de dar con Stuart, que nos mezcló, y cuando mandó la primera mezcla, nos llamamos todos por whatsapp y estábamos alucinando. Hemos tenido mucha suerte en las decisiones porque han sido muy buenas.
Me fijaba hace unos días en que superáis en oyentes mensuales a Los Planetas, por ejemplo, y de los grupos españoles fuera de las esferas mainstream, sois probablemente los que más tenéis, o estáis bien arriba en ese top. Dice mucho de un grupo como vosotros, que se ha forjado una carrera y un reconocimiento a base de tocar mucho (y muy bien), y del famoso “boca a oreja”. En un momento donde la escena musical está tan polarizada entre lo que podríamos llamar “músicas urbanas” y todo lo demás, ¿en qué lugar se siente más identificado Morgan?
A mí me gusta mucho que nuestro público sea atento. Prestan atención a los detalles, a los discos y a los directos, cuidan y miman lo que somos y significamos, como trabajamos. Todo lo que rodea a esa forma de ver la música, me encanta, cuidar el producto como si fuera una pieza única de artesanía. La popularidad es peligrosa. Tienes que tener algo detrás. Por ejemplo, tenemos muchas escuchas de los temas en castellano, pero el público que viene a vernos, no viene solo a escuchar eso. Tenemos que tener algo detrás si queremos tener una carrera a medio-largo plazo. Que se trate de un público que escuche discos, no una playlist, por lo tanto, nos sentimos identificados con publicaciones o festivales a quienes les interese nuestro trabajo.
“Si por ejemplo algo nos sonaba a otra cosa que ya habíamos hecho, buscábamos otra manera de enfocarlo. Buscamos otras posibilidades, explorar, pero de forma natural”
Volviendo al impacto que haya podido tener la pandemia en vuestro camino a este disco, ¿cómo lo valoras mirando hacia atrás?
Nos volvimos a juntar en junio de 2020, que fue cuando abrieron. Estábamos fundidos de la gira, si te soy sincero. Habíamos hablado de quedar en mayo, para empezar a tocar, pero al final fue junio, por tanto no fue tanto problema. Sí que hubiésemos hecho otras cosas, ya que hubiéramos lanzado el disco en febrero de este año.
Justo ahí lo que hicisteis fue sacar el disco en directo, ‘Home – Live At Circo Price’, (North Records, 2021). Háblame un poco de cómo surgió esa idea.
Lo teníamos grabado, nos gustaba mucho cómo había quedado y estaba todavía el bajista, “Ove” (Alejandro Ovejero), que ya no está, y nos atraía mucho tener esa época reflejada en un disco. Fue muy bonito verlo editado.
Esto engancha con la siguiente pregunta: ¿cómo fue la salida de Alejandro de la banda? ¿Qué ha supuesto para vosotros?
Nos dio mucha pena, fue una noticia terrible, cuando nos dijo que no podía con todo. Nos queremos mucho y hemos disfrutado de momentos increíbles juntos. Hemos empezado juntos viviendo cada pasito como una comuna, y son experiencias muy bonitas que nos guardamos, pero luego se abren nuevas épocas para él y para todos, nos seguimos viendo mucho, quedamos… Fue todo de muy buena onda, y aunque nos puso muy tristes, también tenemos ese disco en directo que refleja esa época maravillosa que compartimos.
Hablábamos del directo. Si nos vamos al estudio, ¿cómo fluye el proceso compositivo en Morgan?
Hasta ahora, con los dos primeros discos, aparecía Nina (Carolina de Juan, voz de Morgan), con una melodía y un par de acordes, y una idea más o menos desarrollada y empezábamos a trastear, pero para este disco, yo también llevé ideas, juntamos todas las ideas que teníamos grabadas y que pensábamos que podían merecer la pena, o que nos llamasen la atención, y tiramos adelante con ellas. En total teníamos como 25 o 30 ideas, que curramos bastante, y se quedaron bastante trabajadas unas veinte o así, de modo que en este proceso hemos aportado un poco todos.
“Al principio, no pensábamos en llegar a grabar un disco. Nos juntábamos para tocar, Nina tenía un par de canciones. De repente, empezamos a hacer más. No teníamos prisa ni intención de nada”
Pasaron algo más de tres años desde que empezasteis a juntaros para tocar y lanzasteis el primer álbum, North (North Records, 2016), ¿por qué tanto tiempo?
Al principio, no pensábamos en llegar a grabar un disco. Nos juntábamos para tocar, Nina tenía un par de canciones. De repente, empezamos a hacer más. No teníamos prisa ni intención de nada. Cuando teníamos cuatro temas, pensamos “¿hacemos una maqueta y vemos qué tal suena en el coche?”, y así fue. Al final dijimos, “esto está muy bien, tenemos que hacer un disco”. Fueron literalmente cero planes, cero prisa.
Aunque supongo que siempre os preguntan sobre esto, hablemos un poco sobre el tema de incluir una canción en castellano en vuestros trabajos. ¿Puede ser una vía a explorar más en el futuro?
Desde el principio, lo que cuenta Nina que es quien las ha compuesto, es que le sale una palabra y de ahí tira. Después de dos-tres veces de tocar unos acordes, le ha venido una melodía en castellano, y la ha dejado fluir. En este disco, esta canción, “Un Recuerdo Y Su Rey”, la dejamos para el final, estuvo a punto de no entrar. De hecho fue en la pre-producción, una semana antes de ir a grabar, que le encontramos el beat que tiene, que nos gustó mucho, pero perfectamente se podía haber quedado fuera. Nosotros no pensamos que tenga que haber una canción en castellano sí o sí, simplemente salen así las cosas. No le damos demasiada importancia de puertas para adentro, pero entendemos que, por ejemplo, tienen más reproducciones o visitas que otras. Al final, damos conciertos donde se trata solo de tres canciones en castellano. De casi dos horas, es un espacio muy pequeño, me alegro muchísimo de que a la gente le guste algo que nosotros hacemos, pero a la hora de la verdad, representa un porcentaje muy pequeño de lo que suponemos.
“Que podamos hacer lo que hacemos, me parece un milagro. Intentamos sonar a nosotros, y no a una banda de los 70 en 2021”
¿Cómo valoráis el estado de la música en nuestro país, y vuestro status dentro de ese contexto?
Que podamos hacer lo que hacemos, me parece un milagro. Intentamos sonar a nosotros, y no a una banda de los 70 en 2021. Procuramos expresarnos en nuestro propio lenguaje, pero tenemos muchas influencias de ese tipo de músicos y de bandas que tratan las canciones, los mensajes, de esa manera con la que nos sentimos identificadas. Podría parecer que en España hay pocas bandas de nuestro género que tengan espacio y repercusión, y en otros países más, pero quizás sea solo una percepción y sí que las haya. En cualquier caso, nos parece increíble poder hacer lo que nos gusta. Si ahora me despierto, y digo: “esto era un sueño”, pensaría, “claro, no podía ser” (risas).
Para 2022 os vais a embarcar en una gira con Fito & Fitipaldis que os va a llevar por casi toda la geografía española. ¿Cómo habéis encajado esta noticia y qué va a suponer en vuestra trayectoria?
Estamos muy contentos y nos sentimos bastante honrados de que cuenten con nosotros. Fito, nos echa una mano, y nos enseña a la gente que viene a verle a él. Eso es un regalo muy grande. Pero lo que más nos llama la atención es lo divertida que puede ser una gira a ese nivel. Es primera división. Poder ver cómo trabajan, cómo se hace, es sobre todo para aprender y disfrutar. Es como un regalo caído del cielo. Es un tío increíble, y cuando le conocí, pensé: “no me puedo creer que este tipo sea tan majo”. Hemos tenido suerte en este sentido. Leiva, por ejemplo, cuando habíamos sacado el primer disco ese mismo año, iba a dar su primer concierto grande en solitario, en el Palacio de los Deportes, con lo importante que era para él, y nos llamó para abrir. Pensamos “¡no tendrá colegas, y nos llama a nosotros!”. Solo “Ove” le conocía personalmente. Fíjate que gesto más generoso, pensando solo en música, no necesariamente en intereses, o estrategia, solo pura generosidad, porque le interesaría la banda y ya está. También te enseña, es una lección para quedarte con ese tipo de lecciones para saber devolverlas cuando corresponda, y también valorar la parte de compañerismo que existe en el mundo de la música, que es a lo que hay que darle importancia y fuerza.
¿Tenéis tiempo para potenciar vuestros proyectos paralelos, o Morgan os acapara a tiempo completo?
Ahora mismo estamos todos centrados en Morgan y punto, lo cual es una pena porque tengo bandas con colegas con los que disfruto muchísimo tocando, pero por ejemplo, en 2019 íbamos a presentar canciones con uno de estos proyectos, miré agenda, y pensé “paso de meter un concierto un jueves en un pueblo perdido. No lo voy a disfrutar”. No quiero hacer cosas por hacer cuando se trata de música. Me da pena, pero cuando tengamos algún parón más largo, lo retomaré seguro. Eso en mi caso, e imagino que en los demás miembros de la banda, igual.
A nivel personal, ¿qué guitarristas admiras o citarías como influencia?
Billy Gibbons de ZZ Top, JJ Cale, Gilmour, por supuesto, más macarras tipo Slash…
No puedo evitar entonces preguntarte por Nels Cline, de Wilco, debilidad personal y auténtico genio en vida de las seis cuerdas.
Brutal, es verdad. Me parece buenísimo.
¿Me recomendarías algún artista en concreto, o algún disco o joya escondida que pienses que debo escuchar?
El hijo de Willie Nelson, Lukas, tiene un disco homónimo buenísimo, con su banda, The Promise Of The Real. Desde luego, y refiriéndome a lo que hablábamos antes, debería tener bastante más escuchas por la calidad que atesora. Suelo mirar su canal de Youtube, donde está él tocando su acústica, y no considero que acapare la atención que merece. Te recomendaría aún más a su padre, pero imagino que ya lo conoces bien (risas). Normalmente son colegas con los que compartes un artista que te gusta. El “boca a oreja” que nos ha funcionado tan bien a nosotros.
“Para cuando llegó alguna oferta de sellos, la máquina ya había empezado a andar, y no veíamos necesidad de cambiar el plan”
¿El hecho de autoeditaros corresponde a elección o a obligación?
Fue por obligación. Teníamos unos temas. No habíamos tocado en directo, más que un bolo en Majadahonda, y pensamos en hacer el disco. Había que conseguir el dinero. Nos ayudaron nuestros familiares, lo grabamos y empezamos a tocar. Para cuando llegó alguna oferta de sellos, la máquina ya había empezado a andar, y no veíamos necesidad de cambiar el plan. Pensamos que las decisiones eran nuestras, que no le debíamos nada a nadie. Los beneficios de discos y entradas eran para nosotros. Pero si en algún momento llega una oferta que nos compense, la estudiaríamos, pero por ahora, no ha sido así.
¿Podría decirse que Morgan vive de la música actualmente?
Sí. Humildemente, pero sí. Pagamos el alquiler, las facturas y alguna cena. Sin grandes locuras. No tenemos tanto éxito para ello, pero me da mucha felicidad en una época más o menos larga dedicarme a lo que me gusta, que es tocar. Lo más normal es que esto hubiera salido mal, pero que haya ido tan bien, es increíble.
¿Cuál es tu percepción, como músico y como espectador, en una sala y en un festival?
El festival en sí es una experiencia. Te da oportunidad de ver bandas que en sala, ya no vas a poder. Si tienes mucho interés en una banda en concreto, vas pronto y te colocas delante. Cada escenario te ofrece un tipo de experiencia. A mí me gustan todas, según el plan, sé a lo que voy. El rollo en un festival, con la gente hablando, bebiendo, también mola. Disfruto como espectador y como músico en todos los ámbitos. Como músico, si oigo todo bien, para no desafinar y disfrutar del bolo, está todo bien (risas).
Hablemos de vuestros planes de futuro.
Vamos a hacer gira de noviembre a marzo, y después empezaremos con Fito. Vamos a ir a sitios muy bonitos como el Teatro Arriaga de Bilbao, o el Victoria Eugenia Antzokia.
Me gustó mucho, a nivel personal, vuestra aparición en “Un País Para Escucharlo”, y ese detalle de tocar una versión de Rufus T. Firefly, estando en su hogar, Aranjuez.
Muchas gracias. La verdad es que estaba preparado para que estuvieran ellos también, somos amigos, pero no se pudo hacer por temas de salud, y nos parecía justo y bonito hacerlo ya que estábamos en su casa.
¿Cómo habéis vivido como banda el tema de las plataformas digitales?
Yo lo uso, no puedo ser hipócrita en este caso. Nos viene bien que la gente nos escuche y luego venga al concierto si pasamos por su localidad. Hay una parte de conocimiento de la banda que no conseguiríamos de otro modo. Debería encontrarse un punto medio. Me gustan iniciativas como las de los propios Rufus T. Firefly, que van a sacar el disco en plataformas un mes después de lanzarlo a la venta, para que el que realmente lo quiera, lo compre. A nosotros nos mantiene a flote el tocar en directo, y esto de Tidal, Spotify o Youtube, es una manera de darnos a conocer.
¿Cómo es vuestra relación con otras bandas de la escena madrileña?
Por ejemplo, somos muy amigos de Germán Salto, y atentos a lo que va a sacar. Los Estanques, Naked Family… son solo algunos ejemplos.
No dejan de crecer. Me alegra leer que viven de la música, merecido es poco