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Bruce Springsteen (Estadio de Anoeta) San Sebastián 24/06/25

Siempre pasa lo mismo. Empieza a desfilar la E Street Band desde el backstage y miramos a los feligreses que esta vez nos han tocado alrededor. Sonríes y te sonríen. Se nos vuelve a erizar el vello con 40.000 personas coreando “Bruceeeeeeeeeeee” al unísono. Qué bello es vivir y poder ver de nuevo a Bruce Springsteen en directo. Las endorfinas se nos salen por los ojos. El concierto comienza a un ritmo endiablado con «Lonesome Day», «Prove it All Night» —estreno en esta gira— empalmada con «Land of Hope and Dreams», tema que da nombre a este tour.

Una noche diferente. Nos ha faltado Little Steven, al que durante años veneré por ser quien era en la E Street Band. Verle en giras y documentales compadreando y aconsejando en el estudio de grabación o sobre el escenario con Bruce nos hacía sentirnos un poco más próximos a esa sensación de amistad, cercanía y alegría compartida. Tras la actuación del sábado, Steve pensó que le habían sentado mal unas kokotxas, pero al final ha venido a ser una apendicitis de la que ha sido operado en Donosti y que le mantendrá unos días alejado de los escenarios. Aprovecho para recomendar el documental Disciple, que trata su compromiso como artista y como activista por los derechos humanos. Sigue disponible en alguna plataforma.

Hace poco más de un año, en la primavera del 2024, Springsteen nos preparó un setlist más nostálgico, que incluía «Ghosts», «Nightsift» o «Last Man Standing», con la que nos contaba que se había quedado como el último hombre en pie, de entre aquellos compañeros de instituto con los que formó su primera banda, The Castiles. En este tiempo Donald Trump ha vuelto a la presidencia de Estados Unidos, y esto tiene consecuencias hasta en los espectáculos de rock. Bruce Springsteen ha dado una vuelta a lo que nos quiere contar. Puede elegir entre su inmenso repertorio y decide poner el acento en sus conciertos de esta gira en aquello que ahora le remueve y preocupa. Desde el comienzo de gira a mediados de mayo en Manchester, cada noche que se sube a las tablas aprovecha el altavoz que le brinda su estatus y fama para denunciar los tiempos oscuros que vive su país y las arbitrarias tropelías del hombre más poderoso del planeta. Las letras de «Rainmaker» y de «Chimes of Freedom», versión del tema de subrayar con el que cierra el espectáculo, así como las introducciones a las canciones más políticas, aparecen en las espectaculares pantallas, traducidas al euskera y al castellano para subrayar su discurso.

El sonido del concierto fue muy bueno, al menos en nuestra ubicación en pista, y especialmente reseñable la sonorización del bajo de Garry Tallent, que en temas como «Atlantic City» o «Because the Night», marcaba el ritmo con un groove bestial.

En esta gira europea, Bruce Springsteen viene encadenando en la primera mitad del espectáculo dos trallazos que empalman a la perfección y que ya nos marcaron desde hace casi 25 años en el directo Live in NYC. «Youngstown» y «Murder Incorporated» nos hacen desgañitarnos y levitar a partes iguales. Una vez más, brutal solo de guitarra de Nils Lofgren.

Poco después, en mitad de la interpretación de «House of a Thousand Guitars», tema de su último LP, empieza a llover y el concierto se para. Nos avisan por megafonía de que van a esperar a que pase la tormenta y luego retomarán. Las gotas cada vez más gordas y frecuentes nos terminan de empapar la ya sudada ropa. En 5 minutos estamos chorreando. La mayoría del público de pista se va a refugiar a las gradas cubiertas de Anoeta, otros, resignados ante lo inevitable y eufóricos ante el espectáculo, seguimos en nuestra posición. Algunos dudan sobre la continuidad del evento, los devotos ni nos lo planteamos, todo lo contrario. Sabemos que esto es como echar gasolina a una hoguera de San Juan. Y acertamos. Tras 35 minutos de aguacero, vuelve a las tablas desbordando energía por los poros, exultante, como queriendo premiarnos por el sacrificio recibido. Nos regala «Growin’ Up», temazo de su primer álbum Greetings from Asbury Park, rareza en directo en estos últimos años, y a continuación cose «Darlington County», «Working on the Highway» y «I’m on Fire», tres singles de su disco más popular, Born in the USA, siendo además estrenos en toda la gira. El público enloquece, son algunas de sus canciones más conocidas y radiadas. Una bola extra, unos bonus tracks para el público de Donostia, que alargaron el repertorio hasta los 32 temas, cuatro más que los que sonaron el pasado sábado en el mismo recinto.

¡Y aún no hemos ni llegado a los bises!

Aún nos quedan la fiesta de «Wrecking Ball», «The Rising», «Badlands» con sus míticos coros en los que nos recreamos alargando el tema hasta los 10 minutos, y la sublime «Thunder Road», que nos sabemos de cabo a rabo. La E Street Band, que ayer contaba con la friolera de diecisiete músicos en escena, abandona muy brevemente el escenario para volver a por ocho temas más. «Born in the USA», en su versión más rockera, embrida con un «Born to Run» épico. Retomamos de nuevo el disco Born in the USA, ayer protagonista del show con nueve de sus canciones, con «Bobby Jean», «Glory Days» y «Dancing in the Dark».

«Tenth Avenue Freeze-Out» nos devuelve a la memoria a “Big Man” Clarence Clemons y a Danny Federici, saxofonista y teclista de la banda en su época dorada y que desgraciadamente nos abandonaron hace tiempo.

Sabemos que la liturgia está a punto de terminar y que llega el momento del adiós. «Twist and Shout», con incontables vueltas, pule los nódulos que ya se empiezan a resentir en nuestras cuerdas vocales. Y con las «Campanadas de la Libertad» nos despedimos de nuestro pastor y guía espiritual hasta lo que esperamos sea una breve temporada.

Bruce. Gracias por tanto.

Fotos Bruce Springsteen: Jesús A. Martínez – Doctor Music

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