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Escala 1:1: «Because The Night», caricias con nocturnidad

«Because The Night» es uno de esos temas perennes e inmortales que no ceden un ápice al envejecimiento. Su historia contiene en sus inicios a dos de los grandes nombres del rock estadounidense del siglo XX: Bruce Springsteen y Patti Smith. La concepción de esta canción hay que atribuírsela al primero, quien trabajó en ella de cara a que formase parte de Darkness on the Edge of Town. Su poca convicción sobre el resultado y una carambola espaciotemporal hizo que una copia de esa primera grabación acabase en la sala de al lado, donde Patti Smith y los suyos estaban liados con la producción de Easter, disco donde acabaría «Because The Night» tras algo de remoce en 1978. La característica voz de Patti Smith, su cadencia y velocidad, y una instrumentación con resultado más tenue que la de The Boss, en gran parte por el protagonismo que se le otorga al piano, fueron las señas de identidad que llevaron este tema a la inmortalidad. Como apunte, la canción fue protagonista en los recitales de Springsteen desde la gira Darkness on the Edge of Town y la primera grabación solo saldría en disco de estudio en The Promise, recopilatorio de 2010.

 

10,000 Maniacs (1993). Los tiempos del desenchufe.

Hubo una época en la que muchos grupos consiguieron algunos de sus grandes momentos en los célebres Unplugged de la MTV, como fue el caso de los diez mil maníacos, que consiguieron una notable visibilidad con esta versión. Además de ciertos cambios en la entonación de Natalie Merchant, sus raíces irlandesas no eran lo único que aparecían en esta propuesta: el violín de Mary Ramsey tenía también su papel destacado como seña de identidad.

 

Kim Wilde (1998). Orquesta sinfónica.

A Kim Wilde hay que reconocerle muchos éxitos que marcaron la BSO de los 80, pero sus versiones son, casi siempre, también de gran calidad. Y en esta tampoco falla y nos deja un momento de jolgorio con esta gran propuesta de tintes sinfónicos. No obstante, esto se debe a que fue invitada a participar en Philharmania – Vol. 1, un experimento producido por Mike Batt en el que se daban citas grandes nombres interpretando versiones rockeras con apoyo de la The Royal Philharmonic Orchestra.

 

Garbage con Screaming Females (2013). Electrizante.

Siempre es agradable ver cómo grandes bandas colaboran con grupos que llevan haciéndose hueco algunos años con más o menos fortuna. En este caso, la unión de Screaming Females con la veteranía del supergrupo firman una de las versiones más potentes dentro del rock alternativo, donde se complementan las voces de Shirley Manson y de Marissa Paternoster sobre una instrumentación agresiva y guitarrera que eclipsa por completo las buenas intenciones de Duke Erikson al piano.

 

The Selecter (2015). Dos tonos.

De la parte de la banda liderada por Pauline Black (y no la que abandera Neol Davies) nos llegó la versión en ritmos jamaicanos que toda canción que se precie debe tener. Aunque no te dijesen quién la firma, lo sabrías, no solo por la voz característica y el ritmo two-tone sino porque, probablemente, para cuando escuches el hammond y la sección de vientos ya no puedas parar de bailar.

 

Versiones limitadas

A ver, no es que algo más de medio centenar de propuestas sean pocas, sino que cabría esperar registros de muchas más. Teniendo en cuenta que es un himno que ha tocado los corazoncitos rockeros, psicodélicos, oscuros y tranquilos del espectro musical desde hace décadas, asombra que no haya más versiones, aunque, eso sí, haya servido de base para experimentaciones como las que propuso Sonic Youth o los que incluyen adaptación a otro idioma, como las de Anna Oxa, Jussi Aaltonen o la patria de Tahúres Zurdos. Aquí rescato cuatro complementarias y, como es habitual, con la intención de remarcar la pluralidad estilística del mundo versiones.

Co.Ro con Taleesa (1992). Con samplers de Depeche Mode y una electrónica muy Snap! que comenzaba a avistar la explosión del eurodance, todavía conserva un ritmo pausado. Oda a la versión de la versión, la que firmó Soraya en 2006 es sobre esta propuesta.

Earthling (1996). Intento temporal de llevar el tema al trip hop, los alumnos más discretos de Bristol se enrocan en los clichés del género casi en cada segundo de una versión que pasó casi desapercibida.

Beki Bondage (1997). La vocalista de Vice Squad se deja el punk de sus orígenes por el camino y se acerca al rock más purista y quizá más clásico en esta versión.

Alexia (2013). Prueba de madurez definitiva para uno de los iconos eurobeat de los 90, esta versión se salda con buena nota, pero se echa de menos un toque más personal.

 

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