Explosión Colectiva (Ambigú Axerquía) Córdoba 02/12/23

Eso de la “Explosión Colectiva” empieza ya a ser una comidilla, una especie de guito subterráneo cada vez más audible, en la efervescente escena del pop rock cordobés. Si la primera edición sirvió para plasmar en vivo las canciones incluidas en un vinilo esencial para entender el movimiento, en el que se recopilaba lo más urgente del momento, esta segunda y más completa recorría el camino inverso: se trataba de que el personal fuera testigo de hasta dónde pueden llegar cada una de las bandas cuando se las somete a la espontaneidad y responsabilidad del directo sin amputaciones ni ediciones ulteriores, justo antes de que vean editados sus respectivos temas en un segundo volumen que promete ser sólo una nueva muesca en el pequeño mapamundi musical de la ciudad. Camino a la inversa o recorrido directo, entiéndase como convenga, lo cierto es que otra vez la sala Ambigú Axerquía abrió sus puertas de par en par a más de una decena de grupos comprometidos en primer lugar con ellos mismos, una señal inequívoca de personalidad, y después con una causa que suma ya una cantidad estimable de adeptos. Sobre todo porque los miembros de El Colectivo trabajan sin ánimo de lucro y únicamente en su urgencia por dar visibilidad a lo mejor de cada casa, y lo hacen con ahínco y tratando de ahuyentar continuamente los fantasmas de la desesperación. A Migue Pérez y Sisco Martínez les rondan ideas que atrapan y modelan a su manera, que es la que muchos compartimos, y hacen realidad lo que a priori no son más que un puñado de sueños locos. El desfile de nombres, recientes descubrimientos para muchos de los allí presentes, y el homenaje que con cada una de sus versiones rindieron a otros grandes nombres que los precedieron en este micro universo, mezclaba estilos, paisajes y presencias en una fiesta global que acabó de forma más abrupta de lo esperado. Por diversas razones, el anunciado fin de fiesta, la jam session más completa del año, no pudo llevarse a cabo, pero el regusto que nos dejó la resaca fue por una vez mucho más dulce que amargo.

Alberto Guerrero decidió versionar “Date un salto”, uno de los temas más injustamente olvidados de Flow, la banda con la que nacío su buen nombre y su prestigio. Antes, se había dado una vuelta deliciosamente acústica por sus “Rebajas” particulares, inaugurando una velada en un tono bajo pero profundo desde el punto de vista emocional. Sólo era el inicio de la sesión nostálgica que Doggy Blue, banda de veteranos bregada y bragada en batallas más afines a la causa de la música americana, continuó al tocar una brillantísima “Devil inside” y rememorar una de las recientes y gloriosas páginas escritas en la ya legendaria escena local, tocando un “The thing about Charles” que a su autor, un Paul A. Barham reconocible dentro y fuera del escenario, le hizo ingerir un trago de orgullo nada injustificado. Polos opuestos para empezar y dar paso a la sección más aguerrida, que de todo hay a este lado de la ribera del Guadalquivir.

No era la primera vez que Guar, posiblemente el grupo más alternativo de los que actualmente pululan por la ciudad, presentaba su rock deconstruido, lleno de tempestades de guitarras y actitud desbordante, y su “San Valentín” esquinado a parajes menos románticos de los que su título podría suponer. Únicos como son, la cover que en sus instrumentos sonó renovada y fascinante fue la de “Esa voz”, un tema con el que Deneuve, otra banda que jamás debió dejar de existir, profundizaba en la vena poético-atormentada que les hizo despuntar como la rara avis encantadora que fueron. De nuevo en las antípodas de la original y digna de figurar en un supuesto tercer volumen vinílico que recogiera sólo las versiones elegidas, Chitón pervirtieron (¿o fue al revés?) el himno de las Ketchup, el archifamoso “Aserejé”, poniéndola a arder y encendiendo un fuego que ya se suponía después de escuchar su tema más reconocible e identitario: “Recuerda, Chitón, recuerda”. Las capacidades de sus piezas instrumentales son infinitas, y algún día deberían trascender más de una frontera. Lo mismo que lo debieron hacer en su día The Solar Baby, el grupo de Palma del Río, o Ale Sánchez (ex The Cabots) al frente de Lady Coulson, que con el parpadeo eléctrico de “The brightest light” y la posterior “Hey ho”, apoyado a la batería por Lina Rodríguez, sólo fueron el preludio de una de las revisiones más inesperadas e intensas, la de “Rush for Nancy” de los seminales –nunca mejor dicho- Sperm, posiblemente lo más cercano a los presupuestos estilísticos y filosóficos de Nirvana que haya existido nunca por estos lares. El grunge y el blues sucio, el post rock y el pop anfetamínico unidos y mezclados en una dupla que comparte músicos e intenciones. El tramo más fibroso que culminó con la psicodelia anárquica de Morbo Gálico y unas “Arañas” que no se sabe si hablan de su condición animal o conjugan un verbo que puede llegar a escocer de rabia. A Yacentes, el grupo al que rindieron pleitesía, podrían haberlos hecho felices de tener a alguno de sus miembros pasando por allí, al ver y escuchar que “El camino” aún suena a piedra de toque esencial en el nacimiento del post punk hispano, con el sello del sur y la marca de fábrica de un tiempo y un espacio vitales para el desarrollo de todo lo que vino después. De aquellos barros malditos, estos benditos lodos.

La excursión por la provincia, más concretamente por el norte, sitúa el radar en otras dos bandas hermanadas por algún miembro y distintivas por su peculiar manera de entender el pop. Los primeros, Marchica, están poniendo en marcha un disco que competirá con los últimos próceres del post rock, aunque tal vez adelantándolos por unas líneas melódicas en conexión directa con Algunos Hombres, grupo encabezado por los hermanos Marce y Antonio J. Moreno, batería y vocalista respectivamente, mentes en perpetua ebullición crítica y artística (el segundo, más conocido como El Ciento en su faceta de dibujante e historietista, deja testimonio habitual de su obra en publicaciones de cabecera como Ruta 66, entre varias más). Unos presentan “Shanghai daughter” como estandarte de lo que está por venir, y los otros reivindican a unos “Fugitivos” de formas más asequibles pero igualmente fuera de norma. Para que se sepa de dónde vienen, “End of century club” de los nunca bien ponderados Goodbye Planet, y “Tormenta esta noche”, uno de los grandes temas del grandísimo Tarik, son debidamente recuperados, y cada uno en su especie, degustados con la correspondiente devoción. Más al sur, en el otro extremo de la geografía comarcal, los Dynamo Shock volvieron a demostrar por qué son posiblemente la banda más interesante de cuantas marcan los nuevos pasos del pop cordobés. Su “Flowers” inundó de teclados, programaciones y ritmos quebradizos una atmósfera a la que sólo le faltaba a esas alturas que alguien, y fueron ellos, trajera a nuestra frágil memoria a los añorados Corazones Estrangulados, y a poder ser, de la forma menos obvia posible. Sin duda, el momento álgido y la fugaz víspera de la fiesta que Ramos Dual & Yul Navarro, perpetuando una especie sin parangón, montaron al disparar su tecno infectado de sentimiento –sí, es posible hacer de la tecnología algo puramente orgánico- y proclamar un “Estamos llenos de gracia” donde el estruendo se equilibraba con la sensatez, y atenerse a “La alquimia de la serpiente” como inspiración en un auto homenaje que se enroscó hasta envenenarse de su propia distorsión. El preludio a la despedida. Sólo temporal, por supuesto.

El proyecto sigue en marcha y sin visos de desfallecer. Tras la tempestad escénica y la hermandad constatada en este segundo encuentro, es de justicia felicitar a organizadores, sala y músicos por demostrar una implicación absoluta y un ánimo de grandeza a la que se puede y debe aspirar ante los poderes mostrados. No se sabe cuándo, pero sí cómo, habrá una tercera Explosión Colectiva, y no podremos sustraernos a sus devastadores efectos.

Fotos Explosión Colectiva: Manolo Torres

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