Kool And The Gang (Noches Del Botánico) Madrid 25/06/25
El pasado lunes, Chaka Khan llenó de groove, leyenda y músculo el Real Jardín Botánico. Dos días después, Kool & the Gang regresaban al mismo escenario con una misión similar: demostrar que los grandes clásicos del funk y de la música disco no envejecen, solo se transforman. El listón estaba alto. Mismo ciclo, público parecido, idéntico respeto. Y esa actitud compartida de rendir homenaje a la historia viva de la música negra norteamericana.
Si en el caso de Chaka la excusa era celebrar medio siglo de carrera, en el caso de la banda de Jersey hablamos ya de sesenta años. Se dice pronto. En 1964, siete amigos fundaban un grupo de jazz y soul llamado The Jazziacs. Entre ellos estaban Robert “Kool” Bell, bajista y figura central, y su hermano Ronald, cerebro creativo, saxofonista, teclista y compositor de “Celebration”. También Dennis “Dee Tee” Thomas, otro fundador que dejó su huella en el saxo. Ronald Bell y Thomas fallecieron en 2020 y 2021, respectivamente. Hoy, sobre el escenario, queda Kool. Y no es poca cosa: con 74 años, mantiene el groove, la presencia y la autoridad como si la edad no contara. Él fue el eje sobre el que giró la noche.
Pero si hay otro nombre que no se puede separar de los años dorados del grupo es el de James “JT” Taylor. A finales de los setenta, Kool & the Gang se encontraban en tierra de nadie. Habían saboreado el éxito con temas como “Jungle Boogie” o “Hollywood Swinging”, pero la llegada de la música disco arrasaba con todo. Paradójicamente, esa oleada debía haberles favorecido: eran una banda con un control total de metales, cuerdas y cadencia, y además reconocida internacionalmente. Pero faltaba algo.
Faltaba una voz. Hasta entonces, Kool & the Gang habían funcionado sin un vocalista principal. Fue con la llegada de Taylor —exprofesor, con pasado en bandas menores— y la producción de Eumir Deodato cuando todo cambió. Del funk al disco, manteniendo la esencia que les había hecho grandes, y, con ello, al hit global. La década del 79 al 88 fue su cima creativa y comercial: “Too Hot”, “Ladies’ Night”, “Get Down on It”, “Joanna”, “Fresh”, “Cherish”, “Misled” y, por supuesto, “Celebration”. Todos con la voz de Taylor al frente.
A sus 71 años, James “JT” Taylor sigue en una forma estupenda y, según parece, prepara nuevo material. Su nombre quizá no resuene tanto como el de otras leyendas, pero su voz forma parte del imaginario colectivo desde hace más de cinco décadas. Por eso, su ausencia sigue doliendo. Más aún después de que, a finales de 2024, Taylor y Kool coincidieron en Cleveland para celebrar la entrada de Kool & the Gang en el Salón de la Fama del Rock & Roll. Allí, compartieron escenario por primera vez en años.
Un gesto simbólico que, tras décadas de líos legales y distancias personales, hacía pensar en una posible reconciliación o, al menos, una aparición especial en esta gira. Cuando se anunció el concierto de Madrid, muchos quisieron creer que podría producirse ese “último baile”. Pero no ocurrió. Y lo cierto es que, para encontrar la última vez que vimos a Kool & the Gang con Taylor al frente en la capital, hay que remontarse a noviembre de 1987, en el Palacio de los Deportes. Han pasado casi cuarenta años.
Con ese pequeño desencanto de base, y con el recuerdo aún reciente del conciertazo de Chaka Khan, mantener la objetividad no era sencillo. Y, sin embargo, la banda supo ofrecer un espectáculo musicalmente sólido, compacto y técnicamente impecable. Eso sí: el enfoque fue otro. La actual formación, con Kool al frente, apuesta por un regreso a las raíces más instrumentales, en clara reivindicación de su primera etapa (sin faltar los grandes éxitos).
Eso se notó desde el inicio, con dos piezas como “Open Sesame” y “Pneumonia”. También en los arreglos de casi todos los grandes hits, extendidos, reimaginados, empapados de músculo. No es casualidad que prácticamente todas las canciones incluyeran desarrollos instrumentales extensos, a veces hipnóticos, otras excesivos. “Get Down on It”, el penúltimo de la noche, se alargó hasta los diez minutos con una batalla de saxos tan impecable como innecesaria. A ratos, el show parecía construirse alrededor de los grandes éxitos… que ya no canta Taylor. Y el pegamento para unirlos fueron estos bloques instrumentales, que, pese a la calidad de los músicos, acabaron volviéndose algo monótonos.
Porque talento no falta. «Fitz» Williams, histórico del grupo desde los ochenta, sigue brillando al teclado. Curtis Pulliam (trompeta), Jermaine Bryson (trombón) o Rick Marcel (guitarra) aportan solvencia y carisma. Pero la falta de dinámica en el setlist acabó pasando factura. No fue un mal concierto —esos himnos imperecederos hacen bailar hasta al más escéptico—, pero sí hubo baches de ritmo. Algo que, por ejemplo, no ocurrió con Nile Rodgers en el Alma Festival del año pasado, donde el flujo entre tema y tema era constante y fluido.
“Fresh”, primer tema vocal de la noche, pasó casi desapercibido. “Too Hot” se alargó con un monólogo en inglés de más de cuatro minutos que cortó el ritmo. En cambio, “Joanna” brilló gracias a la interpretación de Shawny Mac, vocalista de la banda desde los noventa. Y Wolf Anderson dejó uno de los momentos más cercanos y mágicos de la noche con “Cherish”, incluyendo algunas estrofas en español que conquistaron al público.
El tramo final fue otra cosa. “Let’s Go Dancing”, “Ladies’ Night”, “Get Down on It” y “Celebration” devolvieron al público a lo que había venido a buscar: esa ráfaga imparable de alegría, nostalgia y comunión colectiva. Aunque los solos seguían ahí, el engranaje fluyó. Ya fuera por el repertorio, por la energía o porque el reloj apretaba, la banda se dejó llevar.
En un verano donde varias leyendas están pasando por nuestros escenarios, Kool & the Gang dejaron claro que siguen siendo una maquinaria sólida, curtida y elegante. Pero también demostraron que la nostalgia, por sí sola, no basta. Faltó chispa y, sobre todo, faltó la voz que marcó su época más dorada. Quizá por eso el recuerdo del lunes anterior, con una Chaka Khan entregada, aún flotaba en el aire como un listón difícil de alcanzar. Aun así, el Botánico bailó, coreó y celebró con Kool & the Gang. Porque hay canciones que no envejecen. Porque incluso sin ser redonda, una noche con Kool & the Gang sigue siendo una noche para el recuerdo.
Fotos Kool And The Gang: Víctor Terrazas