Nudozurdo – OchoyMedio Club (Madrid)

Nudozurdo siempre estarán en mi recuerdo por haber sido capaces de crear un disco absolutamente asombroso: Tara Motor Hembra (11). Esta descomunal muestra de talento, miserias, obsesiones y vivencias al límite estuvo a punto de costarles algo más que la carrera a sus creadores, especialmente a su alma mater, Leo Mateos. Inconmensurable, una obra maestra absoluta en la que perderse dando tanto miedo como placer. Uno de esos trabajos indispensables, perturbadores, a las formas, por ejemplo, del Libre asociación (11) de The New Raemon.
Tras sobrevivir al cataclismo, con una banda reconvertida en trío y la entrada de ex – Standstill (lo que me ha costado escribir «ex» no lo sabe nadie) Ricky Lavado a las baquetas, Nudozurdo presentaban este año Rojo es peligro (15). Todos lo sabemos: ellos, vosotros, tú y yo, dejémonos de filigranas, se trata de un disco menor, con un loable giro estilístico, pero donde ningún tema rezuma virtud alguna de las de rallar al filo.

Justo lo contrario de su directo. Y sí, una vez más demostraron que sobre las tablas no tienen rival, pese a echar muchísimo de menos una segunda guitarra -flagrante su falta en temas tan descomunales como «Conocí el amor» o «Prometo hacerte daño»- o por quedar en evidencia, una vez desprovisto de sus ropajes electrónicos, canciones recientes tan poca cosa como «Bucles dorados» o «No siento el amor y tu amor es falso».

Pero ahí está un legado ejemplar, que, si bien en un momento rendía cuentas a la influencia evidente de popes como Joy Division o The Cure, permite hoy día deleitarse con joyas de nuestra música independiente patria de los últimos años de su clásico Sintética (08) como «Mil espejos» -mejor momento de la noche, fantástica-, su inevitable «El Hijo de Dios» y la incisiva «Ha sido divertido».

Qué decir, como indicaba al principio, de la trascendencia de Tara Motor Hembra. Ellos también la conocen y fue su disco más presente aún ahora, destacando el penetrante taladro de «Laser love» y las conmovedoras, oscuras y destructivas «Dosis modernas» y «El diablo fue bueno conmigo».

Aplauso igualmente para el rescate de su torbellino primerizo, tan unido a ellos como me manifestó su líder en una entrevista, «Dentro de él» y, sorpresa, el sonido penetrante, sólido e incontestable de un nuevo tema que lleva por título provisional «Voyeur Amateur», puñetazo en la mandíbula que por sus intenciones y logros condena al ostracismo más evidente la experiencia reciente de Rojo es peligro. Bienvenidos al agujero negro de nuevo.

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