Reedición: Tim Hardin – Tim Hardin II (Elemental Music / Universal)

En general no me gusta usar el término infravalorado. Se supone que algo se valora o se deja de valorar en relación con otra cosa, y esa cosa nunca está clara ni suele ser objetiva. Dicho lo cual, es cierto que hay artistas más merecedores del mencionado adjetivo que otros. Uno de ellos, sin duda, es Tim Hardin. En este caso incluso se pueden argumentar razones objetivas: hablamos de un tipo cuya consideración se encuentra a años luz de gente como Bob Dylan o Neil Young, y sin embargo ambos han grabado canciones suyas. Posiblemente estamos ante el típico caso de músico para músicos, ya que ni ventas ni en general la crítica (hasta tiempos recientes) han respondido a la calidad de sus canciones como sí lo han hecho los mencionados Dylan, Young, Johnny Cash, Joan Baez, Willie Nelson o Scott Walker, por mencionar solo algunos nombres. No le acompañó la suerte (estuvo en Woodstock, pero su actuación no apareció ni en el documental ni en el disco) ni las decisiones artísticas (tras dos primeros álbumes brillantes, los siguientes fueron principalmente de versiones ajenas) ni su propia vida (los problemas con las drogas arruinaron su carrera y falleció joven y olvidado, en 1980, a los 39 años). El sello Elemental Music Records, siguiendo con su política de reediciones en vinilo de 180 g. de discos de los 60 y 70 que llevaban un tiempo sin reeditarse en condiciones, ha puesto su mirada en el segundo disco de Hardin, apropiadamente titulado Tim Hardin II.

El segundo álbum del cantante y compositor de Oregon está, en general, menos valorado que su debut. Es cierto que su primer disco contenía clásicos como “Reason to believe” o “How can we hang on to a dream”, pero en Tim Hardin II tenemos nada menos que “If I were a carpenter” y “The Lady came from Baltimore”, dos grandes canciones que fácilmente podemos considerar cumbres del folk de los 60. Solo por ellas merecería la pena adquirir este disco, pero no hay que menospreciar a sus acompañantes. “Black sheep boy” es otra preciosa pieza lenta de country folk con exquisitos arreglos de cuerda. “Red balloon” es también una gran canción, aunque recuerda demasiado a “If I were a carpenter”. A ritmo de vals folk (o de nana, dada la temática) se mueve “Baby close its eyes”, breve pieza de nuevo con bonitos arreglos y una emotiva letra. “Speak like a child” destaca por su ritmo distinto y por la aparición de una nostálgica flauta. Otra canción que llama la atención es “See where you are and get out”, donde encontramos un Hardin diferente, animado y sarcástico, como una combinación imposible de los Kinks y el primer Dylan. Hablando de Dylan, si el de Duluth homenajeaba a Guthrie en su primer álbum, aquí Hardin tiene un emocionado recuerdo para Hank Williams. De nuevo con unos arreglos que, en este caso, bordean en algunos momentos el jazz.

Aunque los dos primeros discos de Hardin se encuentran fácilmente en una edición conjunta en CD de hace unos años (es la que enlazamos aquí en streaming, no hay otra forma de escuchar estas canciones en Spotify), vale la pena tener este álbum en vinilo. No aparecen las letras, pero se ha respetado al máximo la edición original incluyendo el poema “A question of birth” que aparecía en la contraportada del original de Verve, y también lo hace aquí. Un signo de respeto que honra a esta necesaria reedición.

 

 

 

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