Retribution Gospel Choir + Rosvita – Moby Dick (Madrid)

El doce de mayo de este año no será recordado en la capital por el trofeo europeo logrado por el Atlético de Madrid, lo será por la tormenta de intensidad más allá de los límites de la razón acometida por Retribution Gospel Choir en la sala Moby Dick. Y no exagero una miga.

No cabe hablar del proyecto paralelo para descargar adrenalina de Alan Sparkhawk, ni muchísimo menos: cabe hablar de un trío –completado por el también bajista en Low Steve Garrington y el batería Eric Pollard (ambos alfiles de lujo para levantar esas brillantes murallas de sonido)- capaz de hacer un rock que conmueve y agita hasta los cimientos más profundos del alma.

Abrieron la noche otro trío de grandes músicos, Rosvita. Logrando una eficacia basada en la reiteración de ritmos trepidantes y una personalidad extraña del todo subyugante, demostraron a la forma de otros animales de directo como The Joe K-Plan por poner un ejemplo, que el mejor medio para ser disfrutados es a escasos metros de distancia. Un buen engrase que, a pesar de su valía, quedó borrado de un plumazo habida cuenta del vendaval que nos iba a venir encima.

El carácter solemne, las caras desencajadas y las convulsas formas de tocar de Alan Sparkhawk, con ese halo de esplendor bello, han hecho que sea uno de los músicos que más me gusta ver tocar. Sonará a órdago, pero la fiereza y entrega que ostentó el pasado miércoles les juro que no la he sentido ni incluso en las misas más atoradas y solemnes de Low en vivo.

Abrieron con “Breaker” –tema que aparecía en muy distinta clave en Drums and Guns (07), al igual que “Take your time” que también tocaron- y la cosa empezó a caldearse con las directas “Workin’ hard” y “White Wolf”, pero fue con una interpretación donde el lenguaje humano no podría jamás ni acercarse a describir de “Poor man’s daughter” donde entré en un estado del que ya no salí hasta el final. Alucinante. Posteriormente, el encadenado de “Hide it away” y “Your bird” aclaró por qué 2 (10) es el mejor disco de rock genuino del ejercicio sin atisbo de duda.

Antes de un bis exigente a las formas de Crazy Horse -con dos temas de su también brillante debut homónimo, “What she turned into” y “Destroyer”-, el breve calambrazo de “’68 comeback” y la doliente “Something’s going to break” fueron más argumentos para darse cuenta de que los días verdaderamente únicos los crean pequeños grandes tesoros como Retribution Gospel Choir. Campeones.

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