Russian Red – Skynight Bar (Madrid)

Con motivo de la presentación de una nueva colonia de Givenchy, Play, servidor tuvo el privilegio de pasear su abrigo de pana por Skynight, imponente bar-mirador ubicado en el ático del Hotel Puerta de América. Todo un portento de la arquitectura moderna su fachada, que diría cualquier alma con vocación de azafato de aeropuerto.

Entre gente guapa, polos con caballos y entremeses de cocina japonesa, en medio de esta escena de un extrañamiento digno de los films de Terry Gilliam para servidor, se preguntarán qué se me había perdido. Muy sencillo, la marca había decidido ofrecer un concierto en exclusiva para cincuenta afortunados y algunos medios de comunicación invitados, entre los que Muzikalia tuvo la fortuna de estar. Y allí tenía que estar un fan de Isis, lógicamente; somos así de excéntricos para bien.

La artista elegida para representar la imagen de Play de Givenchy no fue otra que Russian Red. Una introducción con briefing bien confeccionado, nos indicó el porqué de la asociación de fragancias y música basada en las analogías entre los sentidos del olfato y oído; una mezcla de sensaciones que unida a la denominación y diseño de Play, hacían casar las ideas entre fans expectantes, canaperos de profesión y caras en su mayoría bien exfoliadas.

Y antes de que saquen sus cuchillos, dejar claro que si algo me dejó sorprendido para bien en medio de aquella escena, fue la profesionalidad que se gasto Lourdes Hernández. I love your glasses (08) es un disco con virtudes, que por una nutrida parte del público indie se ha llevado unos varapalos injustos en comparación a otras propuestas de calidad y autenticidad mucho más en entredicho, y esto no lo está diciendo un moderniqui de flequillo, que conste, lo está diciendo un seguidor de las camisas de granjera de Stacey Earle.

Con un sonido limpio y cristalino, una actitud seria y un tono lírico que se erigía valiente entre no pocos despistados parloteadores -se imaginarán ustedes- el concierto fue más que disfrutable con temas tan redondos como “Take me home”, pasajes encendidos como “No past land” o su ya clásico “Cigarettes”.

Aportaron dinamismo a la velada algún tema nuevo, una versión muy bien adaptada a su cancionero de “Be my baby” de las Ronettes y un cierre con ella sola a la acústica defendiendo su bonita y emocionante revisión de “Girls just wanna have fun” de Cindy Lauper. Antes, durante el grueso del show, un solvente batería y guitarra ayudaron a crear texturas delicadas.

En resumen, Russian Red sigue trabajando y luchando para ser mucho más que imagen, por contradictorio que parezca, y esa noche desde luego lo consiguió. La carta del segundo Lp será decisiva para confirmarla en el panorama o condenarla al ostracismo.

Y hasta aquí llegó mi aventura, culminada por un descenso desde la planta trece del Puerta América con la ciudad silenciosa tras el cristal que me hizo sentir Robocop bajando por el ascensor de la OCP: sólo un engendro de carne y contemporaneidad.

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