Testarrosa – LaMarina (Autoeditado)

Hacía un tiempo que se formaban bandas para desenterrar ese espíritu teenager que parecía haber muerto hace mucho tiempo, a finales de la década de los noventa y en Estados Unidos. Pero las modas son las modas y volvió. Testarosa es una banda valenciana que podría ser perfectamente de Estados Unidos por el sonido final que adquieren sus temas y por nada más. Cantan en castellano y por mucho que sus canciones hablen de esa etapa tan conflictiva y cruda que es la juventud, se toman las cosas a pecho y con seriedad. Podría tratarse de un grupo del montón en el que convergen el pop rock alternativo y la velocidad del punk pero van más allá. Este es su primer EP, LaMarina (2015), y hay que destacar el gusto exquisito por llevar las guitarras hacia los límites del shoegaze y la voluntad de introducir coros femeninos que endulzan y dan esa energía que les falta, como sucede en «Cowboy de ciudad» pero que al no dosificar este recurso, terminan sobrepasando los límites tal y como sucede con temas como «Imbecilidad».

Si uno escucha a este quinteto valenciano pensando que hay ese sentimiento triste y solitario de los adolescentes, todo pinta como el típico instituto californiano con esas taquillas en los pasillos, un chico esquelético que además de ser pringado se enamora de una rubia preciosa que es animadora del equipo de baloncesto. El color rosa, los skates, los chicles, el alcohol, las primeras relaciones y los enamoramientos, todo esto, parece regurgitar en la voz de Álvaro Sancristóbal bajo una gran voluntad lírica y musical de generar decadencia e hiperrealismo. Y lo consigue. Este grupo no es de California pero sí de Xàtiva y pueden llegar a recordar tanto a bandas del panorama nacional como Los Punsetes o a La Habitación roja en su segundo EP El eje del mal (Mushroom Pillow, 2005).

Si destacan por cierta grandilocuencia dentro de los escuetos límites que ofrece el power pop, sus canciones repiten ese patrón de riffs de guitarra prominentes, el uso del sintetizador, una voz bastante clara y sin arreglos, una batería machacona y unos coros demasiado presentes y de los que se podrían prescindir muchas veces. Es evidente que mantienen ecos de los Weezer en su debut con ese tema tan famoso llamado «Buddy Holly» o incluso a los The Rentals porque las influencias están muy presentes y de la mejor forma posible. A Testarosa les falta trabajar un LP para terminar de encontrar su espacio, dejando atrás cualquier resquicio de la moda hípster actual más banal para sonar como un grupo con una interesante personalidad y estilo. Algo que no recuerde en exceso a otras bandas del panorama nacional y que tenga ese punto cómico en las letras y tan bien trabajado como lo han hecho en este EP.  

 

 

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