Tiburona – Nos extinguimos (Montgrí)

A veces da la sensación de que transitamos en un panorama nacional lleno de pomposidad mal entendida y carente de autenticidad, abocados a tener que tragar sí o sí con una industria que ha dirigido sus lanzallamas a los sótanos para encumbrar sus pabellones y sus depuradas falsas modestias. Menos mal que ese fuego equiparable al perfil de instagram de turno, de turismo masificado sin criterio y foto y ya no ha podido acabar con todos los pasadizos de ciertas escenas subterráneas en las que todavía se pueden encontrar gratas sorpresas.

Tiburona lleva ya unos años resistiendo al envite y aportando una frescura y una personalidad en peligro de desaparecer. Si ya con su primer elepé, Sola y feliz, dejaron su tarjeta de visita, ahora nos regalan su segundo larga duración, Nos extinguimos, una declaración de intenciones desde el título que se transforma en una propuesta que deambula por un sinfín de guiños a ese garage excavado a diez metros bajo tierra y en el que se respira un ambiente cargado con aire saturado de diferentes aproximaciones a esa autenticidad tan necesaria.

Partamos de que varios de los cortes contenidos en este comunicado habían circulado en formato EP, otro de los grandes signos de que todavía no está todo perdido. En ese «Relación abierta» ya aparecía el corte homónimo, una divertida y satírica lírica salpicada con ciertas gotas de oleaje surf, que se complementaba con “Horizonte de sucesos”, fiel a la imagen de la escuela española de garage, y con el pegadizo power pop de “Pensando en ti”, una forma bastante eficaz de trillarte el cerebro con su estribillo hasta que llegue algo mejor a tu cabeza, como apagar el gas.

Y es que el trío sigue velando por ganarte con un orden en el que reina ese garage aderezado de reminiscencias del rock nacional de los sesenta —ese abocado a ser una referencia masiva para quienes todavía reivindican esa seña de identidad como propia—, como ocurre en “Brebaje de amor”, y con toques de pop sucio y maravilloso que hizo el camino a principios de los noventa (“Persona favorita”) para sacar la cabeza lo justo antes de volver a la vida real.

No faltan la ironía y la sátira con cierta denuncia en esa narración constante que hacen, y que aparece salpicada con dosis de esa realidad de lo obsceno entre comercios sin alma, como la expresada en “Almuerzo desnudo”, o el pop del doble cierre de “Errante” y “Que mueras bien”, dos cortes perfectos para poder degustar el buen sabor de optimismo que deja la escucha y que certifica que, de momento, no está todo perdido.

Escucha Tiburona – Nos extinguimos

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