Za! & Perrate (El Pumarejo) L’Hospitalet del Llobregat, Barcelona 18/05/25
Edi Pou y Pau Rodríguez agarraron el micro para anunciar a la concurrencia que el concierto que íbamos a ver sería grabado, de ahí que diferentes cámaras se confundieran entre el público. El motivo era que están, en la actualidad, en proceso de producción de un documental sobre la vida y trayectoria artística de Tomás de Perrate. El grupo catalán no se pudieron resistir a la oferta que les hizo el cantaor de Utrera para que ellos aparecieran en los espacios en donde suelen organizar sus conciertos. La unión que existe entre Za! y El Pumarejo ya viene de años, aunque como ellos mismos matizaron, el concierto en un principio tenía previsto otra localización más cómoda para los asistentes. Para un servidor era un espacio ideal, porque este local es de los pocos que aún funcionan en Barcelona como refugio y enclave para las músicas más arriesgadas que se hacen tanto a nivel nacional como foráneo, Además el tipo de conexión que logran con el público Za! necesita un ambiente apropiado de proximidad, para de esta manera establecer una comunión total entre público y artista.
Za! & Perrate presentaban su disco Jolifante (Lovemonk/Gandula, 2024), uno de esos discos en donde se permitían delimitar un espacio para que vanguardia y tradición irrumpa para dinamitar cualquier atisbo de esencialismo sonoro. Desde que se conocieron, el dúo catalán y el cantaor sevillano en 2021 la fraternidad ha sido uno de los elementos esenciales para tirar adelante uno de esos proyectos musicales que no conoce límites, más bien diría que es una apuesta por el autosabotaje continuo a través de partituras en donde hallar ecos al kraut, el postrock, ethio jazz, el situacionismo y el dadá, el cante jondo, la polirritmia del afrobeat, el free jazz, la cultura rave (ahora que está tan de moda Sirat de Oliver Laxe, creo que lo vivido esta noche podría ser un epílogo estupendo a este film).
Lo que pudimos disfrutar es una avalancha de sonidos que resonaban en nuestro cuerpo; una espiral de decibelios que entraban para perturbar nuestro sistema neurológico y mental a base de mantras vibrantes que hacían que movieras el cuerpo al ritmo de voluptuosas andanadas de cadencias percusivas y loops beligerantes.
Un Perrate dominando los mini cajones que tocaba con escobillas o con baquetas dominaba la situación recordandome a Hailu Mergia con su cante descarnado y ancestral, mientras que Za! viraban por marcos sonoros en donde canalizar la pasión por la tradición y la búsqueda de una orografía futura en el que sus sonidos podrían dar sentido al fin del capitalismo más salvaje. Es una utopía, quizás, pero el colapso tímbrico y textural de esta propuesta parece apelar a salir a las calles a quemarlas, y bailar al borde de los rescoldos de este monstruo de sistema que nos aniquila. Esto es música para remover conciencias; una música para devenir-animal, tal y como teorizó Deleuze a propósito de la figura de Gregorio Samsa en la novela La Metamorfosis de Kafka, para volver a unirnos en colectividad y dejar las subjetividades a un lado en aras de ganarnos la libertad para siempre jamás.
Foto Za! & Perrate: Óscar García