20 años sin Freddie Mercury. Recordamos al líder de Queen y su legado

La última lucha de Freddie Mercury

Freddie Mercury tenía prisa en grabar más canciones. Estaba extasiado, pero eso no parecía importarle, quería seguir grabando hasta que le abandonaran las pocas fuerzas que le quedaban. Su voz inmortal seguía sonando con fuerza a pesar de la dura enfermedad que afectaba su debilitado cuerpo. Así dio vida a «These are the days of our Lives» o «The show must go on» incluidas en el álbumInnuendo de Queen. Como la ópera más triste y trágica jamás escrita, sus palabras no huían del inevitable final que le esperaba. En sus dos últimos videoclips «These are the days of our Lives» y «I´m going slightly mad» vemos a un Mercury con un aspecto marcado por la enfermedad y aferrándose a lo que le quedaba dejando sus últimas canciones en forma de réquiem.

«You can´t turn back the clock you can´t turn back the tide / Ain´t that a shame / I´d like to go back one time on a roller coaster ride / When life was just a game / No use in sitting and thinkin´ on what you did / When you can lay back and enjoy it through your kids / Sometimes it seems like lately – I just don´t know / Better sit back and go with the flow / Cos these are the days of our lives / They´ve flown in the swiftness of time / These days are all gone now but some things remain / When I look and I find no change», cantó en «These are the days of our lives». El tema fue escrito por el batería Roger Taylor, a pesar de que fue firmado por todos los miembros de Queende mutuo acuerdo para mostrar la unidad que impregnaba la banda en esos nostálgicos días. En el fantástico documental «Queen: Days of our lives«, el mismo Taylor habló de lo emotiva que fue la grabación de esta canción con todo el significado que tenía que la cantara Freddie. En un claro mensaje para sus fans y a todos sus amigos, en el último momento del videoclip Mercury mira sonriente a la cámara para decir que «Si algo es verdad es que te quiero».

Más crudo fue aún con «The show must go on», un tema en el que Mercury parece gritarle a la vida y al poco tiempo que le queda: «Whatever happens I´ll leave it all to chance / Another heartache another failed romance / On and on / Does anybody know what we are living for / I guess I´m learning / I must be warmer now / I´ll soon be turning round the corner now / Outside the dawn is breaking / But inside in the dark I´m aching to be free / The show must go on / Inside my heart is breaking / My make-up may be flaking / But my smile still stays on«.

Meses después de estas grabaciones se rumoreaba entre la prensa sensacionalista inglesa, siempre brutal y despiadada, sobre su enfermedad e incluso publicaron unas repudiables fotografías de Freedie Mercury con un aspecto deteriorado por el SIDA. Los otros miembros de Queen recordaron con amargura esa etapa y el papel jugado por algunos medios de comunicación, que no le dejaron respirar. El cantante siempre lo había negado, pero llegó el momento en que la mentira ya no se podía aguantar más. «Respondiendo a las informaciones y conjeturas que sobre mí han aparecido en la prensa desde hace dos semanas deseo confirmar que he dado positivo en las pruebas del virus y que tengo el SIDA. Es hora de que mis amigos y mis fans de todo el mundo se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad para luchar contra ella», dijo Mercury en un comunicado. 24 horas después fallecía en su casa de Kensington en Londres por una bronconeumonía.

Hacía unos tres años aproximadamente que le habían comunicado su enfermedad, pero lo mantuvo en secreto y sólo lo compartió con pocos amigos. La soprano Montserrat Caballé, estrecha amiga de Mercury, explicó lo que le dijo sobre su enfermedad: «Mira Montse, cada uno en la vida tiene su camino y lleva su equipaje donde están todas las cosas que tenemos que cargar con ellas. Yo llevo mi equipaje y sería inútil tirarlo, sino que tengo que llevarlo». «Siempre es triste perder un amigo», dijo. «Le admiraba y admiro su honestidad al admitir que estaba enfermo de sida», manifestó Phil Collins. Hace ahora tan solo dos meses, en septiembre, Brian May admitió que había contemplado el suicidio tras la muerte de Mercury: «Me consideraba como una persona totalmente enferma. Estaba herido y hecho pedazos. Entré en una depresión grave. Estar de gira hace que pongas a los amigos y a la familia en un lugar aparte y sólo pienses en la banda. Cuando esto termina, estás en el limbo. Y la banda terminó, por lo que fue una terrible sensación de pérdida. Me di cuenta que el grupo era mi familia. Habíamos perdido a Freddie y mi padre murió casi al mismo tiempo. Sentía que había perdido todo por completo». También contó que «lo triste es que, si todo eso hubiera ocurrido doce meses más tarde, seguramente se habría recuperado debido a la combinación de drogas que apareció, pero él estaba débil y decidió suprimir todos los medicamentos, aparte de los analgésicos. Freddie amaba la vida. La vivió al máximo. Y en el final, cuando se dio cuenta que ya no era divertida, decidió dejar la medicación ya que estaba sufriendo, y por desgracia no había manera de salir de ahí».

Aquél que dijo un día que no sería una estrella del rock sino una leyenda se había ido, pero como el mismo gritó expresamente «The show must go on». Continuó sí, pero ya nada sería lo mismo.


The show goes on

Con su tema «The show must go on», Freddie Mercury fue rotundo en pedir que el show continuara cuando ya no estuviera. Y éste continúa o por lo menos en parte. Cinco meses después de su muerte 72.000 personas acudieron al concierto The Freddie MercuryTribute Concert for AIDS Awareness, que se celebró en el estadio de Wembley el 20 de abril de 1992. Además de los miembros deQueen Brian May, Roger Taylor y John Deacon, acudieron grandes artistas y bandas como Metallica, Def Leppard, Extreme, David Bowie, Elton John, Guns N Roses, George Michael, Robert Plant, Liza Minnelli y Annie Lennox, entre otros. Fue una noche de grandes emociones no contenidas. Una noche en la que se escucharon y rememoraron los grandes éxitos de Queen, como este «We are the champions», uno de los temas más emblemáticos del grupo.

El apoteósico concierto en Wembley tenía un aire de despedida no sólo a Mercury, sino también a la banda Queen. Sin embargo, cuatro años después de su muerte en noviembre de 1995 los miembros del grupo decidieron publicar un nuevo álbum, Made in heaven, con tres temas inéditos: «Mother love», «You dont fool me» y «A winters tale», que fueron las últimas canciones interpretadas por Mercury el mismo año en que falleció. Los otros temas del LP fueron sacadas de otras etapas de Queen y del mismo Mercury en solitario como «Made in heaven» o «I was born to love you».

Parecía que con ello el sueño había terminado. Muerto Mercuryy publicados ya los temas inéditos todo apuntaba que los miembros deQueen no se subirían más a un escenario juntos con ese nombre. No obstante, ello se hizo realidad después que en el año 2004 Brian May y el batería Roger Taylor anunciaran que en 2005 llevarían a cabo una gira con el cantante de Free y Bad Company, Paul Rodgers. El bajista John Deacon decidió no sumarse al proyecto. La banda se presentó como Queen + Paul Rodgers. En Muzikalia asistimos al concierto de Barcelona.

Queen + Paul Rodgers publicó el álbum The Cosmos Rocks a mediados del año 2008 e hicieron juntos su posterior gira Rock The Cosmos por Europa y Sudamérica. Un año después se separaron de forma oficial y de mutuo acuerdo. Recientemente Rodgersadmitió que no le importaría repetir la experiencia con May y Taylor. «Creo que lo hicimos fantásticamente bien. Conseguimos evitar un desastre potencial y creo que superamos las expectativas», dijo. May también manifestó que quieren volver de gira, pero admitió que tienen «un problema» con el cantante «por decirlo de algún modo». Incluso dijo que Lady Gaga sería una interesante opción.

A pesar del éxito de la gira con Rodgers, quedó demostrado lo difícil que es sustituir a Mercury en un escenario y demostró también que obviamente sin él nada podría volver a ser lo mismo. De hecho, The Cosmos Rocks no estaba a la altura de lo que fue la banda. Y en directo estaban las canciones, pero les faltaba el cantante que les dio vida. Y eso es insustituible.

A pesar de ello, el próximo año se publicaran unas grabaciones inéditas grabadas por Freddie Mercury y Michael Jackson en los años 80. «Michael solía visitarnos cuando estábamos de gira en Estados Unidos. Él y Freddie se hicieron amigos íntimos y grabaron juntos varios temas en casa de Michael que nunca hasta ahora habían visto la luz”, señaló. Algunas de estos temas se dieron a conocer como «There must be more to life than this» o «State of shock».

ambién se rumorea que May podría publicar temas inéditos de Queen de la etapa Mercury que encontró en unas «cajas viejas». Una continuidad que parece recordar a la ilimitada facilidad con que se publican año tras año, navidad tras navidad, nuevos recopilatorios o grabaciones de The Beatles. Pero bueno, el show debe continuar, ¿no?


La cara más oscura de Freddie Mercury

Quien se haya dejado llevar por el morbo para leer estas líneas, ha equivocado el camino. Acostumbra a pasar cuándo se habla deFreddie Mercury. Su orientación sexual, su enfermedad y su muerte se citan a menudo por delante de sus excelentes cualidades vocales, su particular forma de tocar el piano, su calidad compositiva y su carisma como frontman. Es la cultura que, entre todos, hemos ido moldeando en las últimas décadas, la del cotilleo, los buitres y la falta de respeto por los demás.

La cara oscura, o el lado negro, es el sobrenombre con el que a menudo se hace referencia a la cara B de Queen II, segundo trabajo de Queen, editado en 1974, y que bajo mi punto de vista, supone el momento en el que Freddie Mercury creó un estilo personal en sus canciones que le acompañarían tiempo después y que harían de Queen una banda mundialmente famosa.

Se habla con frecuencia de que hubo 2 versiones de Queen, una durante la década de los 70 y otra durante la década de los 80. En los 90, cuándo la banda se había recuperado a nivel personal (especialmente) y profesional se vieron truncados por la muerte de Freddie. En los 70, muchos años antes de algunos de sus grandes éxitos más coreados como «I want to break free», «Radio Ga Ga» o «The show must go on», la banda inglesa desarrolló una carrera prácticamente impecable y sin ningún disco prescindible. DesdeQueen I hasta Live Killers, Queen fueron una banda imprescindible, original y creativamente iluminada. La base de tantos buenos adjetivos está en la cara B de Queen II.

Escuchado hoy en día, Queen II cojea de manera evidente en sus primeros 20 minutos. Cuesta incluso de entender como canciones tan diferentes pueden formar parte del mismo disco, y sólo cobra sentido cuándo lo imaginamos en el formato de edición de entonces (vinilo) y en sus 2 caras. La cara A es prescindible excepto, quizá, «White Queen (as it began)». La cara A estaba compuesta en su mayoría por Brian May, con un tema compuesto por el batería Roger Taylor, experto durante esa década en componer las canciones más insustanciales de la banda.

Es cuándo llega «Ogre Battle» dónde el disco coge súbitamente un ritmo diferente. A pesar de estar compuesta durante las sesiones de su primer disco, las voces con sabor operístico, su estructura enormemente compleja, el caos vocal en algunos puntos y de guitarras en otros e incluso los gongs de inicio (a la inversa) y final, anuncian algo diferente.

Unida por el gong final, llega «The Fairy Feller´s Master-Stroke», inspirada en el cuadro de Richard Dadd, en la cual Freddie Mercurymuestra por primera vez una de sus pasiones, el cabaret, la música alegre y teatral. Tiempo después veríamos canciones del estilo en los siguientes discos, como «Bring back that Leroy Brown», «Seaside Rendezvous» o «The millionaire Waltz». «The Fairy Feller´s Master-Stroke» se une, a su vez, con «Nevermore», una canción de amor en su vertiente más clásica, que podríamos afirmar sin mucho temor a equivocarnos, ser una precursora de «Love of my life», otro de los clásicos de la banda. Aquí el trabajo vocal de Freddie Mercurydestaca por encima incluso de la propia composición, doblando sus propias voces y jugando con las reverbs como si lo hubiera hecho toda la vida. Ambas canciones nunca fueron tocadas en directo.

Llegamos así al punto culminante de Queen II, y quizá una de las obras cumbres de la década de los 70 para la banda, la injustamente olvidada «The March of the Black Queen», un tema extremadamente complejo musicalmente y oscuro líricamente. Por este tema se conoce a la cara B de Queen II como la cara negra, y es sin duda este tema el primer intento (o quizá segundo, si contamos «My fairy king») de una canción que 1 año después convertiría a Queen en una de las bandas más famosas del planeta, «Bohemian Rhapsody». Resulta curioso que haya gente que conozca a Queen por su gran hit pero no sepan que su discografía esconde joyas de la altura de «The March of the Black Queen», con una estructura dividida en varias partes totalmente diferentes entre sí y que hacían casi imposible su interpretación en directo. A destacar el trabajo de John Deacon al bajo, sublime. La letra, como sucedería con muchas de las canciones de Freddie Mercury, está abierta a mil interpretaciones, y parece más el relato de una pesadilla que algo que tenga que ver con la realidad. Freddie Mercury, durante la década de los 70, escribiría de manera críptica y fantasiosa, y en pocas ocasiones accedió a hablar de sus letras. Sin ir más lejos, la letra de «Bohemian Rhapsody» sigue siendo una incógnita para muchos de sus seguidores.

«Funny how love is» se une a «The March of the Black Queen» con su ironía y ese regusto amargo que deja el amor no correspondido.Freddie se cansaría de escribir sobre las relaciones personales, pocas veces de manera tan clara como aquí.

Queen II finaliza, curiosamente, con la canción que fue single, «Seven seas of rhye», una canción, nuevamente, marca de la casa deFreddie Mercury. Piano desbocado y magistral, letra fantasiosa y voces con el sello de Queen. Fue un tema compuesto un año antes, interpretado en su directo en la BBC (que después vería la luz) en formato acústico, y que sirvió para que Queen llegase, aunque de manera tímida, al público inglés. Su directo en el Top of the tops del año 1974 fue la mecha que encendió la llama.

La canción finaliza con una curiosidad, una canción clásica inglesa compuesta en 1907, llamada «I do like to be beside the seaside», canción que nos volvería a llevar a la música festiva, alegre y cabaretera:

Freddie Mercury, tras Queen II, encontró un camino compositivo que dejó patente en los siguientes discos de la banda. El resto es historia ya conocida. Pero no hay duda de que la base de su creatividad, talento e imaginación encontraron proyección en un disco desconocido para el público en general pero respetado y querido por los fans de la banda.


Repaso a la discografía de Queen

Se tiende a identificar a Queen con Freddie Mercury, y viceversa. No faltan razones para ello: si bien es cierto que Brian May, Roger Taylor y John Deacon no eran precisamente convidados de piedra a las fiestas de “La Reina”, en realidad el alma de Queen eraFreddie. Él fue quien persiguió a May y Taylor hasta que consiguió que formaran un nuevo grupo juntos; fue también quien decidió que la imagen iba a ser importantísima en su carrera, diseñando sus trajes, su logo y su puesta en escena; finalmente, Freddie tomó una de las decisiones más importantes en aquellos primeros días: la banda se llamaría Queen. El halo de ambigüedad y grandilocuencia que dicho nombre representaba resultaría, a la postre, decisivo y profético.

Desde aquellos lejanos días en los que grababan demos en los estudios De Lane, aprovechando el tiempo sobrante de figuras comoBowie o McCartney, muchos fueron los álbumes con los que Queen y Freddie Mercury cimentaron su leyenda. Revisamos algunos de ellos.


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Queen, julio de 1973.

La portada de su álbum de debut, con Freddie iluminado bajo un enorme foco, da una idea de la ambición de la banda. Su combinación de glam, hard rock y estructuras cercanas a la ópera fue sorprendente y poco convencional incluso para la época. Sonaban a sus referentes (Cream, Led Zeppelin, Jeff Beck), pero había algo propio en ellos, algo que hacía confiar en que encontrarían pronto su propio estilo. “Keep yourself alive” era una buena muestra de las posibilidades del grupo.

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Queen II, marzo de 1974.

Su segundo álbum llevaba como portada una de las fotos más icónicas del grupo, obra deMick Rock. EMI había apostado fuerte por la banda, y en pocos meses Queen pasaron de grabar en los tiempos muertos a ocupar las horas centrales de los estudios, telonear a Mott the Hoople, girar por Australia y Alemania, aparecer en el Top of de Pops y llegar al número 10 con “Seven seas of rhye”. Todo en Queen II es más ampuloso y complejo. El estilo Queen (¿o deberíamos decir el estilo Freddie Mercury?) empieza a definirse.

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Sheer Heart Attack, noviembre de 1974.

Con Brian May convaleciente por una hepatitis, su peso en este tercer álbum de Queen fue menor comparado con los anteriores. Freddie aprovechó, conscientemente o no, para dar rienda suelta a sus locuras de manera que el disco refleja al mismo tiempo una madurez impactante y una evolución tal vez demasiado irreflexiva. Sin embargo, lo que parecía ser simple dispersión resultó ser la primera piedra para el particular estilo de Queen: una combinación de rock, glam y music-hall que anticipa su gran bombazo. “Killer Queen” y “Brighton Rock” destacan sobre el resto de canciones, entre las que se encuentra “Stone cold crazy”, para muchos la precursora del Trash Metal.

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A Night at the Opera, noviembre de 1975

Nada en este disco fue casual. Ni su nombre, extraído de una película de los Hermanos Marx, ni la barroca letra de la portada. En A Night at the Opera la banda rompió todas las barreras, eliminó sus (pocos) complejos y se lanzó de cabeza a la historia. El álbum es conocido por contener “Bohemian Rhapsody”, pero hay mucho más: el music-hall de “Lazing on a Sunday afternoon”, el rock de “I’m in love with my car”, el pop de “You’re my best friend”, la tremenda balada “Love of my life” o los guiños progresivos de “The prophet’s song”. La personalida de Freddie queda demostrada en “Death on two legs” donde pone a caldo a su exmanáger, que se paseaba en un Rolls Royce mientras la banda se encontraba en apuros económicos a pesar de su éxito.

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A Day at the Races, diciembre de 1976

Planeado como una continuación de A Night at the Opera, algo evidente tanto por su título como por su portada, muchos ven en este disco un paso atrás de la banda. Con el tiempo, sin embargo, se contempla como un punto de inflexión para Queen: algo así como el momento en el que se dan cuenta de que están ante la oportunidad de saltar a un nivel superior, y se están preparando para ello. Con un estilo similar a su anterior entrega, destaca aquí “Tie your mother down”, un clásico rockero de la banda. También contiene “Somebody to love” y “You take my breath away”, dos grandes canciones aunque no suelan aparecer en los recopilatorios más típicos del grupo.

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News of the world, octubre de 1977

En 1977 Queen corrían el riesgo de ser considerados “dinosaurios” y verse absorbidos por el huracán punk, como les pasó a bastantes de sus contemporáneos. Sabían que la fórmula de A Night at the Opera y A Day at the Races funcionaba, pero querían ir más allá. Revolucionarion su directo y con ello se ganaron una buena masa de fieles que les permitieron sobrevivir al tránsito entre los 70 y los 80, y al mismo tiempo con “We will rock you” y “We are the champions” prácticamente inventaron el rock de estadios. Estamos ante un disco variado e institivo, ecléctico y melancólico. Freddie comentó “quiero ser creativo, no deseo estar haciendo lo mismo una y otra vez”. A partir de este momento Queen se convirtieron en algo más que una banda, y Freddie Mercury, que ya empezaba a destacar por su extravagante estilo de vida, en algo más que un cantante.

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Jazz, noviembre de 1978

Para los que esperaban más de lo mismo representó un paso atrás. Fue catalogado como un acercamiento demasiado comercial al pop, aunque canciones como “Mustapha” difícilmente sonarían en la radio. Otras como “Bicycle race” o “Fat bottomed girls” (más recordadas por su polémicas ciclistas nudistas) serían criticadas por demasiado facilonas, y no sólo por su letra. Llevaron su arrogancia tan lejos que en la revista Rolling Stone se les tachó de “fascistas”. Tal vez sea un de los discos en los que más se nota que la banda tendía a la dispersión en términos compositivos. Reivindicado en los últimos años, no deja de ser un disco menor entre tantos clásicos.

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The Game, junio de 1980

Muchos cambios, tal vez demasiados. Freddie cambia de imagen (pronto se dejará su famoso bigote), la banda posa con chaquetas de cuero para la portada…y, lo más importante, por primera vez Queen utilizan sintetizadores. La banda que incluía en sus discos la famosa pegatina “no sintetizadores” acaba rendida a la tecnología y los nuevos tiempos. Tal vez para compensar, abren el álbum con esa exquisita revisión del rock 50s que es “Crazy little thing called love”. Como siempre se mueven entre extremos, y así tenemos otra muestra de grandilocuencia en su viejo estilo (“Play the game”) y una sorprendente “Another one bites de dust” (curiosamente, en esta canción no se utilizaron sintetizadores, aunque sí mezcladores de sonidos), con su famosa línea de bajo plagiada al “Good times” de Chic. ¿Concesión a los 80, a la música de baile? Nada en comparación con lo que había de venir.

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Hot Space, mayo de 1982

Queen compusieron la música de la película Flash Gordon en 1980, dando rienda suelta a su recién adquirida colección de sonidos sintéticos. Pasó con más pena que gloria, pero entre la experiencia de aquellos temas y el éxito de “Another one bites the dust”, Queen se autoconvencieron de que su siguiente movimiento debía ser actualizar su sonido a los 80 y abrazar la música de baile. Un poco tarde, pero nadie les avisó. El resultado es el que muchos consideran su peor álbum y el que menos refleja la identidad del grupo. De hechoMay y Taylor consideraban este disco poco más que un capricho de Freddie Mercury. “Under pressure”, su dueto con David Bowie, tuvo bastante repercusión mediática, pero otras canciones como “Body language” o “Las palabras de amor” son realmente para olvidar y pasar página.

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The Works, febrero de 1984

El álbum que devolvió a la vida a Queen tras su errático inicio de década. Aunque es difícil tomar en serio canciones como “Radio ga-ga” o “I want to break free”, hay que reconocer su potencial comercial. El polémico (para la época) vídeo de esta última fue emitido hasta la saciedad. Sin embargo, todo el disco está repleto de clásicos (“It’s a hard life”, “Hammer to fall”, “Is this the world we created…?”) que funcionarán sobre todo en directo. Con “The Works” Queen encuentran el difícil equilibrio entre el indiscriminado uso de sonidos sintéticos de su anterior álbum y el rock de su época dorada, una nueva etapa que les llevará a su punto mediático y comercial más elevado.

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A Kind of Magic, junio de 1986

Aquí se concreta todo lo que en The Works se intuía, a pesar de que el disco se consideró una banda sonora no oficial para la película Los Inmortales, en la que aparecen muchas de las canciones del álbum. El primer disco que Queen grabaron digitalmente, y el último que promocionaron con una gira, dejó para la posteridad grandes clásicos de la banda como “A kind of magic”, “Friends will be friends”, “One vision” o la bellísima “Who wants to live forever”.

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The Miracle, mayo de 1989

Grabado en una situación muy complicada, marcada por los problemas matrimoniales deBrian May pero sobre todo por el terrible diagnóstico que Freddie Mercury había recibido poco antes: padecía SIDA. A pesar de incluir algunos clásicos menores (“I want it all”, “Breakthru”, “Invisible man”) el disco fue bastante bien recibido por la crítica, siendo considerado su mejor álbum de los 80, salvo por la revista Rolling Stone que seguía con su particular cruzada contra la banda. Se le criticó algo de falta de dinamismo y que todo giraba demasiado alrededor de la figura de Mercury, algo que resultaría tristemente aclarado pocos años después.

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Innuendo, febrero de 1991

El epitafio de Freddie Mercury, algo que se puede apreciar claramente en “The show must go on” y sobre todo en “These are the days of our lives”. Se nota que la banda ya no componía pensando en los directos, sino más bien en ofrecer canciones emotivas como las mencionadas, divertidas como “I’m going slightly mad”, o simplemente potentes como “Headlong”. El tema titular, “Innuendo”, es un fallido intento de recuperar su época operística. En general se aprecia la precipitación por sacar lo mejor de Freddie antes de un triste final que sus más próximos ya anticipaban.


Documental

Como complemento al reportaje sobre Freddie Mercury os dejamos aquí unos enlaces para ver el documental que la BBC emitió hace un tiempo sobre Queen. Es verdaderamente interesante y emocionante. Parte 1 Parte 2 Parte 3 Parte 4 Parte 5 Parte 6 Parte 7 Parte 8

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