Elvis Perkins – I Aubade (MIR)

La extraña carrera musical de Elvis Perkins inicia con I Aubade su tercer episodio. Después de su ya lejano debut como cantautor con Ash Wednesday (2006) y reinventarse con banda  de acompañamiento en Elvis Perkins in Dearland (2009) regresa cuando menos se lo esperaba con un nuevo giro de tuerca. En este último trabajo deja atrás los convencionalismos de la ortodoxia folk para hacer un trabajo con cierto gusto por la experimentación y la grabación casera. Él mismo ha declarado que es un disco grabado en un largo periodo de tiempo en distintos lugares y condiciones, hecho en la carretera, con medios muy limitados y prácticamente auto-gestionado. El resultado estilístico no obstante está mucho más cerca de un Nebraska (1982) de Springsteen, por ejemplo, que de un disco lo-fi abrasivo donde los medios cuenten más que el contenido.

Pero lo que no cambia respecto a sus trabajos anteriores es que el tono del disco sigue siendo oscuro y muy personal  y las letras siguen un patrón autobiográfico que en el caso de Perkins ya es una constante. Pero es en este trabajo donde menos ha jugado con uno de sus hechos característicos, el de insertar letras de contenido terriblemente triste con melodías alegres y festivas, inspirado en los funerales cajún de Nueva Orleans. Todas las canciones son muy tranquilas, calmadas y casi hogareñas, pocos acordes y menos cambios de ritmo. Pero al mismo tiempo respiran un cierto aire de liberación que permite dejar sonar al disco sin dejarse influenciar por el tono general. Así, aun en el caso que pudiera ser tomado como tal, no se debe calificarlo como un disco opresivamente triste. Perkins sigue jugando como un equilibrista con la distancia que separa la frivolidad de la profundidad excesiva.

I Aubade (y por cierto, por si alguien se lo preguntaba,  aubade, alborada en español, es una canción de amor que se canta solo de buena mañana) es un disco muy bien hecho, sorprendentemente maduro para alguien que aunque de casi cuarenta años solo tenga tres discos en su haber, inspirador y agradecido de principio a fin. Nos hace lamentarnos una vez más que Elvis Perkins parezca gozar de buena salud financiera y no tenga que recurrir a estar constantemente en la brecha pero no deja ninguna duda de su calidad como compositor. Si bien se echa de menos su vertiente más festiva, I Aubade es un disco que complacerá a los que tengan la paciencia de regalarle su tiempo.

 

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