Entrevistamos a David Johansen, fundador de New York Dolls

Hace cincuenta años, en aquel lejano abril de 1973, una de las bandas más influyentes del rock, los New York Dolls, entraba a grabar su debut homónimo, un disco que cambiaría las normas para siempre. Aproximarse a la historia de David Johansen (Nueva York, EE. UU., 1950) es, de alguna manera, revivir por completo la historia de aquella revolución musical. Miembro fundador de los New York Dolls, su contribución como autor o coautor de diez de los once temas que componen aquel hito y siendo la voz más reconocible del grupo marcaron un estilo que pondría todo patas arriba en la escena neoyorquina.

New York Dolls pondrían luego sus tentáculos en Gran Bretaña y lograrían el reconocimiento años más tarde como los innovadores que fueron y por su importancia en la configuración de los géneros de rock que siguieron.

David Johansen desarrolló luego una fructífera carrera en solitario, se volcó en el cine interpretando el espíritu dickensiano de las Navidades pasadas en Scrooged (que protagonizó junto a Bill Murray) y se separó de su alter ego Buster Poindexter para ahora compartir temazos a diestro y siniestro directamente desde Mansion of Fun, en Sirius XM. Pero retrocedamos cincuenta años atrás, cuando David Johansen y sus secuaces entraron en el estudio para grabar el disco que cambiaría el destino del rock para muchos. Ahí es donde empezamos nuestra charla…

“Éramos auténticos parias y nadie quería tocar con nosotros”

No tengo intención de condicionarte de antemano sobre tu percepción de aquellos días, hace 50 años, cuando entrasteis todos en el estudio a grabar New York Dolls… ¿Cómo recuerdas este momento?

¿Las luces de la consola eran bonitas? No sé, quería crear un artefacto o un registro de todo aquello que habíamos estado haciendo en el Mercer Art Center. Si le hubieras preguntado a los otros gatos, estoy seguro de que habrías obtenido cinco respuestas diferentes. Pensé que los temas eran bastante buenos, así que me sentía de puta madre.

 

¿Cómo fue la historia detrás de la consecución de vuestro su primer contrato?

Bueno, tío… Por lo que yo recuerdo, éramos auténticos parias y nadie quería tocar con nosotros. Teníamos opiniones muy fuertes, además de una reputación de réprobos. Así que supongo que pensaron que seríamos inmanejables, lo cual creo que no les faltaba razón. El negocio de la música era bastante gentil en ese momento y carecía de visión, quiero decir, estaba dirigido por contables y no nos querían. Había un tipo modernete de A&R llamado Paul Nelson que profundizaba en lo que veía y escuchaba, así que comenzó a molestar a su jefe para que hiciera un disco con nosotros y, finalmente, cedió.

Me gustaría saber más detalles de la relación entre New York Dolls y Todd Rundgren, el productor elegido para vuestro disco debut.

De nuevo, nuestra supuesta reputación nos precedía, así que nadie se quería quedar atrapado en el estudio con nosotros. Pero Todd solía ser un habitual de la escena en muchos de los mismos lugares en los que estábamos nosotros, así que no se asustó.

¿Eras consciente de que New York Dolls estaba haciendo algo nuevo, algo que rompía las reglas en ese momento?

 Las reglas se habían convertido en una mierda, así que romperlas fue nuestra razón de ser. Como banda, éramos una amalgama de un millón de influencias diferentes que cada uno de nosotros aportó a la fiesta.

Desde una perspectiva histórica, New York Dolls mira hacia atrás al glamour y espera con ansias el próximo punk. ¿Le disteis a esta base glam, supuestamente glamurosa, un toque sucio para convertirlo en un álbum puente entre dos generaciones?

Esa es otra forma de verlo.

Es una tontería etiquetar como proto-punk, ya que resalta algo que en ese momento no existía… ¿Es estúpido decir que estabas antes del punk cuando vosotros ya tocabais punk antes de que el género fuera etiquetado?

Sería algo así como ser unos prerrafaelitas.

Por la época y tipo de música, la historia os muestra junto a The Velvet Underground (con un enfoque más experimental) o The Stooges (con un enfoque más rage rock) como padrinos del punk. ¿Dónde empieza el punk?

En Nueva York, supongo que con los Ramones y los CBGB.

 

Después de ser aclamado por la crítica con New York Dolls, llegó Too Much, Too Soon… ¿Fue una declaración?

Fue más como una premonición.

Durante 1974, tuvisteis una breve relación profesional con Malcolm McLaren como manager. Parece que tomó él más de vosotros (y se lo llevó al Reino Unido) que el vosotros de él. ¿Cómo fue esta relación?

Syl (Sylvain Sylvain) lo conocía de la industria de los trapitos. Estaba entusiasmado. A mí me gustaba, y Jerry (Nolan) y Johnny (Thunders) pensaban que era un bicho raro.

Ya antes de la grabación del primer disco, la historia de los New York Dolls se topó con la desgracia, comenzando por la muerte de Billy Murcia. ¿Cuánto de esa apariencia autodestructiva del grupo tuvo la culpa de la final de New York Dolls?

 Después de nuestra ruptura, algunos gatos se fueron por la senda de la drogadicción y mucho de eso sitúa a la banda, retrospectivamente hablando, en la parte oscura de la historia. Bueno, es decir, si existe algo parecido a la historia.

“Too Much, Too Soon fue una especie de premonición”

En 2004, te reencontraste con Sylvain Sylvain y Arthur Kane en una reunión auspiciada por Morrissey. Parece que la relación entre Kane y tú se deterioró de alguna manera.

Sí, bueno, tenía algunas ideas algo locas sobre mí cuando era esclavo del zumo.

Y Morrissey os juntó a todos de nuevo. ¿Cómo fue esta experiencia?

En aquel momento, Arthur tenía la cabeza bien amueblada, así que continuamos donde lo dejamos aquel día. Como escribió TS Elliot (en “Little Gidding”): «No dejaremos de explorar / Y al final de nuestra exploración / Será llegar a donde comenzamos / Y conocer el lugar por primera vez».

 

¿Cuánto del David Johansen miembro de New York Dolls quedó cuando te transformaste en Buster Poindexter?

No fue tanto una transformación, sino algo más como crear un lugar donde pudiera cantar lo que quisiera. Además, necesito algo que me pare de ser tan jodidamente amable todo el tiempo.

Tengo mucha curiosidad sobre tu carrera como actor, especialmente cómo fue trabajar con Bill Murray y cómo es conducir un taxi en Nueva York siendo un fantasma de Dickens.

Bill es genial, pero en lo que respecta a conducir un taxi, deberías haberle preguntado a Syl, ya que ese fue uno de sus muchos trabajos en Nueva York.

Ahora puedes difundir la palabra con diferentes estilos y música de todo el mundo desde tu púlpito en SiriusXM. ¿Cómo estás disfrutando esto? La didáctica detrás de esto debe ser genial.

La música ha enriquecido mi vida de tantas maneras que no sabría ni cómo empezar a contártelo. Puedo estar teniendo uno de esos días en los que no quiero hacer nada excepto ser un cascarrabias y entonces recuerdo que necesito elegir las canciones para mi programa de radio, así que de mala gana empiezo a tocar algunas melodías y toda mi experiencia cambia y me quedo como nuevo. Si no lo has probado, deberías.

Me gustaría terminar cerrando el círculo preguntándote: 50 años después, ¿sigue vigente el primer disco de los New York Dolls? 

Sí, sin duda. No suena anticuado, como sí que le ocurre a la mayoría de los discos.

Escucha el debut de New York Dolls

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