Discos

Kelley Stoltz – Below The Branches (Sub Pop – Houston Party)

Dos canciones tomadas al vuelo de las primeras escuchas del segundo álbum del californiano Kelley Stoltz. La primera, “Ever Thought Of Coming Back”, nos devuelve el espíritu de Carl Wilson al frente de The Beach Boys a finales de los setenta (cuando trataban de revivir su época dorada de la década anterior a base de emular aquel sonido primigenio). La segunda, “Summer Easy Feeling”, breve ejercicio de artesanía pop psicodélica de bastantes quilates (parece una joya recién descubierta de algún ignoto grupo rescatado por el sello Rev-Ola). Con estos ingredientes –y algunos más– juega el de San Francisco en Below The Branches (Sub Pop-Houston Party, 2006)… y gana la partida.

Los referentes musicales que vienen a la cabeza escuchando estas piezas son demasiado importante para ser obviados –pudiendo eclipsar al propio disco–. Puede sonar a pop barroco –The Zombies en el horizonte– (“Memory Collector”, “Winter Girl”), a The Kinks circa The Village Green Preservation Society (“The Rabbit Hugged The Hound”, “Birdies Singing”) o a John Lennon tocando un “outtake” del White Album (“The Sun Comes Through”). Hay también momentos de pop intimista, como en la encantadora “Words” –o en “Mistery”–.

Stoltz no esconde sus influencias, pero esquiva ser sepultado por éstas mostrándolas orgulloso en canciones que tienen un pie en el pasado y otro en el presente –a veces están los dos en el pasado, todo sea dicho–. Lo llaman pop atemporal, aunque bien pudiera etiquetarse de pop sesentero (o retro), sin que esta afirmación tenga porqué tener ninguna connotación negativa. Es música disfrutable, que puede, sin duda, emocionar –tanto por lo que se escucha como por lo que hace rememorar–, de resultados más que de ideas y, sin duda, de gusto exquisito. El consumidor debe decidir si esto es más remarcable que la creación de otras músicas más arriesgadas y menos inmediatas ¬–teniendo bien presente que poco queda por inventar en el masificado universo de la música–. De cualquier forma, mientras lo deciden, me quedo aquí recostado en mi cajón de arena soñando un verano de cielos azules infinitos –suena “Ever Thought Of Coming Back” en mi cabeza–. Es curioso, la memoria dispone de una cantidad de resortes y recovecos emocionales de lo más sorprendente… Ahhh (suspiro), qué bien se está aquí.

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