La gloria efímera de Merry Clayton. Recordamos a la voz que acompañó a Mick Jagger en Gimme Shelter

«Veo a una mujer en esta canción«. Con una frase tan sencilla se cambia el destino de una vida. Así de fácil. Sobre todo si estamos en 1969, eres Jimmy Miller y estás hablando con Mick Jagger sobre el recorrido de «Gimme shelter». Así es como se le abrieron las puertas de la posteridad a Merry Clayton. Condenada desde sus inicios a quedarse en el segundo plano, a ser una de esas voces que, como Venetta Fields y muchas otras, sólo podían brillar como parte de algo mucho más grande, a Clayton le alcanzó su destino antes de que ella pudiera alcanzarlo a él.

Sin embargo, no todo es obra del azar. Hija de un reverendo baptista y vecina de Gert Town, el barrio de Nueva Orleans que vio nacer a Allen Toussaint, Merry Clayton ya había adquirido sus papeletas cuando, a principio de los 60, se desplazó hasta la costa oeste para emprender su carrera como vocalista. Antes de cruzarse con los Stones, la joven (y menor) Clayton ya había prestado su voz a Robert Walden Cassotto: Bobby Darin. Con él grabó en su disco de 1962, You´re the Reason I´m Living. La cosa funcionaba y, aunque el éxito aún la esquivaba (de nada le sirvió ser la primera en grabar «The shoop shoop song», ya que fue Betty Everet quien se llevó las rosas), se granjeó un jugoso curriculum como apoyo de Burt Bacharach y Phil Ochs, entre otros.

MerryClayton

Poco antes de recibir la llamada de la fortuna, en noviembre de 1968, Clayton había sido una de las muchas voces que habían participado en el debut de un joven Neil Young, y tenía en su historial haber liderado al grupo acompañante de Ray Charles, lasRaelettes, cuando todavía era su madre la que tenía que firmar sus contratos; precisamente por esa época, ya en Los Angeles, había fundado las Sisters Love junto a otras integrantes del grupo. Sólo les dio tiempo a grabar algún éxito como «Are you lonely?» o «Now is the time» y girar con los Jackson Five, ya que Sisters Love desapareció en 1973 estando en MoWest  (filial de Motown) y con un disco programado para un año antes.

Raelettes

 

El azar y «Gimme shelter»

Vietnam monopolizaba la realidad norteamericana, y la joven Clayton ya había comprendido que primero tendría que medrar como secundaria para poder pasar de los créditos a las portadas. Hablando de medrar: Dylan había dejado de ser el estandarte del folk como movimiento contestatario y, al mismo tiempo, el rock se abría paso en las calles. A finales de 1968, Hendrix había publicado Electric Ladyland, y a principios del 69 debutaban unos ingleses llamados Led Zeppelin. Otros británicos acabarían por ofrecerle la llave de la eternidad a Merry Clayton.

Sin embargo, el destino aún le reservaba un par de quiebros. «Gimme shelter» fue concebida por Mick Jagger como una canción sin coros femeninos; de hecho, una primera versión fue grabada entre febrero y marzo de 1969 en los famosos Olympic Studios de Londres. Fue entonces cuando Jimmy Miller le sugirió a Jagger la inclusión de una voz femenina. Pero aquí todavía no entra Clayton porque, en un primer momento, los Stones pensaron en Bonnie Bramlett (de Delaney & Bonnie); de hecho, todo estaba preparado para que fuera ella la que grabara la segunda versión del tema. Los ingleses lo anunciaron a bombo y platillo, llamaron a la prensa,… pero quien apareció en el Sunset Sound & Elektra de Los Angeles fue, ahora sí, Merry Clayton.

Bramlett se quedó sin voz literalmente por culpa de una laringitis; se dice que fue ella misma quien, queriendo darle un empujón a la carrera de Clayton, la envió a la grabación en su lugar, pero nadie lo ha sabido aclarar aún. En cualquier caso, la hija del reverendo Clayton lo supo aprovechar.

merry-clayton-2

En aquel momento, nadie lo sabía: Clayton iba a acabar fagocitando «Gimme shelter» como una boa que devora lenta pero implacablemente a su presa. La guitarra de Keith Richards en los albores de la canción y la voz de la cantante de Gert Town son los emblemas del tema. Desde el primer momento en que Clayton aparece y dobla la voz de Jagger cantando (presumiblemente) aquello de «war, children, it´s just a shot away» con poco más de un minuto de canción, uno es consciente de la grandeza de lo que se le sobreviene. Repite coros a mitad de canción y, después de un solo memorable de Richards, se despacha gloriosamente apoderándose por completo de la canción. Es menos de medio minuto, del 2:43 al 3:10, y simplemente repite tres veces la misma frase («rape, murder, it´s just a shot away«), pero lo hace gritando desde las entrañas de algo gigántico. La última repetición es simplemente lo más rock que uno puede aspirar a asumir. Histórico.

Pero el azar le tenía guardado un nuevo revés. Y no me refiero a que, en la primera edición del genial Let It Bleed, se refirieran a ella como Mary en lugar de Merry. Tras las sesiones de grabación, en el camino de vuelta a casa, Merry, que estaba embarazada, tuvo un aborto espontáneo.

La efervescencia de la fama

Sería absurdo negar que aquella interpretación le abrió las puertas de un mayor reconocimiento. De hecho, un año después de que «Gimme shelter» viera la luz, la poderosa voz de Clayton ya tenía, por fin, una portada para ella sola. El disco no escondía su razón de ser: Gimmie Shelter contenía versiones de los Doors («Tell all the people»), James Taylor («Country road»), Simon & Garfunkel(«Bridge over troubled water») y, por supuesto, la original «Gimmie shelter» de los Stones. El disco era una demostración de fuerza, una exhibición vocal de una Clayton que llevaba por fin la voz cantante en un LP; sin ser nada del otro jueves, Gimmie Shelter trasciende el concepto de álbum para convertirse en un pedazo de algo más grande. Un trozo de victoria.

Merry Clayton Gimme Shelter

 

A partir de entonces, Merry continuó prestando su voz a fines mayores, como su trabajo con Dylan, que posiblemente inspiró un maravilloso disco de versiones gospel de sus éxitos a cargo de The Brothers & Sisters of L.A. y la propia cantante versionando «The times they are a-changin´». Esto le terminó de procurar la confianza de Lou Adler, propietario de Ode Records y del mítico Roxy Theatre de Sunset Strip, lo que le permitió ir publicando discos durante toda la década de los 70; cinco de sus seis trabajos se editaron entre 1970 y 1979, incluido un directo del Big Sur Folk Festival del 70 junto a Joan Báez, Linda Ronstadt y Kris Kristofferson, entre otros, cuyos beneficios se dedicaron a un instituto pacifista de Palo Alto.

Aquella veinteañera de Nueva Orleans se había hecho un nombre ya en la costa oeste, y los 70 serían su década. Dos hitos avalan esta sentencia: en diciembre del 72 sobrevoló el Atlántico y se plantó en el Rainbow Theatre de Londres para participar en la orquestación (nunca mejor dicho porque en ella participó la Sinfónica de Londres) del Tommy de The Who. El elenco de artistas incluía a Steve Winwood, Rod Stewart, Richie Havens y Ringo Starr; Clayton interpretó a The Acid Queen en un concierto que editaría Ode Records. Más tarde, en el 74, logró colarse en el Second Helping de Lynyrd Skynyrd; y no de cualquier manera, lo hizo poniendo su voz a los coros de la legendaria «Sweet home Alabama». Palabras mayores.

La efervescencia del «Gimme shelter» y los frutos de su extraordinaria trayectoria como segunda voz desde su hiperactiva juventud duró apenas una década. No volvió a publicar nuevo disco hasta 1994 (su última referencia a día de hoy); su revelador título eraMiracles y principalmente era un álbum de gospel. En los 80 se mantuvo bastante en la sombra, musicalmente hablando. Sin embargo, sí apareció de vez en cuando en el cine o la televisión; fue más o menos habitual en la serie ´Cagney and Lacey´, y apareció en  películas como ´Su excelencia, la criada´ y, de forma aún más testimonial, con su voz en ´Nueve semanas y media´. De esa época fue también su último momento de gloria: su participación en la banda sonora del taquillazo de ´Dirty dancing´ con «Yes», un tema disco ochentero que, a pesar de hacerle poca justicia, le proporcionó su mayor éxito comercial.

Y hasta hoy. Merry Clayton cumplirá 64 años el día de navidad, de ahí su nombre. Es de imaginar que lo hará arropada por los suyos, pero también por el manto del anonimato (salvo alguna aparición pública puntual), a pesar de haber protagonizado uno de esos momentos memorables de la historia del rock. Ese día no habrá carreras por poner el primer vídeo del «Gimme shelter» en las redes sociales, ni seguramente noticias en el telediario recordando ese 5 de diciembre de 1969 en el que salió Let It Bleed. Pero su momento de efímera gloria perdura grabado, indeleble, en ese disco.

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