Nothink – Matisse (Valencia)

Llegó la jornada y la hora señalada en el calendario con una equis. Y la verdad es que para las ganas que les tenía, acumuladas gotita a gotita y día tras día, salí del concierto de Nothink con un nosequé que no sabría muy bien cómo explicar. Pero lo voy a intentar.

Objetivamente, el concierto fue sobresaliente en todos los aspectos en los que un concierto debe cumplir para ser memorable. Ellos estuvieron intensos y entregados, no se dejaron nada en la reserva; ni Álex ni Mike, imperial en la batería, ni Juan, siempre en primer plano, desbordando de puro nervio. A ninguno se le puede negar que lo dieron todo. Tanto que, hasta donde pude ver, Juan acabó teniendo algún tipo de incidente con la guitarra en “Innerzia”.

El sonido también estuvo a la altura. Da gusto hoy en día ir a un concierto y que la banda suene a lo que suenan sus discos. Reafirma una sensación de sinceridad y honestidad que este trío da la sensación de llevarla integrada de serie. Además, Juan debe de tener unas cuerdas vocales del diámetro de cables de la luz, un privilegiado.

Incluso el público respondió. La sala Matisse ya mostraba una buenísima entrada cuando una hora antes de aparecer Nothink lo hicieron Lehnmotiv para calentar el ambiente. De lo que se pudo apretar la cosa después poco puedo decir porque decidimos adentrarnos en las tripas de la bestia. Sobre esto, un último apunte: creo que estamos cerca de ver un pogo en un concierto de Belle & Sebastian. Ahí lo dejo.

De no ser por lo educados que parecen y, fundamentalmente, porque ya no estamos en el Londres del 76, no hubiera sido de extrañar que Juan o Álex iniciaran esa locura de difícil comprensión. La por momentos inapreciable separación entre público y escenario le dio al concierto un plus épico, y a más de uno la oportunidad de gritarle al cantante de Nothink en su cara.

Por último, el setlist también fue un punto a su favor. Supieron mezclar los hits de su enorme último disco (“Coleman fields”, “Innerzia”, “In a row”, “Era”) con temas que, como “Polaroids”, “Enemy’s meeting point” o “Kill! Kill! Genocide”, permitieron que los más fans sacaran brillo a sus galones. Eso sí, y aquí viene mi único pero, creo que el concierto se le quedó un poco corto a la noche. Poco más de una hora que, como hiciera Standstill hace ya un par de meses en la Mirror, se completó de aquella manera con un tema (“Starting days with the right foot”) que aparentemente no estaba en los planes.

Seguramente será que nos quedamos con ganas de más.
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