Parcels (Noches del Botánico) Madrid 13/06/25
Posiblemente Parcels sea hoy en día una de las mejores bandas en directo que un melómano puede ver. Dentro de unas décadas, cuando los periodistas musicales del futuro, o lo que sea que venga después, hagan rankings de los conciertos más destacados tras la pandemia, estoy seguro de que el Live from Red Rocks de esta banda australiana ocupará los primeros puestos. Ese espectáculo, celebrado en Colorado hace justo un año, marcó un antes y un después para el quinteto: por su desarrollo, su impacto, y porque, en mayor o menor medida, lo han tomado como modelo para preparar sus siguientes shows.
Lo interesante de Parcels no es solo cómo interpretan las canciones, con soltura, músculo y precisión, sino cómo las conectan. Construyen bloques sonoros como si ensamblaran un puente mientras lo cruzan, colocando sobre la marcha los pilares y estribos que lo sostienen sólido. Cada tema empuja al siguiente y consolida el anterior. Hay subidas, bajadas, desvíos hacia el soul o el French touch, giros psicodélicos y baladas que invitan a abrazar a quien tengas al lado. Pero nunca hay silencio ni cortes: siempre hay algo sonando. Un sintetizador que se filtra, un fuzz que entra por un costado, un gole de batería … Incluso cuando lanzan la frase cliché de todo concierto: ‘Gracias, (inserte ciudad x), por esta noche, tenéis una energía especial’, la base sigue corriendo por debajo. No hay tregua. Eso, hoy, es un lujo al alcance de muy pocos grupos.
Y ese lujo nace en parte porque todos son multiinstrumentistas y , salvo el batería, todos cantan según el tema, mostrando registros y tonos distintos. Pero, sobre todo, porque lo que hacen tiene sentido dentro del flujo que quieren crear y la imagen que quieren proyectar. No hay canciones sueltas: hay tramos. No hay solos: hay relevos.
Por eso comenzaba esta crónica hablando del directo en Red Rocks: ahí está la clave para entender lo que están haciendo ahora y cómo lo están presentando, ya sea en el Primavera Sound de hace unos días o en el concierto de Madrid en Las Noches del Botánico. En este último, rozaron los noventa minutos frente a los cientocurarenta del de Colorado, pero la lógica fue la misma: construir algo sin fisuras. Otro elemento a destacar, es que las canciones de Parcels no suenan igual que en los discos. Están vivas. Cambian, respiran, se adaptan al momento. A veces se alargan, otras modifican su ritmo o estructura. No siguen un patrón cerrado, sino que se transforman según el contexto: el lugar, el público, la energía del día. Y esto no es fruto del azar, ni de una improvisación bien llevada. Es su forma de trabajar.
Desde su debut homónimo en 2018, el grupo ya buscaba ese sonido compacto como columna vertebral. Apenas dos años después, llegó su primer disco en directo, grabado en los estudios Hansa de Berlín: su primera toma de contacto con esta forma de creación. El proceso se repetiría con Day/Night (2021) y Live Vol.2, esta vez grabado en París y publicado de nuevo dos años después. Siempre la misma lógica: grabar tocando. Una forma de entender la música como un organismo colectivo, en constante evolución, cuyo hábitat natural son los conciertos. Incluso su imagen de perfil en redes sociales o plataformas de streaming suele ser una foto de ellos tocando, o al menos emulándolo.
Madrid les esperaba con los brazos abiertos. Entradas agotadas desde hacía meses; en plataformas como Ticketswap había más gente en lista de espera para ver a Parcels que para Morrissey. A pocas horas del inicio, más de 3.000 personas seguían buscando entradas para un recinto que apenas supera los 4.000. No era para menos: era su primer concierto en solitario en Madrid. En 2022 pasaron por el Mad Cool, pero esto era otra cosa. Esto era una misa.
El concierto arrancó a las 22:00, construyéndose poco a poco. Primero apareció Patrick Hetherington, luego Louie Swain, después Jules Crommelin: teclado, guitarra, capas. Se sumó Noah Hill al bajo y, finalmente, Anatole “Toto” Serret a la batería. La maquinaria ya estaba lista. Empezaron con una intro instrumental que desembocó en “Overnight”, una de las piezas clave del proyecto. De ahí, sin parar, a “Lightenup”. Luego bajaron un poco el pulso con “If You Call”, para volver a subirlo con “Tieduprightnow”. Todo esto mientras una cámara recorría el escenario, mostrando los detalles en la pantalla lateral.
Se podría decir que el espectáculo se dividía en una suerte de cuatro bloques, compuestos cada uno por cuatro o cinco canciones, con una evolución desde su característico neofunk hasta un house más orgánico en las últimas composiciones. El segundo bloque fue uno de los platos fuertes de la noche, y eso que a priori no estaba formado por las canciones más conocidas. Si el primero servía para introducirnos en su mundo, el segundo apuntalaba lo que nos íbamos a encontrar. Empezaron con “Safe and Sound”, uno de sus últimos singles, que fundieron con “Somethinggreater”. Luego apareció “Shadow”, una instrumental que funcionó como pasaje de transición hacia “Gamesofluck”. En ese momento, la alegría era total. El recinto entero coreaba “Parcels, Parcels” como si estuviéramos en la Bombonera y el delantero acabara de marcar el gol de la victoria.
El tercer bloque giró más hacia el lado personal de la banda, con una mayor presencia de solos que funcionaban como relevos bien sincronizados. Destacó especialmente el del batería, rodeado por el resto de los miembros, y la imagen de todos sentados en el borde del escenario para cantar a capella “Leave Your Love”, acompañados únicamente por un pequeño teclado. A partir de ahí, el concierto tomó un giro hacia un house orgánico, mucho más festivo y contundente, con temas como “I Know How I Feel”, “Be Myself” y “Coming Back” que elevaron la energía y subrayaron esa fusión perfecta entre precisión musical y calidez humana.
Si al principio de la crónica comentaba que lo interesante es cómo conectan las canciones entre sí, al verlos en directo te das cuenta de que no solo las conectan, sino que respetan ese espacio común donde cada uno de los cinco chavales aporta y escucha a sus compañeros. Quizás ahí esté la clave de su directo: un equilibrio entre la libertad individual y el compromiso colectivo. Por eso, y volviendo a la primera línea que abre este artículo, posiblemente Parcels sea hoy una de las mejores bandas en directo que un melómano pueda ver.
Fotos Parcels: Víctor Moreno (Noches del Botánico)