Rara Avis: Claustrofobia – Un Chien Andaluz (Nuevos Medios)
Rara Avis es una sección quincenal en la que nos adentraremos en algunos lanzamientos que, quizá, hayan surgido en los márgenes de lo habitual. No, no vamos a sentar cátedra con ese “disco que no conoces”, porque el objetivo no es caer en lo fácil y arriesgado menospreciando la cultura musical de cada uno dando por hecho que no conoces lo que vas a leer. En estas líneas que publicaremos, queremos ampliar estilos, conocimientos y, por qué no, ablandar el oído para sonidos algo subterráneos, investigar las posibilidades sonoras a través de discos o tocar lo que ahora llaman “distintas geografías”. Esperamos que esta sección te descubra algo nuevo, o desempolve ese sonido que disfrutaste, o, simplemente, alerte tu curiosidad ante los preciados desvaríos y preciosos experimentos que pululan por ahí. Porque, en el fondo, todos somos esa rara avis.
Rara Avis: Claustrofobia – Un Chien Andaluz (Nuevos Medios)
El grupo barcelonés Claustrofobia fueron una verdadera rara avis en el pop español. En una entrevista que hice a Pedro Burruezo (compositor y líder de la banda) para Muzikalia con motivo de su disco en solitario Al Andalus S. XXI (Satélite K, 2019), decía: “Es que todas las músicas tienen un origen mestizo, diverso, heterogéneo. Todas las músicas beben, en sus orígenes, de diversas fuentes. Y, más aún, a partir de los 60 y la globalización. Todos los músicos y compositores nos hemos habituado a escuchar cosas diversas que acaban incorporándose, por activa o por pasiva, a nuestros trabajos. En los 80, por ejemplo, había grupos punks, mod, tecno, rocker, heavy, etc. Nosotros, con Claustrofobia, rompimos el hielo del hecho de que un grupo fuera capaz de tocar diversos estilos y/o géneros en un mismo álbum.
Creo que en eso no se ha valorado demasiado el trabajo que hicimos. Antes, uno era una cosa y no podía ser otra. Ahora mismo, cualquier artista, sea cual sea su origen, en un género o en otro, se atreve a hacer cosas diversas. Yo, como otros músicos y compositores, me inspiro y escucho cosas diversas y acabo dejando que me influyan pero velando por que todo eso se cueza a mi manera, con mi sello. Lo más importante es siempre tener tu propia personalidad. Es lo que más echo en falta en muchos artistas actuales: la personalidad”. Es una respuesta que deja constancia de la actitud permeable que siempre tuvieron desde sus inicios Burruezo, Maria José Peña y Antoni Baltar. Un mestizaje sonoro que bebía de diversas influencias: de la música africana pasando por el flamenco; de Franco Battiato a Bola de Nieve, en Claustrofobia había cabida a un crisol de sonidos que, cuando empezaron – Arrebato (Música Per A Vetllades D’Intriga) (1984) – no era demasiado común por estos lares.
De su más que notable discografía siempre se les recuerda por el “éxito” mediático que obtuvo su disco Repulsión (1987) que llegó a ser mejor disco nacional en el año para Rockdelux, pero acercarse a Un Chien Andaluz (1989), su primer disco con Nuevos Medios, sigue resultando una experiencia excitante. Recuerda Burruezo que Mario Pacheco y su esposa Cucha Salazar -responsables del mítico sello madrileño – les apoyaron desde el primer momento que recibieron estas canciones, e incluso cerraron su andadura en la música con Encadenados (1992) también en el sello que acuñó aquello de “los nuevos flamencos”.
En estos hermosos surcos pueden encontrar un apasionante cancionero en donde queda plasmado todo lo que se ha dicho anteriormente. Ecos árabes y lorquianos en la maravillosa “Sudor y Espuma”; el tecno que se alía con el flamenco y lo morisco en la impetuosa “La Camarga”; la melodía perfecta pop de “Lamentos Mineros”, y esa triste historia en forma de balada que conforma “Soledad y Pobreza” son algunos de los ejemplos de un disco y una banda a reivindicar siempre.