The Swell Season – Auditori (Barcelona)

Muchos los conocerán porque protagonizaron la película Once y por canciones sentimentales como «Falling slowly». No obstante, esa es una pequeña parte de la historia de amor de The Swell Season; la banda son mil veces más que esa película y esa canción y lo demostraron en su concierto en l´Auditori de Barcelona el pasado viernes. El público en pie despidió y agradeció a la banda, encabezada por Glen Hansard y Marketa Irglova, la intensidad y simpatía con la que impregnaron la sala durante más de hora y media. 

Sus canciones derrochan melancolía y belleza y si éstas ya pueden impresionar en disco, hay que multiplicarlo por dos en directo. No siempre una guitarra acústica agujereada puede hacer tanto ruido. No siempre una voz, la de Hansard, se muestra tan potente ni surgida desde lo más hondo del alma. No siempre una banda te puede trasladar a un mundo en el que todo está en harmonía y en el que uno simplemente está bien. Así se sintió el público con este grupo. Hubo química entre los músicos y el público, y éste respondió con gritos y aplausos y terminando, tras finalizar el concierto, con todos los discos que se vendían del grupo y de la anterior banda de Hansard, The Frames.

The Swell Season arrancó el concierto con canciones de su segundo álbum Strict joy, como «Low Rising» o «Feeling the pull», que fueron intercalando después con otros temas del álbum que les lanzó a la fama con Once. No faltaron los hits más coerados como «Falling slowly», «When your mind´s made up» (una de las mejores del directo) y «Gold».

El directo de The Swell Season está lleno de contrastes. Canciones con una gran carga emocional y melancólica con otras enérgicas y animadas. Canciones con toda la banda completa y otras completamente desnudas con Hansard solo con su guitarra o Irglova en el piano. Uno de los momentos más increíbles del directo fue cuando el cantante interpretó solo y sin micrófonos y con la guitarra acústica sin amplificadores la canción «Say it to me now». Llevando el ritmo con fuertes golpes en el suelo del escenario y las palmas del público, Hansard tocó, maltratando a carraspeos la guitarra, este imponente tema.

El cantante conectó rápidamente con los asistentes y no sólo por sus interpretaciones, sino por la cercanía que mostró con el público bromeando o contando las historias que hay detrás de sus canciones. Es increíble la fuerza de su voz y de su guitarra. La banda que le acompaña es más que completa, pero él solo consigue llenar el escenario. Una energía que muestra tanto en temas tranquilos como en otros más cañeros. La interpretación de «Leave» es una buena muestra de ello. Pero Hansard no está solo y forma una gran pareja musical con Irglova, y se complementan en cada una de las canciones.

Tras el primer bis y cuando parecía que el concierto había terminado, Hansard miró con complicidad a Irglova, quienes sabían lo que iba a venir: una versión de «Cucurrucucu Paloma», conocida por Caetano Veloso, que cantó tiernamente la joven cantante checa. Fue un momento mágico (como tantos otros que hubo en el directo), que nadie esperaba. Los grupos suelen terminar normalmente con un hit para enloquecer al público, pero no fue así. Y fue precioso.

Puede que me quede corto con lo que realmente fue el concierto y lo que sentimos, pero quedan estas escuetas palabras para rememorar una gran noche de música y buenas vibraciones.

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