La Habitación Roja + Jonston – Joy Eslava (Madrid)

Jonston acompañado por dos músicos para presentar su álbum Veo Visones como telonero no sonó todo lo bien que debiera, pero la nitidez era suficiente para corroborar unas letras inteligentes y un notable álbum. A pesar de sus años de experiencia le encuentro un pero muy grande. Lo primero que debe aprender es a tener más en cuenta a las cientos de personas que se tiene en frente de un escenario cuando se da un concierto.
Me explico, ahora parece estar de moda a la que se apuntaron Jonston y su acompañamiento, a tocar sin que aparentemente a los músicos les importe un pimiento el público que tienen delante, bien sea por timidez, por inseguridad o por ir de modernas, pero la única verdad es que cuando se da un concierto, por encima de la música está el público y no se puede tolerar tocar y cantar haciéndose guiños de la cuarta pared hacia dentro, en los conciertos de música todo funciona cuando se sabe traspasar esa cuarta pared. En su breve concierto la machacona batería que se marcó con acierto ese medio chotis hacia el final, dio paso a un ruidismo divertido que agradó a propios y extraños.
Un set bastante corto, pero suficientemente largo como para despertar el interés del numeroso público. Como digo, con un poco más de seriedad por delante, hubiera resultado un perfecto aperitivo de presentación, esperemos que eso el tiempo se lo otorgue, por lo tanto pecata minuta.
Elvis Presley sonando en la Joy Eslava fue la sintonía de presentación de La Habitación Roja. Por fin en Madrid, presentando en sociedad y en seriedad su último trabajo Fue Eléctrico. Tras un tropezón con el sonido en el mismo arranque, que el veloz técnico de sonido supo solventar ya para el segundo tema, fluyó la energía a través de esa teatral cuarta pared desde el minuto cero. Y es que la legión de fans incondicionales de los valencianos muchas veces recuerda a la fuerza compulsiva de los seguidores ochenteros de Hombre G.
Casualidades de la vida, he podido seguir bastante de cerca la carrera de estos músicos y es de rigor decir que se encuentran en la cumbre de sus directos, nunca han manejado con tanta habilidad los instrumentos ni han sabido ganarse tan desmesuradamente el favor del público como en los directos actuales de la banda. Energía bidireccional. El setlist se basó prácticamente en su último álbum, Fue Eléctrico, sin que eso importara lo más mínimo, es decir, normalmente los fanáticos esperan un amplio repaso en los conciertos de grandes éxitos, pero como digo, sus seguidores lo son de tal grado, que celebraban con la misma vehemencia los pocos grandes clásicos de la banda que sonaron y los nuevos temas. Acertadísimos estuvieron enlazando unos temas con otros, imprimiendo velocidad a unas canciones ya de por sí rebosantes de energía. Fíjese el lector en la de veces que el firmante utiliza la palabra energía en el texto, metáfora gráfica y lingüística de la impresión del concierto.

Antes de arremeter con «Cajas tristes» el cantante Jorge Martí nos preguntaba a los madrileños si nos había caído algún palo de los que el gobierno nos repartió a todos los españoles el día antes mientras nos manifestábamos en el Congreso. La excelencia está llegando a sus directos y así a mi lado con temeridad me comentaba un extraño que La Habitación Roja era un grupo de grandes himnos. Me parece una excesiva afirmación, pero no sería menos cierto afirmar con seguridad que son de los mejores en ese tipo de suave power pop español, que no suena en los 40 principales porque los que los dirigen no saben de música. La rendición plena del público que reventaba la sala me da la razón. El guiño a sus más fieles escuderos vino con la concatenación de tres canciones seguidas de su Nuevos Tiempos, uno de los más queridos en su carrera. Al terminar y en éxtasis Jorge Martí señaló a una pareja que se habían besado y cuyos arrumacos habían alcanzado el escenario ¿Hemos hablado ya de energía bidireccional? «Indestructibles» será el próximo single de su último trabajo que a la vista de la reacción del respetable, nada tiene que envidiar a «La edad de oro» y su defensa de «La Chica de Ayer».
Continuaron el reventón de la sala con «El eje del mal», momento que aprovecharon para pedir responsabilidad a la hora de ir a las urnas a votar, algo que no terminó de calar muy bien entre sus seguidores más conservadores, que los tienen y muchos, a su pesar imagino. Tocaba el final, abrupto como casi todos los conciertos que se dan en la Joy Slava que empiezan con el mínimo retraso, y sólo tuvimos un bis cantando «En la habitación» que edulcoraron anunciando nuevo concierto gratuito el día 19 de octubre con sus amigos de Sidonie. Las luces se encienden y en los altavoces ahora es Lou Reed y su «Perfect Day» quien nos invita a adentrarnos en la lluvia de Madrid, mientras en la sala todo queda desenchufado, comprobación empírica de la Ley de la Conservación de la Energía.

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