Conciertos

The Thing – Sala Mac Del Mercat de les Flors (Barcelona)

Siempre había pensado que Francisco Esteves era una bestia tocando el bajo, pero me equivocaba, Ingebrigt Haker Flaten sí que es un bestia. Siempre había pensado que Steve Vai era una máquina tocando la guitarra, pero me equivocaba, Raoul Bjorkenheim sí es una máquina tocando la guitarra. Siempre había pensado que nadie podía ser más brutal que Igor Cavalera tras una batería, pero me equivocaba, Paal Nielssen-Love es el batería más brutal que existe. Y como no conozco demasiados saxofonistas, simplemente diré que Mats Gustaffson es increíble tras el saxo.

Después de tantos años de sala en sala y de festival en festival, el miércoles en el Mercat de Les Flors pude ver mi primer concierto de hardcore de verdad si me permitís llamarlo así. El trio Noruego de free-jazz The Thing acompañado por el guitarrista Raoul Bjorkenheim nos hicieron disfrutar durante algo más de una hora de un show contundente como pocos que, ejecutado a un volumen brutal, se convirtió en un en una deliciosa bofetada sonora para todos los que estábamos allí.

Se suponía que el cuarteto revisionaba clásicos del rock y sí, ciertamente, pudimos intuir algún riff durante algunos segundos, pero, sinceramente, prefiero declarar abiertamente mi indudable ignorancia y reconocer que no fui capaz de identificar ningún tema. En mi caso me limité, que no es poco, a disfrutar, con la boca abierta, de ese tumulto ruidoso desde la primera nota; de las distorsiones y evoluciones de Bjorkenheim con la guitarra, de los increíbles sonidos que Gustaffson era capaz de emitir con sus instrumentos de viento, de las apabullantes bases rítmicas de Flaten y de ver como >b>Paal Nielssen-Love aporreaba a las mil maravillas la batería, tiraba platos sobre la caja y los timbales mientras tocaba y era capaz de crear ritmos inimaginables.

Una noche para el recuerdo, una noche de riesgo musical, una noche para disfrutar de cuatro instrumentistas como la copa de un pino que llevan su concepción de la música a límites tan hirientes como deliciosos. Si la locura tiene una banda sonora, The Thing y Raoul Bjorkenheim son sus compositores. Qué genial estar loco!

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