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Entrevistamos a Enric Montefusco

Enric Montefusco presenta estos días dos nuevas obras en formatos muy diferentes. Por un lado el EP “Coros de medianoche” (BUENA SUERTE – SONY) y por otro el libro “Carne de cañón (ED. BONDAÀPARTE). Si con Standstill y en su reciente carrera solista Enric ya se desmarcó como un autor de importancia en la música popular española, en esta ocasión hace un ejercicio doble: El libro centra su obra de forma biográfica y el EP le fusiona con el concepto más elevado de la música, haciéndole desapacere de su propio trabajo. No es un ejercicio de prestidigitación, sino de coherencia. Comienzo comentándole lo impactante que me ha parecido “Coros de medianoche”, un una obra mayúscula. Es un EP, la duración de la del formato, pero tiene mucho peso. “No tengo la perspectiva” responde Enric, “sé la intención con la que lo he hecho pero es justo en estos días, hoy, ahora, cuando estoy escuchando por primera vez sobre su recepción y estoy contento. Te lo agradezco”. Y así arrancamos.

Estás recibiendo buen feedback.

Sí, mucho.

En “Cantos de medianoche” trabajan muchas personas de renombre junto a ti: Niño de Elche, Albert Pla, los Hermanos Cubero, María Arnal y Nacho Vegas. Pero este no es un EP de colaboraciones, sino que los músicos sois un instrumento musical.

Sí. De alguna manera, lo que he intentado hacer es, ahondando o intentando jugar con las posibilidades de la música popular que a mí me interesa, tratar de colocar la canción y los contenidos de la canción por encima del autor y del intérprete. En ese sentido he dado un paso atrás literal, no solo no canto, sino que las letras no son exclusivamente mías, sino que las he compartido con ellos. Y aunque ellos las canten, tampoco es una canción suya. Ese lugar así como ambiguo donde no se sabe quién ha hecho el qué, en el que al final lo importante es lo que te llega de la canción, es lo que buscaba. Me gusta pensar que ni ellos mni yo somos importantes en la canción.

“Tengo fe en que el papel de la cultura, del arte, de la música, es fundamental y tiene todo el potencial del mundo”.

Vivimos en una época en la que muchas veces se hacen trabajos colaborativos artificiales, en los que la canción está hecha y se invita a tal artista a que metal la voz. Sin embargo, en “Coros de medianoche” hay una puesta en común muy auténtica.

Eso es lo que buscaba. Si te fijas en mi pasado he hecho colaboraciones en contadísimas ocasiones y creo que nunca nadie ha cantado en un disco mío. Siempre me ha parecido muy forzado y de cara a la galería. El figureo porque sí no entraba en mi concepción de la música. Pero en este caso sí, porque la colaboración en el núcleo de la idea, el participar en un proceso creativo y que la música fuera lo que importaba y no el artista que va a poner solamente su nombre.

¿Planeas desarrollar esta metodología en un futuro álbum o se va a quedar aquí?

En un princiipuo esto es un ejercicio que me interesaba y con el que me he quedado agusto y muy contento con el resultado. Me ha ayudado también, como te decía, a explorar y juagar con las posibildades de la canción popular. Yo creo que se quedará ahí. También es verdad que es una experiencia que me ha ayudado a entender que soy más libre de lo que creía, en el sentido de que no necesito ni mi voz para seguir haciendo obra. Y eso tendrá seguro consecuencias en el futuro pero no sé de qué tipo.

Algo muy importante de “Coros de medianoche” es que partes de una base sobre la que las cosas no están bien, pero aprecio optimismo y esperanza en el desarrollo. Tiene mucho de túnel pero también de luz al final del túnel.

Exacto. Hace unos cuantos años que entiendo la música, o que he llegado a racionalizar y entender que para mí la música no es solo un medio para expresar mis preocupacones o lo que me duele, sino para encontrar una salida a ello. Todo esto lo hago para sentirme mejor y para enfrentarme directamente a lo que más me duele para estar mejor yo mismo. Y creo que Cada vez es más explícito y entiendo más que la música, y en este caso la música popular, sirve para eso, para sacar cosas, para sublimar aquello que está molestándome a mí y a los demás, para compartirlo, juntarnos alrededor de una guitarra como dice una canción del disco. Solo por el hecho de sacarlo estaremos mejor y si encima encontramos lugares comunes y formas de revertir la situación, pues mucho mejor.

Una cosa que da mucha esperanza de este EP es que dices, guau, podemos ponernos de acuerdo en cosas y sentirnos mejor juntos.

Sí, me parece que lo valioso que hay detrás de este EP se escenifica, en la portada y en la fórmula. Y ha habido ese ejercicio literal de juntarnos, ponernos uno delante del otro, y ponernos a escribir una letra. Y ver qué hay en común, qué no, y hacer ese ejercicio de juntar fuerzas también, porque realmente hay muchas cosas en común.

Te iba a pedir que repasáramos las canciones de “Coros de medianoche”. Vamos a empezar con “Toda la fuerza” que, valga la redundancia, imprime mucha fuerza en el oyente. ¿Cómo surgió esta colaboración con el Niño de Elche?

Cada canción tiene una historia diferente. Digamos que cuando empecé a tener la idea del tipo de melodía y el tono de la letra y el lugar desde el que se explicaba, enseguida pensé que el flamenco le iría muy bien y ayudaría a optimizar un poco la idea. Pronto me acordé de Paco por su apertura de menta, lucidez y capacidad interpretativa, obviamente, que creo es muy evidente cuando le escuchas. Nos conocíamos, habíamos dicho de hacer algo en algún momento, nadie sabía qué, y cuando surgió esto ya tuvimos la excusa.

“La casa museo” es una canción muy crítica.

Nació a partir de una idea muy sencilla, que es el título de la canción, hacer una casa museo de una vida común y todo lo que eso significa. Y en mi cabeza, por lo menos, sugiere dos cosas. La primera, la ridiculez de mitificar la vida de nadie, incluso de los supuestos mejores artistas. Ese lugar donde se mitifica la vida ordinaria y el día a día me parece una aberración y un engaño. Y por otro lado, denunciar las vidas aburridas, ordinarias y grises a las que se nos arroja a todos por defecto y que muchas veces acatamos sin darnos cuenta. Me parecía un buen motivo para hacer una canción.

¿Qué tal con Albert Pla?

Muy bien. Estoy muy contento con todas las colaboraciones, con la implicación artística, de que entender el valor artístico que había en juego al no ser un cameo puro y duro. Se han preocupado muchísimo, han participado y se nota en el resultado final. Es un lujo. Albert Pla es uno de los artistas más interesantes de las últimas décadas.

“Tonada negra” no me parece negra en absoluto, sino esperanzadora.

Lo es. Lo de “negra” era un gesto a las pinturas negras de Goya, que inspira la portada. Era más por eso que porque realmente fuera “negra”. Es quizá la canción más explícita en forma y tono del EP. De hecho una de sus estrofas da título al disco. En cuanto entendí el tipo de trabajo que quería hacer pronto vi que los Hermanos Cubero encajaban perfectamente. Me interesa lo que han hecho y han aportado en los últimos años. En cuando empecé con “Tonada negra” enseguida visualicé su manera de interpretar.

Son, a priori, los que menos podrían encajar con lo que el público pudiera esperar de ti como artista.

Históricamente sí. Ahora en este momento podríamos estar un poco más cercanos. Pero, claro, mi bagaje es otro, y es bonito ver cómo tienes tantas cosas en común con gente que viene de tradiciones musicales diferentes a la tuya.

Háblame de “El baile”, con María Arnal.

Cuando empecé a componer y entendí de que iba la letra y el lugar -más explícita en el sentio de música tradicional, que es casi una película, muy narrativa- coincidió con la salida del disco de María y no pude evitar visualizarla. AL ser una canción como de amor, entre un hombre y una mujer, me encajaba mucho que hubiera una chica y ella tiene un talento, no solo interpretativo, sino también de concepción, que sabía iba a valorarlo y así lo hizo.

El EP finaliza con “Contra los románticos” junto a Nacho Vegas, que es una figura importantísima en la escena española. ¿Eso es algo que te estimula o puede llegar un momento el que digas “guau, estamos hablando de Nacho Vegas”?

Yo creo que por el lugar desde el que lo hago, que es estrictamente artístico, y la forma en que he llegado a él, que es estrictamente artística, me sentía lo suficientemente cómodo y seguro de mi mismo como para poder compartirlo llanamente. Porque sé que gente como él ha llegado donde está porque tiene esa sensibilidad y capacidad para valorar este tipo de cosas.

Seguro de ti mismo tienes que estar porque si no, no grabas un EP en el que se escucha a los colaboradores más que a ti. Eso implica seguridad.

Yo tengo fe en lo que hago. Llegar a más o menos gente se me escapa, pero creo mucho en lo que hago. Y tengo la sensación de que una escucha atenta y sensible a mi propuesta va a ser valorada. El problema en general es que las personas no tienen acceso a esto y si lo tuviera, no tiene el tiempo ni la predisposición para entender lo que puede haber detrás de una canción. Yo tengo fe en que el papel de la cultura, del arte, de la música, es fundamental y tiene todo el potencial del mundo. Creo en ello, apuesto por ello, y cada vez que apuesto se me devuelven cosas buenas.

Hablemos ahora de “Carne de cañón”, tu primer libro. Cuando lo estaba leyendo me acordaba mucho de aquel mensaje que U2 proyectaban en sus conciertos en su día: “Everything you know is wrong”. Y me da la sensación de que estás trabajando en desprenderte de lo asimilado, de verdades absolutas, por mucho que duela. ¿Qué te lleva a plasmarlo en un libro?

Yo entiendo un libro como un disco, es una vía como cualquier otra para explicar lo que necesito explicar, en este caso, ese trayecto que tú comentas. En este caso ha sido un libro porque la editorial contactó conmigo y me propusieron esta posibilidad. Después de darle unas vueltas, entendí que ahora que estoy en un momento de buscar una comunicación má directa y abierta, era una oportunidad para mí de volver a aproximarme a todo lo que he llegado a escribir -letras, textos-, presentarlo de una forma en que se entienda más, de forma más ordenada y clara, y además me permitía sacar un formato que nunca había hecho, el relato corto autobiográfico, que me ha servido para introducir cada uno de los capítulos con ciertos episodios de mi vida de los que me apetecía hablar porque eran importantes para mí.

Vamos a explicar a los lectores que la estructura del libro consta de relatos a los que siguen letras de canciones de tu carrera y textos relacionados con lo que en ellos has explicado. Y sí que es verdad que así se comprenden mejor las canciones. ¿Has pensado en un libro exclusivamente narrativo? Porque enfocas temas de forma muy interesante.

Nunca se sabe. Sí que es verdad que escribirlo ha sido más fácil de lo que pensaba. En la música son tantos elementos que tienen que ir juntos y sumar que soy muy lento en los procesos, soy muy exigente y lo sufro mucho, me es complicado. No sabía cómo me resultaría escribir, y ha sido agradable y un alivio ver que he escrito más rápidamente y más fácil de lo que pensaba (risas), y eso quizá en un futuro se plasme en otras cosas.

¿Te ha dolido plasmar viviencias?

Sí, siempre. Si no tocara cosas que me duelen no estarían allí.

¿Hubo un detonante? ¿Un momento en te dieras cuenta de que te estaban contando cosas que no eran así?

Ha sido un rosario (risas). De alguna manera, casi sin querer, cada uno de los episodios que narro están ahí porque son un momento de revelación, shock o impacto que, como dices, se muestra de una forma distinta a como uno pensaba. En ese sentido es un ejercicio de ir quitando velos que se te han puesto delante a diferentes escalas: Familar, profesional, que parea mí era importante plasmarlo. Yo he entendido siempre la música como una manera de expresar con sinceridad y honestidad lo que a uno le pasa, y eso ha devenido en explicar la trastienda de lo que es ser músico. Lo he hecho de forma explícita con el documental “Diez años y una zanahoria” donde quería reflejar eso en un momento de supuesto éxito. Toda mi carrera ha sido una lucha contra los estereotipos que se me han ido acercando por la música que hacía y por lo ambientes que he ido transitando.

Y contra el estereotipo en que se puede convertir uno también.

Exacto. Siempre ha sido una manera de expresarme para desmarcarme, para que no se malinterprete lo que quiero hacer. Este libro es muy claro en ese sentido.

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