Actress – Karma & Desire (Ninja Tune)

La carrera artística de Darren Cunningham es una de las más apasionantes de la última década. Una revolución que tiene su origen en el sudeste de Londres, Croydon, donde germinaría la música dubstep. Este estilo de música ha sido una revolución (y sigue siendo una fuente de inspiración para muchos artistas) entre otras cosas por redimensionar el antiguo uk garage con sonidos envolventes que bebían del soul, el ambient con musculosas bases de graves, y un sentido panorámico de la espacialidad entre notas.

El dubstep tenía un variopinto público que compraba las últimas referencias de Kode9 o The Bug y se iban a casa a escucharla con el volumen bien alto. Un tipo de IDM en el que florecieron gran cantidad de sellos, y que también sirvió para acercar el genero a un amplio espectro de público gracias a grupos como Massive Attack, Jessy Lanza, o la figura totémica de Burial.

La diversificación de estilos que bordeaban la etiqueta dubstep hizo que fuera necesaria una reinvención, una significación de un nuevo paradigma que rentabilizase los gustos tan variopintos de una juventud que veía cómo las redes sociales, y su creciente flujo de información, condicionaban una escisión en (micro)géneros. La evolución 2.0 fue el postdubstep y de aquí nace la imprescindible labor de Actress que debutaría en 2008 con Hazyville, un crisol de música en neblina, estructuras rítmicas disruptivas y oníricas. Un disco seminal que sería el germen de una carrera rebosante de imaginación y espíritu subversivo.

Para quien esto suscribe este Karma & Desire (Ninja Tune, 2020) es una obra maestra. Un disco que condensa todo lo mejor del artista británico. Siempre con ese deseo de dar un paso más allá, en este trabajo ha querido experimentar con la voz, y en cómo ésta podía ser integrada en su narrativa, y a la vez dotar a la métrica de la canción una característica especial mediante la pulsión humana.

Para llevar a buen puerto este experimento se hace acompañar por colaboradores que van creando espectrales y subyugantes espacios sonoros. Por momentos parece que se esté ante una instalación sonora porque las resonancias se pueden “ver”, y los ecos hauntológicos nos lleva a un pasado añorado, desplazando la música a un terreno de fisicidad inaudita. La cantante neoyorquina Zsela murmura en las intrigantes “Angels Pharmasy” y en “Remembrance”. Sampha entona mecido por el piano en joyas como “VVY”, “Many Seas, Many Rivers”, y en la coda final “Walking Flames”. Las piezas de house abstracto -muy influencidas por techno masters como Juan Atkins– más bailables del lote como “Loveless” y “Turin” vienen de la mano de la cantante Aura T-09. Satén y neones. Un nuevo concepto de canción que otea un horizonte excitante. Genio y figura.

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