A Contra Blues (Sala Apolo) Barcelona 16/03/2017

Una amiga puede que de La Mancha o no cuyo nombre no quiero revelar para proteger su elegante identidad me dijo cuando la invité a un concierto y declinó educadamente pero sin dilaciones, como las buenas amigas hacen, que le gustaban los grupos con nombres con sentido del humor. A mí no exceptuando alguna notable excepción, como por ejemplo Natalie Portman’s Shaved Head o los Punsetes. Si A Contra Blues son un grupo con nombre con sentido del humor y si, en caso de serlo, estarían a la altura de una categoría tal como la de la notable excepción es algo irrelevante ahora mismo pero que me apetecía dejar por escrito para sentirme un poco como Víctor Lenore se sienta cada día frente al portátil. Muy liberador y auto-reafirmante, lo recomiendo; la gente está buscando en Internet mi opinión de mierda.

El día que presentaron su último trabajo de estudio en la más barcelonesa Sala Apolo, titulado Heart & Guts para que el espíritu roñoso de Lynyrd Skynyrd nunca muriera en aquel accidente de avión, se fue también James Cotton de neumonía, y posiblemente no exista correlación kármica alguna entre ambos sucesos, pero si coges un micrófono y dices que te dicen que suenas a B.B. King mezclado con Red Hot Chili Peppers y te quedas tan pancho, pues alguien se puede revolver y meigas haberlas, haylas.

Obviamente todo esto lo comento en broma y para ofender porque está de moda, igual que ofendieron (en el buen sentido) el quinteto de blues catalán con su entereza técnica y la impepinabilidad de sus respectivos dones. Así y todo, no está de más hacer constar, sin embargo, que durante la porción de show en la que el portentoso líder y vocalista, Jonathan Herrero, se marca una opereta camilosestiana, el humillo ambiental con el que se pasaron tres pueblos gaseando a la peña supo un poco a raviolis con Danet, que son dos cosas maravillosas y espectaculares por separado pero que juntas dan bastante miedo. Se les disculpa de todas formas porque se nota que estos tíos simplemente harían lo que fuera por demostrar que sus estilos de vida tienen algo que ver con el de George Jones, y eso merece mucho respeto.

Con corbatas de vaquero y porte de torero, si de verdad, como admitía Herrero, no les importa lo que es el blues, menos les importará lo que sea el blues en la España post-Enrique Iglesias abriendo telediarios; simplemente lo torean porque pueden, saben y tienen camisas con estampado de tigre que no le pegan al techno pop.

 

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