Camera Obscura – Sala Heineken (Madrid)

A medias entre Zaragoza y Barcelona, (no físicamente, pero sí temporalmente) el pasado domingo 9 de noviembre, y coincidiendo con el puente de la Almudena, el sexteto Camera Obscura, se pasó por la madrileña sala Heineken, para presentar su quinto disco, My Maudlin Career (4AD, 2009).
Y con puntualidad británica que lo hicieron, cuando a las 10 de la noche, y tras hora y media de alternativa telonería británica, aparecieron en escena los elegantes, maduritos y bien alimentados escoceses, y comenzaron a tocar el tema que da nombre su último trabajo.

Con el tiempo justo para dar las gracias entre canción y canción, o el de recordar que ya hacía tres años que no se pasaban por Madrid, y que les hacía mucha ilusión volver, la experimentada banda, fue deshojando gran parte de los temas de su nuevo disco, con la absoluta tranquilidad de saber que tu interpretación está siendo excelente, el sonido exquisito, y que la abarrotada sala (también madura en su mayor parte), tampoco les va a exigir una entrega excesiva sobre el escenario e incluso que se conformará en su gran mayoría con que los temas suenen tan estupendamente, (e incluso en muchas ocasiones mejor aún), de lo que suenan en sus cd´s. Así, fueron pasando de forma tranquila, y con tímidos coros y palmas, “Swans”, “Honey in the sun”, “Teeneager”  (de su disco Underachievers Please Try Harder, 2003), y “The sweetest thing”, que formaron un comienzo tan frío, que incluso a la propia Tracyanne Campbell, le sorprendió el silencio que reinaba entre el público.

Fue a partir de los primeros acordes de la sugerente “French Navy”, seguido de la mítica “Tears for affairs” cuando finalmente el público se empezó a soltar, a corear y contonear sus cuerpos, al ritmo de canciones que aunque tampoco  fuesen las más movidas, sí que tuvieron un toque más animado, o al menos así lo entendió el público, que se atrevió incluso a corear y palmear canciones tan bellas, dulces y sentidas como “James” o un sensibilísimo “Pen and notebook” que puso a toda la sala la piel de gallina.

Continuando con el ritmo creciente, y basándose plenamente en su anterior álbum Let´s get out of this country (2006), banda y público finalmente se soltaron, para disfrutar de “Come back Margaret”, “Lets get out of this country”, e incluso todo el mundo se desmelenó y se puso a bailar y cantar con dos excelentísimos temas como son “If looks could kill”, y el afamado “Lloyd, I´m Reddy to be heartbroken”, que tuvo un potentísimo final que dejó boquiabierto al público, tanto por la calidad del sonido, y de la interpretación, como cuando comprobaron que apenas 50 minutos después de que empezasen a tocar, la banda ya estaba saliendo del escenario…

Tras cinco minutos de constantes aplausos, y vítores, los de Glasgow, volvieron a salir acompañados de sugerentes copas de vino y cervezas, para agradecer muy gustosamente la asistencia, prometer que volverían pronto, e interpretar dos temas de esos que te llegan directos al corazón y te ponen los pelos como escarpias (más aún cuando te los susurra Tracyanne a escasos metros de ti) como son “Eighties Fan” y un inconmensurable “Razzle dazzle rose”, con un final tan pletórico que dejó a todo el mundo con esa sensación tan dulce, intensa y agradable por sus voces, sonidos, y matices, como amarga por su brevedad, y por la poca expresividad, y la actitud pasiva  que mostraron sus componentes (a excepción del joven y alegre, Nigel, que se multiplicó para que sonase a la perfección tanto la trompeta, como los matices de percusiones).

Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno, pero también dicen que lo bueno, si es barato, es dos veces bueno. En esta ocasión, creo que la calidad, la interpretación, el sonido, y las canciones, estuvieron más que de sobra satisfechos, pero una de dos, o la duración, o el precio (24 €), no estuvieron acorde con la hora exacta de música que finalmente sonaría…

En fin, confiemos que por lo menos hayan disfrutado de su paso por España, y eso les haga volver más a menudo…

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