Christina Rosenvinge (The Music Station – Inverfest) Madrid 10/01/24

Resulta complicado encontrar una forma más apropiada de inaugurar una nueva (y nutridísima) edición del Inverfest madrileño –décima ya del festival que celebra el apogeo del invierno con música en directo– que con la actuación de Christina Rosenvinge presentando en directo los temas de su último álbum, Los Versos Sáficos (Primavera Labels, 23). Un elepé que tuvo su origen en el proyecto teatral “Safo”, ambiciosa aventura en la que la artista adaptaba versos de la poeta griega que posteriormente derivó en disco y, ahora, en una imponente y emocionante representación en directo.

Fueron las principales sensaciones que dejó el paso de la vocalista y sus meritorias acompañantes (Irene Novoa al bajo, Amaia Miranda en la guitarra, teclados y coros, y Xerach Peñate a la batería) por The Music Station Príncipe Pío. La veterana artista ha sabido rodearse de una magnífica banda para funcionar precisamente como tal, apostando así por un empaque necesario cuando de cristianizar canciones de temática tan específica se trata. Una maniobra hábil que prende al contacto con el escenario, entre una fuerte presencia poética, diversidad estilística y alma punk.

La jugosa mixtura de elementos, sensaciones y géneros alimenta en vertical el propio espectáculo, potenciando así virtudes y la fuerza intrínseca de canciones de por sí tan inspiradas como “Hoy duermo sola”, la anárquica “Fragmentos”, “Poema de la pasión”, el pegadizo pop de “Pajarita”, lo aires tradicionales de “Canción de boda”, “Himno a Afrodita” o la oscuridad latente en “Contra la épica”. Un repertorio completado con piezas recuperadas de otros trabajos como “Ana y los pájaros”, “La tejedora”, la espléndida “Ese chico” o “Muertos o algo mejor”, todas ellas acordes y bien traídas a la velada en cuestión.

Con el apoyo palpable de sus acompañantes, Christina Rosenvinge volvió a demostrar ser esa artista plural y sin aparentes límites, que lleva décadas enfilando diferentes caminos para evitar caer en el ostracismo o acomodo artístico. Y, de paso, que el magnetismo, carisma y atractivo escénico de la madrileña se mantiene impermeable (cuando no creciente) al paso del tiempo. Siguiendo con el asunto de la mitología griega, a nadie extrañaría que la propia compositora fuese una auténtica diosa clásica caída en su momento a la Tierra. Eso, desde luego, explicaría muchas cosas.

Fotos Christina Rosenvinge: Adolfo Añino.

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