Delorean – Apar (Mushroom Pillow)

Tras años de duro trabajo, los guipuzcoanos Delorean saborearon las mieles del éxito con el excelente EP Ayrton Senna (09), cuya canción bandera, la imbatible «Deli»,  sonó aquí y allá, y puso al cuartero en boca de todos los medios ávidos de tendencias y nuevos grupos a los que seguir. Pitchfork los abrazó como nuevos máximos exponentes de lo que se llamó tropicalismo (o balearic pop;  será por etiquetas)  y el disco que seguiría a dicho EP fue esperado con enorme expectación. Y lo cierto es que no defraudaron; Subiza (10) supuso la confirmación de un talento más que notable para las melodías soleadas envueltas en miles de capas de sintetizadores y arreglos vaporosos, que dejó un eco que aún resuena en nuestras memorias. «Stay close», «Grow» , «Simple graces» o mi favorita personal «Infinite desert», fueron algunos de los ejes de un disco que deberá formar parte de la historia del pop nacional. Con él, los vascos recorrieron el mundo, triunfaron en USA y dejaron abierta una puerta a un futuro más que ilusionante. Ahí es nada.

Trazando una línea desde sus inicios, recordamos como empezaron fabricando efectivos dardos post-punk en su vigoroso debut Delorean (04) para después pasarse al pop bailable y dejar entrever lo que depararía el futuro en el nocturno y sugerente Into the plateau (06), en lo que supuso un paso previo hacia su definitiva explosión. Movimiento y agitación siempre presentes en una trayectoria  inquieta y en continua búsqueda. Lo que vino después, es de sobra conocido.

Apar (13), que siginifica espuma en euskera, nos los devuelve después de un viaje infinito por el globo conservando intacta la chispa y el tino para elaborar, una vez más, un disco que suena único en nuestro panorama. Para escribir este flamante nuevo capítulo de su particular historia se rodean de varias musas del pop contemporáneo como Cameron Mesirow, alma del proyecto de pop electrónico Glasser, que abraza con sus coros un estribillo maravilloso que apunta al cielo y confirma «Destitute time» como uno de los nuevos logros aquí cosechados, Erika Spring de Au Revoir Simone, protagonista de  una «Still You» que supone otro triunfo sin paliativos y que cierra el disco en lo más alto,  o ni más ni menos que Caroline Polachek de Chairlift, estrella  invitada en una «Unhold» que habla a las claras de la evolución del combo hacia terrenos escapistas con resultados al alcance de muy pocos, cristalizados en una canción atemporal que emociona y supone una cima difícil de superar. Tres cartas ganadoras que conforman el esqueleto de un disco brillante que no hace sino confirmar el estatus alcanzado por Delorean como nuestro grupo más exportable. En segunda línea, «Dominion», «Your face», la inicial «Spirit» o el hit potencial «Walk high» (que rememora los días de Ayrton Senna), completan la jugada y nos hacen celebrar su excelente estado de forma.

Todo parece ser más orgánico y natural en Apar. Lo que antes venía envuelto en millones de capas y samplers,  ahora se presenta más desnudo y accesible, si bien no hay tantas diferencias, como muchos han comentado, entre los Delorean de Subiza y los de Apar. Más bien evolución natural, ganas de volver a lo básico, el poder de las melodías vocales, y de mover ficha sin caer en la rutina.

No lo tenían fácil y muchos eran los dedos que apuntaban a ellos, esperando ansiosos al próximo paso y temiéndose quizás que hubieran perdido la magia por el camino, pero lo cierto es que este despertar de su particular sueño dibuja en la mente la figura de un manglar de colores y texturas que brilla con luz propia, que late orgulloso y valiente y que deja a las claras el porqué de un reconocimiento que quizás nunca buscaron pero que los ha acogido con merecimiento y justicia.

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