El Columpio Asesino – De mi sangre a tus cuchillas (Astro)

Los rumores dicen que El Columpio Asesino existe porque en 1992, dos hermanos, Albaro y Raúl Arizaleta, se apropiaron de un viejo amplificador Marshall y de una caja Pearl que pertenecían a una orquesta de verbenas en paro. Si a eso se le añaden muchas horas de ensayos y de experimentar con los sonidos sin seguir un rumbo concreto, llegamos al momento actual, al sonido inclasificable de esta banda de Pamplona. Rock libre y ecléctico, música enemiga de las etiquetas (a excepción, claro está, de la que les puso su madre “Unos pilinguis que tocan en un conjunto”).

La historia de estos “pilinguis” está ligada a los concursos. En los últimos años, los miembros de este grupo se han dedicado a coleccionar victorias. En sus estanterías se pueden encontrar, entre otros; el preciado trofeo del Proyecto Demo que otorga el Festival de Benicassim o el de Nuevo Talento de la Fnac o el que organizaron conjuntamente el canal de televisión Sol Música, el portal Terra y el sello Astro, cuyo premio consistía en la grabación de un disco (El Columpio Asesino, 2003).

Tras un par de años de actividad frenética, en los que han ido puliendo la faceta directo, y después de algún que otro contratiempo, El Columpio Asesino vuelve a la carga con nuevo material. El escritor Alejandro Jodorowsky escogió, sin saberlo, el título del segundo disco de la banda. Mucho antes de que los nuevos temas estuvieran terminados, Albaro Arizaleta (cantante y batería) se plantó en la Feria del Libro de Madrid, con la única intención de que Jodorowsky le firmará unos ejemplares de su libro “La danza de la realidad”. Y, aunque no tuviera nada que ver con las canciones, la frase inquietante y morbosamente atractiva de la dedicatoria del escritor chileno era demasiado buena como para dejarla escapar. Con el título bajo el brazo, la tribu de El Columpio Asesino se reunió en un estudio de San Sebastián para darle forma a las once canciones que componen De mi sangre a tus cuchillas.

Lo mejor del disco; el instrumental vigoroso que abre el disco, “Gaviotas perdidas en el centro del mar”. Los efluvios a The PixiesAlbaro “Gua. Salivaremos. Gua. Como los perros. Gua. Perros calientes. Gua. ¿Paseas al perro? Gua. Nos comeremos. Gua. África entera. Gua. Y eructaremos. Gua. Como señores…”. Y, dos de los momentos más acelerados y electrónicos del disco, “Sintetizadores sobre motos y guitarras” y “La Caja de Música”.

De mi sangre a tus cuchillas es un disco experimental, con más aciertos que tropiezos, en el que los miembros de El Columpio Asesino demuestran una vez más su gusto por el eclecticismo, por los acertados cócteles de influencias y por la ausencia de un género con el que identificarse.

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