Gentleman Jesse and His Men – Leaving Atlanta (Douchemaster Records)

Salvo despiste por mi parte, a estas alturas del año ninguna de las revistas musicales (en papel) más importantes de este país, ni siquiera aquellas que sí prestaron atención a su enorme debut homónimo de 2008, se han hecho eco de Leaving Atlanta, el segundo trabajo de Gentleman Jesse and His Men, ahora con el nombre recortado (ni los nombres de las bandas se salvan) a Gentleman Jesse. Para encontrar reseñas en castellano hay que recurrir a webs como EfeEme, a blogs y, sobre todo, a foros especializados en powerpop. Lo cierto es que no sé si el álbum se ha comercializado aquí, todo sea dicho. En cualquier caso parece que el caballero de Atlanta seguirá siendo un secreto reservado para connaisseurs del powerpop.

Una lástima, tratándose del tipo que ha firmado dos de los cinco mejores discos del género en lo que va de siglo. Tal vez piense usted, querido lector, que el powerpop es algo trasnochado y pasado de moda que vivió sus mejores días entre 1978 y 1982. No le quito la razón en lo segundo, pero poca música suena tan fresca, moderna, urgente, juvenil, descarada, desvergonzada y a prueba de crisis como un buen disco de powerpop sea de la época que sea. Y Leaving Atlanta es un espléndido ejemplo. Firmemente anclado en las raíces, aquellas que plantaron bandas como The Nerves, Raspberries, Rockpile o incluso los Flamin´ Groovies, pero con una paleta amplísima que incluye desde los orígenes del rock´n´roll («Rooting for the underdog») hasta la nueva ola tardía y playera de los Barracudas («I’m only lonely»), sin olvidarse del pop más clásico (los Beatles de Help! suenan en más de un tema) ni del más punk («What did I do» es un himno al estilo de Undertones o Buzzcocks). También hay ciertos coqueteos con el rock de estadios al estilo Springsteen, como en «Eat me alive», una canción arrolladora que debería ser radiada en todo el mundo…si fuera la música lo único importante para las radios.

Se me escapan las referencias locales a Atlanta, y no acabo de aclararme con la historia personal (la pérdida de su padre y de varios amigos, una paliza recibida en un aparcamiento, cierta desilusión respecto a su ciudad natal…) de Jesse Smith, así que no me encuentro capacitado para entrar a fondo en el caldo de cultivo que le ha llevado a crear estas canciones. Lo único que sé, y también lo único que me importa, es que el rock de guitarras fresco, melódico, enérgico y pegadizo ha encontrado en Gentleman Jesse a su abanderado de este siglo, y en Leaving Atlanta una de sus cumbres más altas.

 

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