Grupo Salvaje (Los conciertos Sublimes) – El Sol (Madrid)

Grupo Salvaje han vuelto y aunque cuentan prácticamente con el mismo núcleo que en sus dos primeros discos, parecen otros. Su discurso ha cambiado y a pesar de conservar gran parte de sus influencias, se ha enriquecido con nuevas.
Ya venían avisando en el temático Aquí Hay Dragones (2006) en el que incluyeron un par de piezas en castellano y lo pudimos descubrir hace un par de años, en su concierto de Madrid y en FIB 2011, cuando nos desvelaron su nuevo rumbo.
Su esperado tercer trabajo ha visto la luz y nos ha devuelto un grupo que ha mudado de piel, como las serpientes, para que su música gane en matices. Así lo pudimos comprobar el pasado 16 de febrero en la Sala El Sol de Madrid cuando los cinco salvajes presentaban III (2013) convirtiéndose en septeto gracias a la ayuda de Ángel González (lap steel y guitarras) y una Laura París (fagot, percusión, trompeta), que aportaba empaque entre tanta testosterona.
Ellos venían a presentar su nuevas canciones y optaron por hacerlo «a las bravas». Durante cincuenta minutos, interpretaron su nuevo disco al completo, de la primera a la última. Arrancando con la solemne «De Hornos al Fin del Mundo», homenaje a Conrad, que a los pocos instantes volvió a recordarnos que hay pocas bandas en este país con un directo a su altura.

Un serio Ernesto González ejercía como maestro de ceremonias, sentado a lo Kurt Wagner, dando paso a «Regreso a Tsalal», una de las piezas más melódicas del álbum, que nos anticipó a la coreada «Tormento», ese hit bastardo concebido en Argentina por su guitarrista, Pepe Hernández.
El momento más emotivo de la noche llegó con la espléndida «Su Abismo», mi tema favorito de su nuevo disco. Una historia sobre el paso del tiempo y el fin de los días. Demoledora. Con «Leviatán» pudimos corroborar que la voz de González tiene el techo donde él decida, nunca ha cantado así, ni en su banda ni en Pribata Idaho.
El tono acústico de la velada quedó interrumpido por la psicodelia a lo Spiritualized de «Te has quedado para vestir Santos», para regresar a la calma con los 9 minutos de «Vigilia de Pentecontés» y sus desarrollos para quitar el hipo. La armónica fue prefacio de la oscura historia de «aDIÓS» para regresar a las guitarras en «VII» y la algo deslucida por problemas técnicos «Jonás de las manos sucias».  Con «Vals De Las Olas Contadas» se cerró el círculo, volviendo a donde habíamos partido. Momento en el que terminó el concierto.

Pero aún había más y pudimos disfrutar de dos piezas de su anterior disco, una bonita interpretación de «La hora de los ocultos» y una versión fronteriza de «Ni Dios, ni amo», que nos dejaron con un excelente sabor de boca y con la constatación de que Grupo Salvaje se encuentran cómodos en su nuevo papel y que en esta nueva senda emprendida, podrán seguir creciendo hasta donde se propongan.
 
 
 

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