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Kamasi Washington (Sala La Riviera) Madrid 24/03/25

Kamasi Washington llegaba a las dos citas de su gira española –inicialmente previstas para octubre de 2024 y reprogramadas por una lesión de espalda del músico– convertido en uno de los paradigmas del jazz contemporáneo, trono al que ha ascendido gracias a discos como The Epic (Brainfeeder, 15), Heaven & Earth (Young Turks, 18), y la que hasta ahora es su último álbum (y, de paso, motivo principal de su visita), el excelso Fearless Movement (Young, 24).

La segunda fecha había quedado fijada en la madrileña sala La Riviera, tras pasar el día antes por la Razzmatazz de Barcelona, inaugurándose con la anecdótica actuación de 15 15 como banda invitada. A continuación, un Washington enfundado en vistosa túnica roja y negra tomó el escenario al mismo tiempo que esa generosísima banda de la que se rodea, agradeciendo de manera previa la asistencia y luciendo comunicativo y de excelente humor, cualidades que conservaría toda la velada. La música del autor resulta misteriosa, retorcida, inquieta y plural, disparada en diferentes direcciones y tonalidades, además de capaz de abarcar desde una lograda complejidad (fruto de la búsqueda incasable del siguiente paso) hasta una manifestación sensiblemente más accesible, de formas casi pop.

Cualidades que, sobre el escenario, quedaron potenciadas a conciencia por una troupe que resonó impecable. Jazz vanguardista y de avant-garde al que se suman pinceladas de soul, world music, electrónica o funk, enriqueciendo un producto que, como es lógico, tiene en esa posición de Kamasi Washington como (excepcional) saxofonista el punto de apoyo común y su principal motivo. De este modo, el sólido ensamblaje de los elementos –ya sean humanos o estilísticos– es una de las virtudes evidentes del asunto, hasta conformar el que viene siendo el nada sencillo libro de estilo del músico, compositor y productor.

De hecho, el californiano tiende a evitar (o, cuando menos, no lo reclama con insistencia) el foco principal, cediendo evidente espacio para el lucimiento de cada uno de sus músicos (entre los que se encuentran su padre Rickey Washington, el teclista Brandon Coleman, la cantante Patrice Quinn –y pareja de Kamasai–, el batería Tony Austin o el DJ Battlecat), a los que además presenta una y otra vez y observa con admiración cuando toman el control. Piezas como “Lesanu”, “Asha The First”, “Road To Self (KO)”, “The Magnificent 7”, “Lines In The Sand” o “Together” lucen amplificadas al contacto con las tablas.

Kamasi Washington paseó su propuesta a orillas de un crecido Manzanares durante casi dos horas. Una generosa actuación manejada entre clasicismo y modernidad, entre pasado y futuro y que, quizá no fuera capaz de mantener una intensidad inmutable de principio a fin, pero de la que el norteamericano salió triunfador tras hipnotizar (de manera intermitente) a aquel público curioso que, tras responder ante las atípicas maneras de hacer música de Washington, estuvo cerca de completar todo el aforo de la sala.

 

Foto Kamasi Washington: Raúl Julián

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