Libro: Underground Babilonia de Ivar Muñoz-Rojas (La Felguera)

“Algunos ganan dinero, otros hacen historia”. Esta es una de las máximas del famoso Tony Wilson, el fundador del sonido Manchester gracias al arrojo de cuatro irreverentes que fundaron el sello Factory, y el mítico club The Haçienda en donde se pinchaba a los grupos del sello, pero también mucho house que venía de Detroit. Malos tiempos pasaba Inglaterra ya que el azote de Margaret Thatcher, y el famoso “lunes negro” de la caída de los indices bursátiles atenazaba a la juventud inglesa que veía desplomarse sus ideales en un pozo sin fondo, y más negro que la boca de un lobo. El verano del amor y el famoso símbolo del smilley promovía reconvertir el rencor en positividad, y dejar rastro hedonista en la pista de baile. Claude Bessy (1945-1999) estuvo allí viviéndolo en primera persona (allá por 1882), y su perspicaz sentido de la irreverencia no pasó inadvertido. Sus videoproyecciones en la discoteca mezclaba imágenes de la generación beat junto a fotogramas extraídos de antiguas películas o anuncios en VHS que mostraban ese empeño por incomodar, y hacer del arte un acto irreverente.

Si empiezo esta reseña con este episodio mancuniano de Claude es porque, mientras leía con autentico placer este maravilloso libro titulado El Sorprendente Viaje De Philly y Claude (Editorial La Felguera, 2019) escrito por Ivar Muñoz-Rojas, creo que el axioma del inicio por boca de Wilson es aplicable a la corta, pero intensa vida de este francés afincado en Santa Mónica (Los Angeles), y que conoció a una mujer, Philomena Winstanley en el restaurante en donde trabajaba. Las miradas de Philly y Claude se cruzaron, y desde ese momento fueron inseparables y dejaron un legado fundamental que este libro pretende recuperar para que no se pierda entre los pies de página de las crónicas del momento.

Este sorprendente y azaroso viaje comienza en Barcelona, después de una laboriosa búsqueda por las redes sociales para encontrar el paradero de Philly, que se hallaba, al fín, en Sucre, la capital boliviana. La artista inglesa había vivido en la Ciudad Condal durante muchos años junto a Claude (allí es donde falleció, y en donde también aportó su granito de arena a la escena underground junto al mítico sello G3G), y tras su deceso quiso poner tierra de por medio y deambular como alma errante que siempre fue. Dejó en buen recaudo una caja verde repleta de material fotográfico que sin duda alguna debía salir a la luz. Servando Rocha (editor de La Felguera, y excelente escritor) pidió a Marta, amiga suya, esa caja de fotos para poder dar visibilidad este fascinante tapiz iconográfico sobre la escena underground que emergió de entre las cloacas de Los Angeles. El punk angelino nacía, y la cámara de Philly lo retrataba en unas instantáneas en blanco y negro de trazo urgente, espontáneo, y vital.

“Esta publicación surge de la curiosidad y la esperanza. De la curiosidad que sentimos por lo que parece el posible renacimiento de una música verdadera e indomable […]”. Así de rotundo se mostraba Claude Bessy (firmando como Kickboy Face) en la editorial del primer número del fanzine Slash. Esta publicación consiguió a base de perseverancia por parte de nuestros dos protagonistas, y junto al diseñador Steve Samiof y su novia fotógrafa Melanie Nissen, crear un escenario que unificara a todas esas bandas punkeras que iban saliendo. Un altavoz ideal para una insurgencia juvenil que se veía retratada en la ponzoña contestataria de Sex Pistols o The Dammed. Aunque en Los Angeles, como relata el autor del libro, había una infraestructura de salas nada establecida para bandas pequeñas, y la industria del disco no estaba para tanto azote crítico, alrededor de Slash llegó a cristalizarse una escena musical brillante. Ruido, actitud iconoclasta, rebeldía ante el hipismo establecido, cooperativismo, y el do it yourself como santo y seña, serían algunos de los puntos de fuga de esta escena plasmados en este libro en un crisol de testimonios de la época, aunque el testimonio de Winstanley sea el eje de unión de todos ellos.

Claude Bessy y Philly Winstanley fueron una pareja que vivieron su amor por el arte con intensidad, y en el caso del primero, llegando a rebasarse con el alcohol y las drogas. Compartieron su afición por la música y el arte como motor de transgresión, y en este libro queda para la posteridad todo este legado itinerante. Bandas como X, Germs, The Bags, The Screamers, Black Flag, o Nervous Gender pusieron patas arriba una escena musical ramplona, mientras Philly los capturaba en concierto, o en entrevistas en casa de los dos. Todo ese caudal expresivo muestra que la música en algún momento fue un acto terrorista, un grito de rebeldía para dinamitar el rock & roll que por aquel momento sonaba en las FM californianas y que olía a rancio (de Fleetwood Mac a 10cc). Philly vive en la actualidad en la montaña junto a sus gatos. Gracias por tanto.

Puedes comprar

Underground Babilonia: El Sorprendente Viaje De Philly y Claude (Ivar Muñoz-Rojas) en la web de La Felguera.

VIDA EN LAS CLOACAS DE LOS ANGELES: UNA INSTANTÁNEA

 

 

 

 

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